Inti radiante
Diez años después de su abrupta salida de Alianza Lima, Édgard Ospina se cobra una revancha personal en el fútbol peruano con su campañón al frente de Inti Gas.
Son muchas las cosas que se pueden haber dicho de él desde que su nombre se hizo conocido a mediados de 1998, luego de hacerse cargo de la conducción técnica de Alianza Lima. Lo cierto es que puede que Édgard Ospina tenga muchos defectos, pero fuera de ellos, posee una virtud que le ha bastado para hacerse de un nombre e incluso para darse el lujo de dirigir a los equipos más importantes del país: el trabajo parejo, duro y constante.
La planificación que hizo el técnico colombiano junto con su comando técnico a principios de año definitivamente ha sido fundamental para el campañón que viene redondeando el benjamín Inti Gas Deportes. Y es que salvo la patinada que tuvo con ‘Kukín’ Flores en la pretemporada, todas las demás contrataciones han sido de suma utilidad.
Salvando la diferencias que pueden existir entre un club y otro, esta campaña del equipo gasífero hace recordar en ciertos aspectos a la que tuvo el mismo Ospina con Alianza Lima hace 10 años, aquella que terminara de la noche a la mañana por motivos extradeportivos, cuando el cuadro íntimo estaba primero en la tabla de posiciones y al tope de su grupo en la Copa Merconorte.
A la dirigencia íntima le asistieron motivos válidos para cesar al colombiano, que aquí no tenemos por qué ventilar puesto que escapan a lo futbolístico. Pero en este último aspecto, lo concreto es que por aquella época, ‘Peinadito’ anunciaba la contratación de sus paisanos Tressor Moreno, James Nazarith, Óscar Galvis y Víctor Mafla para Alianza, generando la misma incertidumbre producida este año cuando presentó a Álvaro Anzola, Sergio Reina, Héctor Ramírez, Juan Camilo Mejía y Richard Valencia. Al igual que en Matute, no todos han llegado a consolidarse, pero en ambos casos ha habido brillantes apariciones: antes Tressor y ahora Reina, por ejemplo.
Además, Ospina es un tipo que sabe darse cuenta y sacar provecho de las cualidades de sus pupilos, muchas veces reinventándolos en nuevas posiciones donde terminan destacando más que en las convencionales. Fue él quien en 1999 colocó por primera vez a Waldir Sáenz como volante, así como este año ha hecho con Renzo Benavides; ambos fueron sus enganches y los resultados le dieron la razón, sobre todo con un Sáenz que hoy está vigente debido a jugar en esa función.
Pese a que aún Inti Gas no está dentro de la zona de clasificación a un torneo continental, su campaña ya se podría denominar como ejemplar por la seriedad y esfuerzo que su proyecto evidencia durante cada partido. El triunfazo ante Gálvez, con un 0-3 contundente, hace que el cuadro gasífero no tenga miedo de soñar. Y que Ospina pueda ratificar que la vida (así como el fútbol) sabe dar revanchas, aun cuando estas demoren una década en llegar.
Foto: Diario de Chimbote
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