Franja Bipolar: Aún hay tela por cortar
Que el grupo no baje los brazos: ese es el mensaje que debe calar hondo en la selección. Quedan once partidos eliminatorios y, pese al último lugar, hay que afrontarlo con madurez. Acá, cuatro interrogantes en torno a Perú desde el plano emocional y racional.
¿El fixture de las eliminatorias invita a pensar en que la clasificación es posible?
DESDE LO EMOCIONAL. Las derrotas duelen. Y mucho. A semanas de esta fecha doble, cualquier hincha estaba seguro que, ante Colombia y Uruguay, se tenía la gran oportunidad de escalar en la clasificación y sentirse competitivo en una Eliminatoria complicada, sobre todo porque se aparentaba llegar con el equipo base completo. Allí, pues, entró a tallar la tan mentada frase del "partido bisagra" ante los cafateros, la misma que se terminó arruinando con el gol de James Rodríguez. Luego, vino este partido en Montevideo que, por como se definió, provocó patear el tablero y pensar en que la selección, una vez más, solo sirve para ilusionar en el arranque de estas eliminatorias. Sin embargo, con cabeza fría y 24 horas después de la derrota en el Centenario, una revisa el fixture y se da cuenta de que solo van 5 de 16 partidos que tiene que afrontar la blanquirroja. Entonces, ¿nos resignamos? Para nada. Hay que seguir apoyando a la selección y, sobre todo, a apagar a los "sabios" del fútbol que aparecen en este momento vaticinando una catrástofe en la interna. Ya lo dijo Markarián en la conferencia: el grupo, aunque no lo crean, sí está comprometido. Hay que tomarle la palabra.
DESDE LO RACIONAL. Markarián criticó arduamente que no se volviera a sortear un fixture que ya cumple su cuarta edición consecutiva. Perú tiene tres puntos en cinco partidos; vale recordar que ya descansó y, a diferencia de las dos veces anteriores, no jugó contra Brasil. En septiembre se viene una doble fecha vital: dos partidos en Lima, contra Venezuela y Argentina, donde se deben asegurar los seis puntos sin importar qué camiseta esté al frente; la derrota ante Colombia obliga a no fallar más como locales. El ‘Mago’ ha prometido 24 puntos, lo que es igual a ganar el resto en casa, y sacar tres de visita. ¿Dónde sacaremos esos puntos? ¿En Bolivia, en la revancha contra Colombia, quizá en Paraguay? Donde sea. El último lugar en la tabla debe asumirse con madurez y sin propiciar sobresaltos; no es grata la posición, pero es muy drástica para el rendimiento de Perú; sobre todo, es remontable.
Las pelotas paradas (a favor o en contra)... ¿Un mal de nunca acabar?
DESDE LO EMOCIONAL. La referencia de esta cita está dirigida a la penúltima acción del partido; ergo, al tiro libre favorable a Perú en el último minuto del descuento. El partido iba 3-2 y, por como estaba el trámite, no había otra alternativa: que todos, incluido Penny, vayan a cabecear para intentar el empate. Si bien el golero pidió permiso y se proyectó al área, fue anticipado por los ejecutores de la falta y nunca apareció en escena. A decir verdad, pudo haber sido una acción determinante en el encuentro, pero fue despilfarrada de manera absurda, con escasa convicción y falta de costumbre para guerrear en circunstancias de rigor. Solo basta apreciar la inmediata contra de Uruguay, con una espectacular intervención de Luis Suárez a lo 'Karate Kid', para tomar nota y aprender la lección: en condiciones desfavorables hay que tener mayor capacidad de reacción.
DESDE LO RACIONAL. Que Perú sufre en pelotas paradas no es una novedad: las marcas se sueltan, el nerviosismo se agranda y los goles se encajan; sin embargo, hoy pareciera que hasta para atacar improvisamos. En los descuentos, Perú tuvo una falta a su favor, y cuando Penny ya estaba por media cancha, sacaron el balón casi regalándolo. Si los centrales subieron, ¿por qué no se mandó una pelota desde el costado? Se ha destacado la actitud ante las limitaciones, se nos ha acusado a los optimistas de ‘celebrar’ derrotas. Es claro que este no es el mismo equipo que perdió 6-0 en Montevideo en la eliminatoria pasada; se ha mejorado pero igual subiste un problema mental.
