Mal reloj, peor pulso
Otro de los graves problemas estructurales que nadie analiza: las desordenadas programaciones de partidos en Primera y en los torneos de ascenso. Ahora le toca a la fecha 38 del Descentralizado, que tendrá un cruce entre dos de los partidos más atractivos.
Después del terrible partido en Asunción, el Descentralizado regresa con una pésimamente programada fecha 38. El Alianza-León ha sido asignado al sábado a las 13:30, horario incomodísimo para Lima, cuando bien pudo emplearse el domingo a las seis de la tarde, o el viernes o lunes por la noche. Para colmo, la misma fecha 38 tiene un cruce entre dos de los partidos más atractivos de la fecha: Universitario-Cienciano y Vallejo-Aurich; la televisión, puesta en esa disyuntiva, tiene que apelar al nivel de audiencia, y por eso el choque de Trujillo no será transmitido.
La fecha anterior, la 37, ya había sido dividida en dos, en vez de disputarse íntegramente el fin de semana del 7 de octubre, o, en su defecto, de jugarse por completo el miércoles 7 de noviembre (fecha en la cual los partidos restantes fueron reprogramados); la cereza es el Comercio-Aurich, que ahora se re-adelantará al miércoles 24. Con ello, hasta el 7 de noviembre por lo menos (pues, para remate, la CJ-FPF sigue sin dar el fallo u ordenar la reprogramación del Inti Gas-San Martín), no podremos leer una tabla de posiciones en la que todos los equipos aparezcan con igual cantidad de encuentros disputados. En suma, más desorden y más dificultades para el hincha.
No es que la televisión imponga los horarios: sugiere, pero son los equipos los que finalmente definen cuándo juegan (es absurdo pensar que la televisión haya promovido el cruce Universitario-Cienciano y Vallejo-Aurich, ya que comercialmente no le conviene no transmitir uno de los partidos más importantes de la fecha). Lo demuestra el hecho que las malas programaciones se trasladan a otros universos, como la Copa Perú, que no es televisada por ningún canal. Sin embargo, el martes 16, el repechaje UTC-Sport Alto Mayo fue inicialmente pauteado a las 15:30, cuando la selección peruana jugaba en Asunción a las 17:00; luego, el desempate se reprogramó para las 15:00, pero, en caso de haber tenido que jugar suplementarios y penales, se hubiera prolongado hasta media hora después del inicio del choque en el Defensores del Chaco: un despropósito que ahuyenta al aficionado de los estadios.
Los horarios pre-establecidos son fundamentales para que el aficionado se adapte: Sporting Cristal, por ejemplo, ha retomado el horario de los domingos a las 11:30 de la mañana y sus recaudaciones son bastante buenas, pues apela a la tradición y permite a sus hinchas organizar su agenda en función de su equipo. Caso contrario es Sport Boys, que programa en horarios inestables, cuando podría apelar a los domingos a la 13:30, que remiten a sus buenos tiempos (año 1998); el resultado de esta poca visión de marketing son las tribunas despobladas en el Miguel Grau.
En las programaciones, existen hoy algunas señales de evolución, como calendarizar los partidos con dos semanas de anticipación, pero son aún insuficientes. Es necesario flexibilizar los horarios y aprovechar los viernes y los lunes, para darle mayor exposición al fútbol como producto. Para esto se necesita una voluntad política desde las altas esferas, que, al igual que en el caso de la reforma del ascenso, tampoco observamos.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
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