Era lógico que no lo viera
Esta tarde en el Heraclio Tapia se disputó uno de los partidos más intensos en lo que va del campeonato. Con una sucesión increíble de goles que tuvo un punto de partida y que, dicho sea de paso, malogró un plan esbozado únicamente para abroquelarse en la retaguardia. Esa, pues, fue la apuesta que pretendió plasmar Unión Comercio en su visita al León, la misma que solo tuvo "éxito" en el primer cuarto de hora del partido.
Como lo ha hecho desde que arrancó la seguidilla de partidos, Mario Viera se acostumbró a realizar modificaciones entre cada partido. Lo de esta vez, sin embargo, sorprendió con un poco común 5-cuadrado-1 que tuvo en primera línea a Wenceslao Fernández, Héctor Vidal Sosa, Lee Andonaire, Pedro Plaza y Miguel Trauco, y que incluso contó en la zona medular con dos hombres que en oportunidades actúan en el bloque defensivo, como son Wilber Huaynacari y Félix Uculmana. Era, sin duda, la muestra de que la visita pretendió aguantar el marcador en blanco, y en base a situaciones fortuitas desnivelar la balanza. ¿Por qué Viera empleó esta fórmula? Todo respondió a las ausencias de Marco Casas y Aldo Olcese, quienes se perdieron el encuentro por acumulación de amarillas. De más está decir que ambos se hicieron sentir una barbaridad.
Lo concreto del asunto es que, con dicha estrategia, Unión Comercio solo tuvo 15 minutos de fortuna: todo se vino abajo tras el gol con golpe de cabeza de Carlos Zegarra, la gran figura del partido. Y se terminó de ir al tacho tras la merecida expulsión de Ronal Céliz, quien agredió a un rival apenas a los 22'. Mario Viera, como era obvio, tenía que jugársela con el marcador en contra, y lo que decidió fue quedarse con tres al fondo y enviar a Wenceslao Fernández y Miguel Trauco como extremos, lo cual terminó en un suicidio. El 7-1 final habló por sí solo.
Foto: Jesús Suárez / DeChalaca.com
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