Una fiesta, un sinsabor y un futuro
La derrota en Barranquilla no despertó a los orangutanes de siempre -con perdón de los orangutanes-; no a todos, por lo menos. Se ha afrontado con mesura pese a que la actuación fue discreta: el triunfo contra Ecuador fue, más que un balón de oxígeno, un colchón.
Seguimos con chances; con muchas más chances de las que se preveían en octubre, tras la terrible actuación en el Defensores del Chaco. Contra Chile vencimos a un rival superior y contra Ecuador dimos un giro a la historia de esta rivalidad; superamos una bisagra, porque en los tres procesos anteriores, a estas alturas, ya estábamos muertos. Hoy estamos vivos y no solo matemáticamente. Pero, como siempre defendemos en DeChalaca.com, en el análisis de una Eliminatoria nunca podemos prescindir del factor numérico.
La fecha doble ha dejado casi selladas dos clasificaciones (Argentina y Colombia) y dos eliminaciones (Bolivia y Paraguay); hasta allí, no hubo mayor novedad. Chile ha cosechado unidades claves y se ha recuperado: su clasificación parece inminente. Ecuador se ha caído un poco, pero tiene margen de error: quizás el fixture lo obligue a ajustar (visita a Colombia y a Bolivia, recibe a Uruguay y cierra en Santiago contra Chile), pero prever una debacle sería demasiado arriesgado.
Todo sugiere que esos cuatro serán los clasificados directos a Brasil 2014. Esa, en todo caso, no es la pelea de Perú.
¿Nos convino lo de Puerto Ordaz?
Parece que el panorama es parecido al que vislumbramos en marzo, tras vencer a Chile: el repechaje lo pelearemos contra Uruguay y Venezuela. Se ha consolidado esa premisa.
Algunos han celebrado la victoria de Uruguay en Puerto Ordaz porque los números se han ordenado de manera beneficiosa para Perú: si ganamos la próxima fecha a los ‘charrúas’ y Venezuela cae en Santiago (resultado que entra en la lógica), nuestra selección tomará el quinto puesto: llegaría al duelo decisivo en Puerto Ordaz con un punto de ventaja sobre sus dos rivales directos.
Pero algunas esperanzas vienen con truco y esta no es la excepción. Porque es peligrosísimo que Uruguay haya revivido. En primer lugar, porque es nuestro próximo rival; rival que, además, llegará con más partidos encima dada su participación en una Copa Confederaciones que podría afianzar su repunte. En segundo lugar, porque, si bien tiene el fixture más complicado, Uruguay cuenta, en fútbol, con una dimensión histórica mayor que nosotros y que los llaneros; sabe pelear finales y sus tres últimos encuentros (local contra Colombia, visitante contra Ecuador, local contra Argentina) los afrontará con un cuchillo entre los dientes y ante equipos que probablemente ya hayan sellado, por entonces, su clasificación.
El escenario idóneo hubiera sido el inverso al que se dio con Venezuela: que perdiera en La Paz y que empatara en casa con Uruguay. Con esto, habría contenido a los ‘charrúas’ y Perú (luego de un triunfo hipotético sobre Uruguay) podría haber manejado la opción del empate en el Cachamay (esto porque, al margen de lo que ocurra en la penúltima jornada, Venezuela descansará en la fecha final, en la que Perú será local contra Bolivia).
¿Qué queremos decir con esto? En resumen, que si vencemos a Uruguay en Lima y empatamos en Puerto Ordaz, es muy probable que nos alcance para quedar arriba de Venezuela en la tabla. Pero los charrúas se han vuelto el tercero en discordia: vencerlos en Lima es indispensable para seguir pensando en el mundial, pero aun lográndolo no podemos pestañear. Si antes manejábamos el escenario del empate en Puerto Ordaz, hoy solo podemos aspirar a la victoria.
Y cuando hablamos de no pestañear, no hablamos solo de jugadores y técnico. Si bien no queremos anticipar delirios de persecución, es indudable que el morbo del Maracanazo mueve intereses. En otras palabras: muchos van a lamentar si Uruguay no clasifica. La FPF tiene que ver cómo resuelve su falta de peso dirigencial; tiene que resolverlo ya.
Las dos fechas de septiembre definirán seguramente nuestro destino, pues en las de octubre los resultados se advierten más lógicos. No pecamos de pesimistas ni de triunfalistas, respectivamente, si presupuestamos una derrota en Buenos Aires y una victoria en Lima sobre Bolivia. Serían resultados coherentes al presente y a la historia.
Contra Uruguay, debemos sostener la fortaleza que hemos alcanzado en casa. Contra Venezuela, revertir los nefastos números que nos persiguen a domicilio. Es complicadísimo, pero dependemos de nosotros mismos. Y, hoy más que nunca, ese cliché vale oro.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Fotos: Miguel Koo y Paul Arrese, enviado especial a Barranquilla / DeChalaca.com, AP, EFE
escrito por Carlos , June 12, 2013
escrito por Piero , June 12, 2013
escrito por mencheli , June 12, 2013
escrito por Sentido Común , June 12, 2013
escrito por Charle zlatan , June 13, 2013
escrito por carlos , June 13, 2013
escrito por Alfredo , June 13, 2013
escrito por carlos , June 13, 2013
Lo de Venezuela ya es otra historia, claramente Markarián tiene problemas al plantear los partidos de visita. Ya van 6 y el único bien planteado fue en La Paz, en donde no ganamos por falta de eficacia (llámese jerarquÃa en este caso particular) frente al arco. Veo muy difÃcil sacar un triunfo de allá, un punto es más factible.
Prediciendo que nosotros sacaremos 7 puntos de los 12 que quedan por jugar (atención, a Argentina siempre le hacemos partidos casi excelentes asà que no hay que descartar un empate allá, por más utópico que suene), quedarÃamos con 21. Para mi que Venezuela se va a llevar tan solo 4 (derrota ante Chile, empate con nosotros y triunfo frente a Paraguay) para quedar en 20 puntos. Finalmente, asumiendo que Uruguay pierde en Lima, yo creo que a Colombia le gana para después perder en Quito y ganarle a Argentina, con lo que harÃa 22 puntos y nos dejarÃa fuera del repechaje.
Me parece que esta va a ser la lamentable conclusión de las Eliminatorias. Dudo mucho que Argentina le haga un buen partido a Uruguay ya que siempre hay esa ayudita como en el 2002 y en el 2006.
Antes del comienzo de las Eliminatorias, yo calculé que en casa tenÃamos que ganar 6 partidos sà o sà y perder como máximo uno solo. Ese cálculo se basó en que perdÃamos con Argentina y empatábamos con Uruguay. Sin embargo, la derrota con Colombia nos ha perjudicado inmensamente y seguimos arrastrando ese peso. La clave también era sacar aunque sea cuatro puntos de visita, algo que no se ha podido hasta el momento.
En suma, creo que todos estaremos de acuerdo si, al final de las Eliminatorias, vemos que la clasificación la perdimos cuando no sacamos ni un punto de los partidos frente a Colombia en Lima y Paraguay en Asunción, de donde hubiéramos podido sacar aunque sea 4 puntos.
Ojalá esté equivocado pero creo que la historia y la garra charrúa no van a dejar que el Mundial de Brasil se quede sin el cuco más grande de la historia de los Mundiales.