Dossier Markarián: Chupetín agridulce

Sergio Markarián, a quien algunos llamaban ‘Chupetín’ hace años por haber levantado uno en señal de victoria cual si fuera una espada triunfal en una batalla medieval, es finalmente el nuevo técnico de la selección peruana de fútbol. La efectividad que consiguió en nuestro país lo pone, a los ojos de la mayoría, como la mejor alternativa que podía encontrar para el puesto.
Cuando trabajó por aquí siempre anduvo en los pisos más altos. Cerró cuatro temporadas, dos con Universitario dos con Sporting Cristal, y solo supo ser campeón o subcampeón. Incluso en el nivel internacional, como fue ese segundo lugar en la Copa Libertadores de 1997.
El dulce de la victoria
Markarián llegó a nuestro país con la maleta cargada de triunfos. Había logrado destacar en Uruguay con una buena labor en Bella Vista, Danubio y River Plate. Luego fue a dar cátedra en Paraguay, donde logró títulos con Sol de América (1988-1989) y Cerro Porteño (1990-1991). Antes había conseguido jugar las semifinales de la Copa Libertadores con el Olimpia en 1986. Para cerrar su primera etapa en el fútbol de Paraguay, fue designado como director general de las selecciones paraguayas y como respuesta, Markarián consiguió la primera clasificación de los guaraníes a unos Juegos Olímpicos, los de Barcelona en 1992.
Así, llegó a Universitario en 1993. Estuvo solo para la segunda mitad del torneo, pues arribó en la decimosexta fecha para enfrentar a Sipesa. La 'U' era el campeón vigente, pero andaba rezagada en su lucha por el bicampeonato luego de la abrupta salida de Iván Brzic y el tormentoso interinato de Ramón Quiroga. Poco se tardó Markarián, apenas quince fechas, para ganarse otra "chapa": la de 'Mago'. Nunca perdió en esos 15 partidos y Universitario consiguió la hazaña. Fueron once triunfos, incluido el clásico en Matute, y cuatro empates. Tuvo un promedio elevadísimo de efectividad al alcanzar el 82.2% de los puntos en disputa.
Luego, Univeristario, con él al mando, llegó hasta los octavos de final de la Libertadores de 1994, cosa que no volvería a lograr hasta cinco años después. Allí ganó tres partidos, empató dos y perdió los tres restantes: 50% de efectividad. Después de ser eliminado por el DIM de Colombia, en un partido que Miguel Miranda y Juan Reynoso deben recordar bien, el 'Mago' dejó la conducción de Universitario para ceder la posta al bigotudo Manuel Gregorio Keosseián -quien con Markarián solo compartía la nacionalidad y la rima de apellidos-.
Regresó en 1995, en medio del ciclo dorado de Sporting Cristal. Era prácticamente imposible evitar que los celestes ganaran ese campeonato, como efectivamente sucedió. Así que solo quedaba pelear por el segundo lugar que daba derecho a jugar la Libertadores del año siguiente. La 'U' había terminado las 30 fechas en el tercer lugar, a cuatro puntos de Alianza Lima, el segundo. Sin embargo, siempre de la mano y de la sesuda de don Sergio, los merengues hicieron lo justo para alcanzar a los blanquiazules en el puntaje y definir en partido extra al acompañante de los rimenses en el torneo continental.
La 'U' no había podido ganarle a Alianza en todo el año y hasta se había ‘comido’ una escandalosa goleada por 6-3 en la cancha del eterno rival. Pero en la final aparecería la garra crema, esa que Markarián supo potenciar (“el temperamento es algo hereditario”, supo decir alguna vez). El 27 de diciembre de aquel año, con anotación del capitán Roberto Martínez -con quien andaba peleado-, los cremas vencieron a los victorianos. Markarián era elevado a la categoría de santo padre.
En 1995 tuvo una muy buena producción que alcanzó el 65.19% de los puntos jugados. Al año siguiente no le fue muy bien. Dirigió apenas dos partidos en el torneo local y a pesar de ganarlos, tuvo que dejar el club porque en la Copa perdió dos de cuatro partidos. A mediados de 1996 regresó a nuestro país, pero no para conducir a los de Odriozola, sino para instalarse bajo el puente. En Sporting Cristal siguió cosechando desde antes del fin de temporada; ese año pudo concretar el tricampeonato celeste. Fueron nueve partidos, no perdió ninguno (hacía magia de verdad), ganó siete y empató los dos restantes, lo que le permitió llegar a un 85.19% de los puntos en juego.
La cereza llegó al año siguiente: condujo a los rimenses en su mejor participación en Copa Libertadores de la historia. Contra todo pronóstico, alcanzó la final ante Cruzeiro, mantuvo el invicto como local y demostró conocer el medio y la forma de manejar al jugador peruano como nadie más. Se fue esa misma temporada de Cristal cuando faltaban pocas fechas para el final de temporada, tras una derrota en el Nacional ante Alianza Lima. En 23 partidos, ganó 13 y empató seis; dos terceras partes de los puntos jugados. ¿Por qué se fue? Esa es la parte agria de esta historia.