Los cambios. ¿Era lo ideal poner tres atrás de nuevo?
DESDE LO EMOCIONAL. Se pudo divisar en el Centenario desde el arranque: Perú salió muy timorato (capaz no pensó toparse con un Uruguay tan agresivo), pero lo cierto es que, más allá de las discrepancias por el gol que aparentemente no entró, era previsible que los charrúas estaban a un tris de mandar en el marcador. Y es que la presión era asfixiante, y ello fue más evidente al continuar con una línea de tres que, mal que bien, funcionó con cierta relatividad ante Colombia. Pero esta vez se mandó a Álvarez como stopper derecho, quien fue el deleite de Cavani y compañía, y a partir de allí todo se desarticuló. La selección, pues, regaló demasiados espacios, y si luego mejoró la actitud fue probablemente por un cafe cargado en el entretiempo. Es cierto que, para este partido, esa línea de tres era la "mejorcito" en defensa disponible, pero conocidas nuestras limitaciones y la fortaleza de los uruguayos en casa, ¿no era mejor hasta amoldar una primera línea de cinco defensas?
DESDE LO RACIONAL. Pasó lo mismo contra Chile: veinte minutos con mucho nervio, con pelotas que picaban, espaldas perdidas y movimientos desordenados. Y es que cuando encajamos un gol, los nervios se duplican. Existe un factor común entre el partido de hoy y el de Chile: en ambos jugó Yotún, quien ha mejorado pero no tiene marca, como si la tuvo Vílchez, quien fue titular contra Ecuador. Esos primeros quince minutos son claves y la experiencia es necesaria: los laterales no deben subir tanto y los volantes tienen que apoyar.
El tema de los cambios también es básico y un tema pendiente para Markarián: tenemos un equipo disminuido por las lesiones, pero, mientras que en Uruguay dos de sus ingresantes marcaron, en Perú la presencia de Cueva y Carrillo fue poco trascendente.
El aliento y la esperanza debe continuar
DESDE LO EMOCIONAL. Solo basta tomar como ejemplo a la gente que viajó hasta Montevideo, conociendo el mal momento que atravesaba la selección tras la derrota ante Colombia, para tomar una referencia de lo que el aficionado debe aprender: no bajar los brazos y matar por su selección. El hincha también tiene que aprender a jugar sus partidos, al igual los dirigentes, los periodistas y todo lo que rodea al mundo fútbol. Ahora se nos viene una fecha doble complicada en casa, pero la apuesta y el pensamiento de todos (incluidos los jugadores) debe ser uno: ganar o ganar, porque lo que se viene sí es de vida o muerte.
DESDE LO RACIONAL. Es cierto: no es fácil ver la tabla y sabernos últimos, pero en una eliminatoria tan larga, debemos ser ‘largoplacistas’, respetar el proceso, tenerle un poco de fe, y no desesperarnos. Perú y Paraguay tuvieron una gran Copa América, hoy lucen por el fondo de la tabla: a mirar hacia adelante. Debemos estar todos sumando a un mismo rumbo, que Markarián convoque a los que sí quieren estar, y no dar tantas ventajas; demostrar, de locales, que la afición también se pone la camiseta y no criticar a jugadores que no se sacrifican cuando muchos van al estadio con la voz apagada. Tenemos tres meses para seguir trabajando, para seguir concentrándonos, y, por qué no, para seguir ilusionándonos.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
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Desde lo emocional
Por una extraña razón ustedes apoyan a muerte a esos jugadores extranjeros que, se nota, no quieren apoyar a la selección y no deberia obligarseles con llamados del técnico.
Desde lo racional
IDEM a lo del primer parrafo.
Saludos para Guerrero, Perú, una vez mas no va a ir al mundial, asi casi todos los peruanos nos muramos de ganas (salvo algunos de "esos" europeos), pero de Guerrero nos vamos a acordar siempre, hasta mi hijo que tiene 07 años, cuando tenga mas años se acordara de él como lo que es, un Guerrero.
RUGE LEON
