El frío de tu nuevo adiós

Johnnier Esteiner Montaño Caicedo (Cali, Colombia, 14 de enero de 1983) ha sido una de esas extrañas estrellas que han pasado por el fútbol peruano con el reconocimiento unánime de ser las mejores sin necesidad de que algún logro lo valide.
Arribó a inicios de 2007 para enfundarse la rosada de Sport Boys y, pese a que su equipo acabó sexto en la tabla acumulada, se ganó el reconocimiento general como el mejor del campeonato, siempre en liza con un Mayer Candelo que por entonces también andaba en boga. Luego, pasó a Alianza Lima, equipo con el que tampoco consiguió un título pero sí tuvo actuaciones individualmente vistosas, tanto así que su promedio personal no tuvo mucho que ver con el rendimiento del equipo. Un ejemplo estadístico lo demuestra: en los promedios de DeChalaca.com, Montaño fue uno de los mejores jugador de Alianza Lima tanto en la temporada 2008 (en la que el equipo peleó el descenso) como en la 2009 (en la que peleó el título). En el primer año (puntaje decimal) promedió 5.67 en 45 partidos jugados, y en el segundo (puntaje vigesimal) tuvo una media de 12.93 en 41 partidos jugados. Es decir, dos cifras muy similares pese a las realidades opuestas vividas por el cuadro íntimo en ese bienio.
Así, Montaño se va por segunda vez de La Victoria -recordar que hizo un paréntesis entre 2010 y 2011 para jugar en el Konyaspor de Turquía- con la molestia, quizá, de no haber logrado regalarle un título a una hinchada que, acaso por su juego quimboso y preciosista, sumado al talento para pegarle a la pelota y pasarla de media distancia, lo hizo uno de sus hombres más queridos en los últimos cuatro años. Ni siquiera anotó tantos goles con la blanquiazul; pero varios de los 14 que hizo en 106 partidos por el torneo local o aquel único gol en 6 partidos internacionales que convirtió en La Paz ante Bolívar fueron, por clase e importancia, de los más gritados por Alianza en estos últimos años.
Por eso, a Montaño, luego de esta última noche ante Nacional, se lo va a extrañar en Matute. Y por eso también, más allá de lamentar la impericia dirigencial para maltratar a un jugador importante o aplaudir, a fin de cuentas, que el club sea sincero con su realidad económica y libere a un jugador caro, lo concreto es que la camiseta '20' se ganó un peso -futbolístico, claro está- difícil de cargar en los hombros en el vestuario blanquiazul.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
