La visita de la selección peruana a La Paz suele llevar a considerable cantidad de hinchas desde todas partes del Perú. Una travesía que hizo La Blanquirroja, barra que sigue a la selección en cada partido en el exterior.
Jair Villanueva | @Jair_Villanueva
Editor

Quien escribe debe confesar que siente envidia de sus compañeros y 'hermanos' de La Blanquirroja. La tiene cuando suben fotos, mensajes o videos a sus redes sociales con todo listo para embarcarse a La Paz. Con el camino y con su llegada. Siente envidia porque están en ese trance de hincha que viaja a ver a su selección.

Esa sensación es deliciosa. La saborean desde que deciden hacer el viaje. Desde que separan su semana, el pasaje y alistan todo el kit de hincha. La camiseta, la casaca, la entrada, algún amuleto, etc. Se envidian, pues, las ocurrencias del antes, las dificultades y emociones del durante, y los recuerdos del después. 

Pero también se siente nostalgia.  Quien redacta estas líneas ha pasado por lo mismo. Es una experiencia única sobre todo si será la primera vez que cantarán su himno en otro país para ver a su selección. Aman a su país y al fútbol. Sin importar si es victoria, empate o derrota. De hecho no es una victoria hace 12 años, cuando un maestro, un bombardero y una foca nos dieron la victoria. Años cuando La Blanquirroja no existía. Cuando muchos de los que la componen, por no decir todos, soñaban o veían como un anhelo lejano ver a la selección peruana en el extranjero.

Banderazo de La Blanquirroja en La Paz. (Foto: La Blanquirroja)

Seguro cuestionará, si no lo ha hecho antes, ¿por qué viajan si son 12 años en que regresaron con un empate y el resto de derrotas? Porque para cada integrante es un deseo cumplido y para todo el grupo es un paso más, un logro más. Su identidad toma fuerza cuando la marea es más alta, más complicada de vencer. Para ellos, a los valientes no se les distingue en las buenas sino en las malas. Frase cliché entre hinchas, pero ninguna tan adecuada para ellos.

Viajan porque La Blanquirroja existe para ser soporte. No para señalar ni para ‘ajustar’. Su protesta es su aliento, su apoyo. Su presión es su fidelidad. La demuestran en el Estadio Nacional y se hace más notable en cada ciudad que visitan en Eliminatorias o Copas América. Porque allí suelen viajar unos pocos, un pedacito de la barra que carga el corazón de la misma. Y en ocasiones el de tantos hinchas que quisieran estar en los lugares de quienes viajan.

A La Paz suele llegar la comunidad de hinchas peruanos más grande en cualquier partido de visita. Es el viaje a realizar, la mejor oportunidad por los bajos costos y el corto trayecto. Esta ocasión, lo que representa este partido, que pueden torcer las Eliminatorias, motiva un movimiento que empezó desde el 30 de agosto en Lima y culmina hoy. Llevará, por ello, a la cantidad más grande de sus hinchas al extranjero en sus apenas 8 años. Y esperamos que estos hinchas regresen también con los tres puntos a Lima. Se lo merecen.
 

Foto: La Blanquirroja


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