Técnicamente, es un renegón
Como todo obsesionado, el profesor Markarián está siempre pendiente de cada detalle de lo que incumbe al fútbol. Ha contado no hace mucho Daniel Peredo que durante una Copa Libertadores, cuando la 'U' fue a Guayaquil para jugar contra el Barcelona, hizo que el plantel se dividiera en varios grupos para salir a cenar. El motivo fue que él creía que al verlos en grupo numeroso, serían envenenados en el restaurante. Nada pasó: el equipo clasificó a la siguiente etapa y al regresar a Lima el sufrió una descompensación que lo llevó a la clínica. Según el diagnóstico médico fue por estrés, pero Markarián insistió en que se trató de un envenenamiento. Algo "noico" es el profesor.
En Universitario también supo de peleas con referentes como Jorge Amado Nunes, quien de hecho dejó de pertenecer a la 'U' a mediados de 1995 por esta discrepancia. También tuvo un distanciamiento con Roberto Martínez: sucedió alrededor del mes de setiembre, también del '95, cuando la presión aumentaba y los rivales se alejaban en la tabla. Martínez tuvo un problema familiar -se complicó la salud de su madre- y salió de equipo titular. Al ser consultados ambos por el motivo de su salida del once, dieron distintas versiones de una misma realidad y se produjo el quiebre en la relación.
En Cristal sucedieron cosas similares. Igual que en Universitario, ganó un título porque su capacidad le permite estar siempre arriba. Pero su obsesión, su búsqueda incisiva de la perfección, lo llevó a tener diferencias con los pesos pesados del plantel. Julinho, Julio César Balerio, Pedro Garay, Julio Rivera y Manuel Marengo fueron algunos de los más disconformes con la presencia de Markarián cuando tenía cerca de un año en el club cervecero. Todos coincidían en que era muy exigente; por ahí Rivera se quejaba por su falta de continuidad y Marengo, de la presión que ejercía sobre él para que rinda en mayor nivel. Estas diferencias aceleraron la salida del 'Mago' del club, al no tomar él la determinación de separarlos de la institución.
Es renegón, pero noble
Su testarudez, que a muchos (flojos) molesta, se debe a su amor, a su entrega total por el trabajo que a él le apasiona. Por supuesto que esto fastidia, sobre todo cuando no se tiene el compromiso en un nivel semejante. Es difícil entender como una persona puede pretender que los demás pongan el aspecto deportivo por encima de la familia, pero eso quiere, eso espera Markarián de sus dirigidos porque él lo hace. Martínez y Julinho tuvieron este tipo de problemas y don Sergio estuvo lejos de apoyarlos. ¿Habrá sido porque los necesitaba para llegar a las metas? Más allá de si tiene razón o no, ese es su estilo.
Debe considerarse también con quién se peleó. Nunes es una persona de un carácter muy particular, y otro de trato más complicado todavía es el 'Viejo' Balerio. El 'Mago' siempre fue frontal para decir las cosas que debía y evitaba el enfrentamiento, pero los jugadores no le respondieron en la misma medida. Especialmente Balerio, quien lejos de conversar llegó a cuestionarle el planteamiento en frente de todo el plantel. Se trataba de gente experimentada que, como aquellos que hoy debe dirigir, se consideraban algo así como intocables.
Otro tema es el de su vacilación sobre su continuidad producto de la inestabilidad que lo rodea. Se trata de una persona que ante el primer problema, renuncia, o al menos hace el amago de ello. Le sucedió hasta en Paraguay, a donde regresó años después para clasificarlo a la Copa del Mundo y dimitir antes de disputarla, luego de las críticas por aquella sospechosa actuación guaraní ante Colombia en el final de las Eliminatorias de 2002 (derrota 0-4 en Asunción).
Ahora Sergio Markarián es una persona mucho mayor. Cuenta con más de 60 años y la experiencia recogida en México o Chile puede haberle enseñado a manejarse de una manera más sosegada. Así evitaría conflictos con nuestros jugadores que, se sabe, son bastante especiales. Si controla su temperamento y se lleva con el de nuestras "estrellas", se puede mirar con optimismo el futuro.
Composición fotográfica: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com
Artículo relacionado: Dossier Markarián: el hecho

Por màs buèn entrendaor que venga a la selecciòn si los jugadores no tienen hambre de gloria seguiremos en lo mismo si no recuerden en su momento a Popovic , oblitas , Maturana Autori ,entrenadores con trayectorìa pero que lamentablemente los jugadores nunca estuvieron comprometidos.
En la selecciòn se juega por la gloria no por la plata.
Me imagino a Bielsa en Perú, y los futbolistas al ver que es un obsesivo del trabajo le hagan la camita desde el primer partido. Ya que Bielsa esta acostumbrado a tener automatas en la cancha.
Realmente mucho depende de la obediencia, disciplina y respeto que le tengan los jugadores de la selección. Si no el Mago nada podrá hacer.
Ojo miren los jugadores seleccionables (de alta competencia) con los que contamos (Realmente pocos en el torneo peruano). Debemos de ser realistas y no comenzar a soñar, y lanzar titulares despues del primer triunfo en partido de práctica (solo para vender un poquito más ese dia). Por favor espero que Uds. (Dechalaca) sean como un timonel que guÃe a la afición nacional por el camino de la sensatez y la mesura.
Un fuerte abrazo.