Clásicos de la vida
Los clásicos no se acabaron el pasado miércoles. En Italia, Milan no dejó que el Inter diera la vuelta en su cara y lo venció 2-1 con tantos de Inzaghi y Kaká -descontó Cruz-. Y en Argentina, Boca Juniors rompió una mala racha de casi tres años y venció a River Plate por 1-0 en la 'Bombonera', con tanto de Sebastián Battaglia. Frankie, el personaje que respira fútbol, aprovechó la circunstancia para hacer un tour y contar sus peripecias por esos lares a su estilo.
Fotos: inter.it, ole.com.ar
De: “Frankie” <
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Para: “Todo el mundo” <
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Enviado: Domingo, 4 de mayo, 2008 23:21:30
Asunto: Clásicos de la Vida
Estimados,
Sorry por la demora, pero acá va mi historia. Espero que no sea muy tarde para que la puedan postear a tiempo. He tomado prestada la PC de mi amigo Santino Scaramella por un rato para contarles lo de hoy. Todo empezó muy temprano: exactamente a las 11 am, nos reunimos con Santino y unos amigos para calentar “motores” con un clásico de lujo: el Inter de (“los argentinos”, como diría el nada chauvinista Quique Wolff) Milán vs el AC Milan de Kaká y compañía en un duelo de polendas. El Inter, a tiro de ser campeón, podía consagrarse nada más y nada menos que frente a su eterno rival del barrio; por otro lado, el Milan tenía la urgencia de sacar los tres puntos para colocarse en zona Champions.
Obviamente
todos acá hinchaban por el Inter y yo era el único que -silenciosamente- iba
por los rossoneri. Después de sendas
medialunas, goles de Kaká, el Pippo y
Julito Cruz se me ocurrió comentar lo siguiente: “Qué tal bulla que hacen los tifosi italianos, ¿no?” Lo que ocurrió
después fue nada más y nada menos que la reacción natural de cuatro argentinos
(todos con apellido de procedencia claramente italiana) y encima hinchas de
Boca ante un peruano desubicado en el barrio de Recoleta en pleno corazón de
Buenos Aires. Santino y sus amigos empezaron a saltar y corear cánticos de Boca
para hacerme acordar justamente para qué había canjeado mis millas Lan: para
dentro de unas cuatro horas ver lo que la BBC catalogó como el mayor espectáculo deportivo
del mundo (por encima de la
Copa Mundial, la
Fórmula 1, el Superbowl y las Finales de la NBA).
Una vez me dijeron que el día que viniera a un Boca-River en la Bombonera iba a cambiar mi vida. En ese momento creí que exageraban. Después de lo vivido hoy, he empezado a entender muchas cosas y a dejar de entender muchas otras.
Cuando
Boca y River juegan, Buenos Aires se paraliza. Se paraliza tanto que se ve poca
gente en la calle. Nosotros fuimos a la Bombonera en el carro de Santino y mientras más
nos acercábamos al barrio de la
Boca, imágenes de 15 años viendo estos partidos por cable se
me empezaron a venir a la cabeza y a hacerse realidad ante mis ojos: el bus de
hinchas con 200 personas adentro (cuando la capacidad es para 40), los
vendedores de choripanes, la fiesta de la hinchada afuera del estadio. El
hincha argentino de fútbol no va a la cancha a ver a su equipo; va a al templo a
rendirle culto al equipo de sus amores. El mejor momento de todos es cuando
entras al estadio y empiezas a correr desquiciadamente por los pasillos y las
escaleras (aún estás lejos pero ya escuchas claramente cómo miles de gargantas
cantan "ganá la Copa, la puta que te parió, ganá
la Copa, la puta
que te parió" dedicado a los hinchas de River) para poder ver lo
que tanto anhelabas: el verde pasto y el ambiente de fiesta de la Bombonera, para
finalmente llegar y encontrarte con el rugido ensordecedor de la hinchada de
Boca coreando entre otras cosas “Riqueeelme,
Riqueeelme”. Es un momento conmovedor. Lo más curioso de todo es que
llegamos dos horas antes del partido. Cuando el equipo sale a la cancha ya
estamos hablando de un movimiento telúrico de por lo menos cuatro grados.
Y es que como sabiamente leía hace unos años una publicidad de Nike entre la popular y los palcos: “La Bombonera no tiembla. Late”. No fue el mejor superclásico de la historia ni mucho menos -el gol de Battaglia y paramos de contar-, pero cuando la experiencia es así de extraordinaria, el resultado es lo de menos.
Regresando a Recoleta con mis amigos xeneizes entendí, entre otras cosas, por qué Argentina e Italia son dos de los países donde mejor se vive el fútbol. Creo que es un tema de sangre. Un amigo mío tiene una teoría: según él, en Europa se vive más el fútbol que en Sudamérica. No lo sé. Quizá el miércoles por la noche pueda contarles un poco más.
Los dejo, que tengo que hacer mis maletas. En un par de horas me voy a Ezeiza rumbo a Barcelona.
Un fuerte abrazo,
Frankie
