Foto: beijing2008.cn

La Argentina del 'Checho' Batista dio la hora en Beijing. Con mucha inteligencia estratégica y sin aires de superioridad de por medio, se deshizo de una Nigeria impetuosa pero cándida en el momento de la verdad. Un golazo de Ángel di María selló el bicampeonato albiceleste en la justa olímpica, y regaló una medalla de oro que en el Río de la Plata se vive con sabor especial al haberla recibido mientras al lado Brasil, el archirrival de esta parte del planeta, debía conformarse con el bronce.

Fotos: beijing2008.cn

Hacia la medianoche limeña, Beijing ardió y no precisamente en un pebetero. El campo del estadio Nacional fue un horno (32º, según la temperatura oficial) y algo de ello se notó en el campo, donde argentinos y nigerianos se extenuaron más de la cuenta. Y aunque ello haya podido restar brillo a la final del fútbol olímpico, no necesariamente le quitó una emoción que se mantuvo hasta el pitazo final del húngaro Viktor Kassai.


TIEMPO PRUDENCIAL

Por potencia y físico, los nigerianos tenían algunas ventajas en la final, pero sucumbieron ante el linaje argentino (Foto: beijing2008.cn)Con el de hoy, Argentina sumó cinco de seis partidos definidos a su favor en las segundas partes de los partidos de este certamen olímpico (solo a Serbia le empezó a ganar desde el saque). ¿Alguna fórmula del 'Checho' Batista? Al menos, contra los nigerianos eso significó una virtud: humildad para construir un triunfo. La albiceleste quizá haya sido favorita para muchos antes de salir al campo; pero ya en él, no lo fue, o al menos no se comportó como tal. Labró el triunfo con paciencia, soportando el grueso contingente ofensivo nigeriano y matando el juego de contragolpe.

 
¿INOCENCIA O CANDIDEZ?

Lo de los africanos no puede calificarse de inexperiencia a estas alturas. Ya en la semifinal ante Bélgica había quedado clara la potencia de Nigeria, pero también su incapacidad para explotar al máximo su potencial y aprovechar todas las ocasiones a favor. Y si ese día perdió la oportunidad de endilgar una goleada histórica, esta vez el oro se le fue el oro en el ímpetu de Okoronkwo, en las correrías veloces pero improductivas de Odemwingie, en los remates que se quedaron en promesa -haciendo honor a su nombre- de Promise Isaac, como el que se perdió solito ante Romero a los 34'.
 

Messi estuvo en una gran jornada y sostuvo un duelo personal con el nigeriano Okonkwo (Foto: beijing2008.cn)

COSAS QUE PESAN

La experiencia de la columna vertebral argentina (Mascherano-Gago-Riquelme-Messi-Agûero) hizo la diferencia no solo en esta compleja final, sino en toda la Olimpiada. Ninguno de sus rivales, ni el mismo Brasil, sumó tanto bagaje de mediocampo hacia delante. Òptimo para medir el timing y pisar el acelerador solo al final de la primera mitad, conservando resto físico. 'Lio' pisó el acelerador y explotó su banda, y el 'Kun' tocó por primera vez la puerta de Vanzekin.


MARÍA EL DEL BARRIO

No obstante, el gol llegaría en los pies del menos afamado del sistema ofensivo de Batista. Ángel di María, el rosarino de 20 años de edad que juega en el Benfica, definió maravillosamente -un globito por encima de Vanzekin, a la salida de este- un pase largo de Messi para decretar el único tanto. Justo premio para una de las revelaciones de estos Juegos gracias a su intenso trajín en el mediocampo, que no pudo terminar el lance al caer abatido por el calor a poco del final.

 
Estupenda definición de Di María por encima de Vanzekin para decretar el único tanto del cotejo (Foto: beijing2008.cn)FACTOR ROMERO

La otra carta bajo la manga de Batista estuvo en el arco. Al meta Sergio Romero, del AZ Alkmaar holandés, no le quedó grande el puesto de Oscar Ustari, lesionado en cuartos de final ante Holanda. En esta final volvió a ser garantía: le sacó un difícil remate a Obinna en la primera fracción y sobre el final, cuando Nigeria se fue al frente con más empeño que orden, transmitió liderazgo y voz de mando. Como los viejos arqueros argentinos, de esos que no mandan desde el fondo desde la época de Fillol.


LA REVANCHA (I)

Así, con linaje y sin soberbia, Argentina ganó el bicampeonato olímpico y se cobró una revancha pendiente desde hacía 12 años. Y a diferencia de aquel cotejo de Atlanta 1996, como está dicho, esta vez Argentina fue superior sin presuponerse como tal. Eso, por cierto, no pasa por tirar bien o no una trampa del offside -un tema operativo-, sino por respetar rivales -una premisa casi teórica-. Batista, un hombre que debió ganarle batallas a la vida y en Argentinos Juniors aprendió lo que es la actitud modesta de un equipo chico, algo tiene que ver con este libreto.

 
Argentina celebra su medalla en el estadio Nacional de Beijing (Foto: beijing2008.cn)LA REVANCHA (II)

Por supuesto, el festejo argentino fue especialmente dulce cuando en la entrega de medallas quedó a la vera el archirrival Brasil recibiendo la de bronce, con Ronaldinho sin poder ocultar la sonrisa aun en esa hora difícil. Tres a cero evoca a la final de la última Copa América, por ejemplo.


RÉCORD

Y si de números se trata, este equipo argentino ha ganado 12 partidos sobre 12 disputados en las últimas dos Olimpiadas. Sumando ambas ediciones, ha anotado 28 goles y le han convertido solo dos. En estas categorías, en las que trabaja mejor que casi todos y no vive buscando un nuevo Maradona, nadie le hace sombra. Quizá la respuesta a sus ansias en selección absoluta esté en su propia casa.

Comentarios ( 1)add
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escrito por Alejandro Garcia , August 23, 2008
Muy bueno, viva por los gauchos
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