Diego no es chiquito
Juan Flores había sido la figura de todo el encuentro con atajadas realmente espectaculares. Tiros a quemarropa que no hacían blanco porque ese moreno estiraba sus casi dos metros para evitarlo o reaccionaba como gato para que el local no grite gol. Figurón, si quisiera, porque borraba con el codo la historia bonita que escribía con sus manos de arquero. Cada vez que atrapaba un balón o lo controlaba, se ponía a realizar coreografías sin sentido y malabares imaginarios cuando tenía los rivales lejos. Si quería hacer tiempo, el chiste flojito salía sobrando porque bastaba con no coger la pelota. Si buscaba desesperar al rival, tampoco lo iba a lograr con semejantes inocentadas. ¡Nadie cae con eso! Entonces la supuesta “valentía” que pretendía este señor de 36 años quedaba tan absurda como tirarle piedritas a un león enjaulado. “Machazo” él, sacándole la lengua a un gorila dormido.
Esta comedia de mal gusto asomó un final cuando Carrillo cobró un penal que pudo omitir a favor del Aurich ya en los descuentos. Lo fue a cobrar Luis Tejada, a quién algunos con desafortunada chispa le dicen ‘King Kong’, que había hecho al arquero el destacado del partido con tantos remates que el otro detenía. El penal siempre deja en clara desventaja al portero, pero el que es grande de verdad, muestra lo mejor de sí para ser un héroe incuestionable y evita la caída, incluso de pena máxima. Pues este “gorila” (King Kong, sin intención de faltarle, don Luis Tejada) ya bien despierto, lo tuvo enfrente al irreverente y lo dejó como lo que es: chiquito.
Parecía que eso era todo, pero otro chiste antipático tenía el juez Carrillo para los hinchas pues cobró un penal inexistente para León dos minutos después. Digamos que el valiente, el que quiere ser figura, el ganador, busca ser el protagonista siempre, pero el arquero que acababa de ser vencido no pidió la pelota para ejecutar el disparo (otras veces lo ha hecho). Más bien fue Faiffer a patear, pero enfrente tenía a un arquero de verdad: sobrio, alto, con poco trabajo en el match pero que sabe para qué está en la cancha. Diego Penny está para salvar a su equipo en las dos o tres que tenga por partido e hizo su chamba al desviarle el remate al volante. A Penny le soltaron el león, no se acobardó y lo domó en el momento más difícil, como hacen los grandes. Eso es lo que hace un arquero maduro, con la cabeza encima de los hombros y no pensando en las fotografías. Por eso Flores pide y pide selección, pero se la dan a Diego Penny. Afortunadamente.
Fotos: Prensa Juan Aurich
