Escándalo en la Concacaf: Cara enlodada
La Concacaf no ha podido lavarse la cara tras los escándalos de corrupción y se ve nuevamente en el ojo de la tormenta tras el espantoso arbitraje en el partido entre México y Panamá por la Copa de Oro. ¿Marcará un precedente o sólo será una raya más al tigre?
El mundo del fútbol, al menos el del continente americano, se vio sacudido con el partido entre México y Panamá por un penal absolutamente inventado por el árbitro estadounidense Mark Geiger. El más que polémico triunfo mexicano ha vuelto a poner en el ojo de la tormenta a la Concacaf, la confederación que resultó más golpeada por el escándalo de corrupción de varios miembros de la FIFA que fueron detenidos.
Las implicancias directas
El primer gran afectado es la selección panameña, que quedó al margen de la competencia luego de haber plantado cara con un hombre menos por la expulsión de Luis Tejada. Pero al margen del cuadro canalero, la imagen de la Concacaf está por los suelos, aun cuando no se pueda de momento comprobar que existió una premeditación para apoyar a México.
Las suspicacias están a la orden del día, con mayor razón después de que Jamaica eliminó a Estados Unidos y se instaló en la final. Que el título se disputara entre jamaiquinos y panameños no resultaba tan atractivo, en términos fundamentalmente televisivos.
El problema pasa por cómo se ha venido manejando el ente rector del fútbol norteamericano, centroamericano y del Caribe. Los actos de corrupción pueden hacer creer que todo está arreglado para favorecer a los grandes y perjudicar a los pequeños ahora que las distancias empiezan a acortarse poco a poco, y que han hecho que se vea a Panamá peleando una clasificación al Mundial y ahora su pase a la que pudo ser su segunda final de manera consecutiva.
Hay algo claro en este tema, y es que los errores en el fútbol van a existir siempre; y al existir habrá perjudicados y se va a generar la indignación colectiva. Salvo que se autorice el uso de la tecnología, esto no se va a poder cambiar.
Los afectados indirectos
La selección mexicana pudo meterse en una nueva final de Copa de Oro luego de quedarse en semifinales en la edición de 2013. Lamentablemente para ella ahora logró su pase con mucha polémica y con la sensación de que debió quedarse afuera. El cuadro azteca se benefició de al menos dos penales, si no tres, que fueron mal cobrados por los árbitros de turno -el otro ante Costa Rica en cuartos de final. y así ha conseguido su pase al último partido del torneo.
¿Y por qué México podría verse afectado por un error que lo benefició? Es simple: el fútbol mexicano en los últimos años ha experimentado un notable crecimiento en materia de exportación de jugadores a Europa. Su selección -al margen del pobre funcionamiento colectivo que ha mostrado- tiene la calidad necesaria para mantenerse estable en los Mundiales.
El tema pasa porque los errores arbitrales ponen a la mexicana como una selección que necesita ayuda para conseguir sus propósitos. La vuelven, a los ojos del mundo, una selección antipática, que se aprovecha de una confederación en la que históricamente se ha llevado de encuentro a todos. A esto se suma que México tiene la chance de competir en el fútbol sudamericano, algo que sin lugar a dudas le ha permitido incrementar mucho más el nivel de sus clubes, de por sí ya bastante competitivos por su poder económico, que les permite contratar a figuras de la talla del francés André Pierre Gignac, quien desequilibró para Tigres la llave semifinal de la Copa Libertadores ante Internacional.
En este punto conviene analizar si lo que más conviene a estas alturas es una unificación de entes -algo que por intereses probablemente nunca se llegue a dar-. La Concacaf ,por más que cuente con 3.5 cupos para la Copa del Mundo absoluta, es una confederación poco visible para el mundo entero. Y eso facilita que este tipo de escándalos ocurran sin que muchas veces lleguen a tomarse medidas. Quizá si se requería piso político para pelear por una confederación única, ese momento parece haber llegado ahora.
De momento el escándalo obligará a que se tengan que tomar los correctivos necesarios, pero el fútbol de esa parte del continente americano debe comprender que no puede seguir bajo las sombras. Parte de crecer es ofrecer una mayor transparencia, y eso lo deben exigir todas las federaciones que la integran.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: AFP, AP
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