la llegada de Tite a la selección brasileña le ha devuelto la sonrisa. El pentacampeón del mundo no solo cuenta con Neymar, pues a partir de una apuesta más prolija y adecuada a sus mejores futbolistas, ha sumado un colectivo a favor del jugador de Barcelona.
Jair Villanueva | @Jair_Villanueva
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Brasil no solo había perdido la sonrisa con Dunga, la alegría de su juego y el espacio para la inspiración de sus futbolistas; también perdió el nivel. No porque el extécnico del scratch carezca de nivel para estar al mando del pentcampeón del mundo, sino recordemos al equipo campeón de la Copa Confederaciones 2009 y que cayó por fatídicos errores ante Holanda en cuartos de Sudáfrica 2010. Brasil perdió el rumbo porque en un fútbol más parejo, sus nombres por sí mismos no sacaron ventajas.

Otro aspecto por el cual Dunga no se acomodó a Brasil, fue que su principal figura era el sacrificado y no privilegiado por una propuesta. Antes, con pros y contras, los cracks brasileños gozaban de libertad para desarrollar su juego: la jerarquía de los Ronaldo, Ronaldinho, Rivaldo, Roberto Carlos, Cafú, Denilson, Bebeto, Romario, Raí, entre otros inolvidables futbolistas, inclinó la balanza para Brasil en varias ocasiones. En la edición de Dunga, sin embargo, Neymar tuvo que ser el eslabón perdido de un equipo construido desde los límites impuestos por el técnico campeón del mundo en 1994.

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El proceso de Dunga no lo enterraron los resultados. El fútbol poco ambicioso de su selección era motivo para que cualquier marcador sea excusa, no razón, para que la CBF tenga menos paciencia con el técnico. Por ello, la eliminación de la Copa América -única en la historia de Brasil desde que se juega con fase de grupos- fue simplemente la gota que rebalsó el pequeño vaso de Dunga. Además, la siempre postpuesta llegada de Tite era pedida desde antes. Fue, pues, un cambio que se vio venir.

Brasil ha recuperado su mejor forma con Tite. (Foto: AFP) 

Entre Dunga y Tite el cambio pudo ser drástico, incluso el segundo corría el riesgo de pagar derecho de piso en una selección que primero tenía que reconstruir. Allí podía írsele parte de su crédito en las Eliminatorias. Pero para beneficio de Tite y Brasil, entre ambos estuvieron los Juegos Olímpicos y una medalla de oro histórica que definió a Neymar como el gran líder del equipo. Además de Neymar, el certamen proyectó a un '9' adecuado a la escuela brasileña: Gabriel Jesus.

La frescura y contundencia de Gabriel Jesús más el liderazgo de Neymar, y la suma de jugadores como Paulinho en el mediocampo, trajeron de regreso una propuesta agresiva y sociedades constantes. Brasil volvió a jogar bonito porque, principalmente, Tite formó un plantel con carisma entre sí. No hizo milagros en cuatro fechas de Eliminatorias que ganó Brasil consecutivamente, pero sí tuvo la muñeca necesaria para tocar las cuerdas necesarias.

Brasil vuelve a asustar en Sudamérica. Tiene a Neymar en un nivel excepcional en Barcelona; mantiene un nivel alto y regular en el elenco blaugrana. Pero al lado del '10', Coutinho, Paulinho, Renato Augusto y Willian se han asociado de manera eficiente para darle velocidad y algo más de inspiración al equipo de Tite. Al scratch le espera Argentina y Perú. El clásico sudamericano tiene a un favorito claro y ese es el pentcampeón del mundo que, a comparación del bicampeón mundial, se levantó mejor del trauma de la Copa América, como un grande debe hacerlo.

Foto: AFP


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