Diez años de soledad
Este 25 de octubre de 2007, Diego Armando Maradona cumplió 10 años de vida fuera del fútbol profesional. Una década de luto para los maradonianos que aquel día dejaron de gozar de la magia que producía su ídolo con la albiceleste o la azul y oro. Una década de sufrimiento para el ‘Diez’ desde que se alejó del único amor al que permaneció fiel: el balón.
Diego Armando Maradona (Lanús, Buenos Aires, Argentina, 30 de octubre de 1960) debutó en Argentinos Juniors el 20 de octubre de 1976 en un partido frente a Talleres de Córdoba por el campeonato argentino de Primera División…
Es muy probable que durante estos días conmemorativos en que típicamente se desata la fiebre maradoniana, un buen porcentaje de los miles de artículos que se escriban sobre los 10 años de Maradona fuera del fútbol comience así. Es casi dogmático revisar la carrera del 'Diez': su paso por el equipo de La Paternal, su traspaso a Boca Juniors, el salto europeo hacia el Barcelona, la frustración de España ’82, su éxito en el Napoli, su gloria en México ’86, su llanto en Italia ’90, la efedrina en Estados Unidos '94, etcétera más. Quizá alguien se anime a agregar un dato curioso -como que de joven protagonizó un spot televisivo en el que prevenía a la niñez sobre el consumo de drogas- o tal vez alguien que quiera marcar la diferencia hable sobre su disputas con Pelé, con Daniel Passarella, con Ramón Díaz., con Guillermo Cóppola -su representante- y muchos sempiternos adversarios más. Es cierto: la vida del ‘Pelusa’ ofrece demasiado de qué hablar, como suele ocurrir con la de aquellos astros marcados desde el comienzo de sus carreras para brillar.
Tal vez solo a algunos se les ocurra hablar sobre su último partido. Claro, ofrecerán datos. Dirán que fue el 25 octubre del 1997, en un 'Superclásico' ante River Plate y que Diego solo jugó 45 minutos. ¿Cuarenta y cinco minutos? ¿Diego Armando Maradona solo jugó 45 minutos en un partido ante River?. Sí, el mismo Diego que fue la figura en 1981 cuando los xeneizes aplastaron a River por 3-0 -con un inolvidable regate con el sello maradoniano sobre el 'Pato' Fillol-, esa vez jugó quizá su peor encuentro a lo largo de su carrera y hasta El Gráfico argentino lo calificó con un '3'. 
A él, que ostenta el récord de portadas de esa revista, le puso un implacable '3'. Seguramente al reconocido cronista Alfredo Alegre le habrá temblado la mano al escribir el número. Pero son gajes del periodismo reconocer que hay veces en que hasta el mismo Diego pudo jugar mal, como aquella tarde, cuando casi ya no entrenaba pero igual tuvo un lugar en la cancha -junto a Nolberto Solano- y dejó su lugar para el segundo tiempo a alguien que luego también se metería en el corazón xeneize: un jovencísimo Juan Román Riquelme.
Entonces, ya con todos esos datos encima, seguramente terminará el artículo. ¿Pero alguien hablará sobre la emoción al verlo dar esos pasos cortitos antes de dejar en el suelo a sus rivales y encarar directo al gol? ¿O acerca de aquel genial tanto de tiro libre ante la Juventus que el mismo Diego bautizó como ‘el gol imposible’? ¿De aquel espectacular sombrerito anotado ante la Estrella Roja jugando por el Barcelona? Un amante del fútbol no puede ser considerado tal si no ha visto por lo menos, en vivo o en DVD, al ‘Pelusa’ apilando adversarios ingleses para dejar regado a Peter Shilton y concretar el hasta el momento considerado mejor gol de los mundiales, gritado incluso por la BBC británica. "And that's why Maradona is the greatest player in the world", perennizaría sumiso el narrador. Sin embargo, que el recuerdo de un Maradona gordo en su despedida en el 2000 sea el primero y único que tienes de Diego parado en una cancha significa dos cosas diferentes: 1) No eres mayor de edad. 2) Tu opinión no será tomada en cuenta en un mundo dividido en dos bandos: Pelé y Maradona.
Desde la aparición de Diego en 1976, Pelé vio por primera vez como su trono -forjado sobre la base de su derecha endemoniada- comenzaba a verse amenazado por un gordito de 1.66 mts. Desde ese momento y según se iba desarrollando la carrera del ‘Pelusa’, el mundo futbolero se separó en dos grupos casi irreconciliables: los maradonianos y los seguidores de Edson Arantes Do Nascimento. Hasta se llegó a crear una frase universal para esta disputa: “La gente que prefiere a Maradona nunca vio jugar a Pelé”. Quizá mucho de cierto, pero actualmente es probable que ese ensayo de máxima haya encontrado un obstáculo casi insuperable.
De acuerdo con esa afirmación, ¿dónde encajan los que nunca tuvieron el gusto de ver ni al brasileño ni al argentino? Los que para contentarse con una idea de lo que fueron los dos reyes del futbol tuvieron que ilusionarse con Ronaldinho hasta que su magia comenzó a ser inversamente proporcional a la cantidad de comerciales y compromisos extrafutbolísticos. Los que nunca pudieron ver ni a Pelé sombreando a medio equipo sueco antes de poner el 5-2 definitivo en aquella lejana final de 1958, ni a Diego siendo dos veces más vivo que los belgas para pegarles en el momento exacto y meterse en la final de 1986.
La tendencia de esta nueva generación futbolera quizá sea más albiceleste que verdeamarelha. Esto se debe a que, fuera de la superior influencia que generan los padres sobre la de los abuelos -a favor de Maradona y Pelé, respectivamente-, la televisión, principal pensadora por los jóvenes de hoy, como el que suscribe estas líneas, ciertamente te muestra más imágenes del argentino que del brasileño. Entonces, todos estos factores hacen que el nombre de ‘O Rei’ se vaya relegando a segundo plano mientras el ‘Pibe de Oro’ adquiere más protagonismo día a día.
Pero los tiempos van cambiando. El mundo y esta nueva generación urgen de un héroe futbolero. Y aunque solo tenga 20 años, todas las miradas giran hacia un tal Lionel al que le dicen ‘La Pulga’ y viste la azulgrana y albiceleste como algún día lo hizo Maradona. A ver si dentro de un par de décadas el doble trono logra hacer espacio para un nuevo integrante.
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Queria verte de nuevo
sobre el rectangulo verde
donde mueren las palabras,
y tu zurda le habla a la gente.
Mira que pasion Pelusa,
amaga siempre tu duende...
haciendo flotar la bocha
enamorada a empeine.
La popular, la fiel, la más sufrida,
no aguanta más
y revienta de alegrÃa,
se rie Dios, hay fiesta en la Bombonera...
Marado, Marado, Marado, Marado...
hasta el pueblo sueña y vuela.
Queria verte de nuevo
entre los once del barrio,
hacerle un corte de mangas
a la mufa y los presagios,
dale Pelusa dejame
soñar por un rato largo
a ser el pibe que grita
tu gol contra el alambrado...
La popular, la fiel, la más sufrida,
no aguanta más
y revienta de alegrÃa,
se rie Dios, hay fiesta en la Bombonera...
Marado, Marado, Marado, Marado...
canta, vuela, vibra, quiere bailar
sueña, rie y vuela, sale el pueblo,
canta y sueña
Marado, Marado, Marado, Marado...