Ahmed después del 3-F

El argentino Daniel Ahmed ha superado las expectativas y ha despejado los recelos que se tenían sobre su idoneidad (recelos que, desde luego, DeChalaca.com también tuvo, pues su trayectoria parecía una moneda al aire).
Ahmed, sin embargo, ha demostrado ser un entrenador capaz. Sus planteamientos, en general, han sido correctos, a pesar de que se le han cuestionado algunas re-lecturas de partido. Su trabajo táctico ha atenuado errores individuales muy groseros, sobre todo en defensa, que obedecen a la deficiente formación que los jugadores reciben en menores. A simple vista, también ha sabido manejar a un grupo que, por el número de futbolistas que militan en el extranjero, bien pudo haber recaído en el tradicional distanciamiento de ‘peruanos’ y ‘extranjeros’.
Su mayor mérito, sin embargo, reside en haber clasificado al hexagonal pese a convivir con una Federación que, en selecciones juveniles y menores, trabaja pésimo. La planificación dirigencial, con este equipo, fue mediocre: apenas armó una discreta bolsa de encuentros amistosos, compensados, por suerte, con el roce que permite el Torneo de Reservas. Un síntoma evidente del desinterés de la FPF es que Yván Vásquez sea el director de menores. Esta crítica no es personal contra Vásquez; sin embargo, es ilógico que el ex presidente de un equipo que descendió (CNI en 2011) y que, para colmo, se negó a disputar la categoría que le correspondía (jugó la Copa Perú 2012 en vez de la Segunda), asuma un cargo de tal naturaleza (fuera de su ausencia, por cerca de un mes, como presidente regional de Loreto).
Existen dos escenarios (entre los múltiples escenarios posibles) que nos preocupan de cara a los partidos contra Ecuador (miércoles 30 de enero) y Chile (domingo 3 de febrero).
Uno, el peor de todos (que no deseamos ni auguramos, pero que nunca está de más prever), es que la selección Sub-20 sea eliminada con uno de sus esos dolorosos papelones que, por ser contra Ecuador o Chile, despertarían el resentimiento patriotero. Este, a menudo, anula la lucidez, por lo que no tardarían en surgir los verdugos del argentino. Es indispensable que el trabajo de Ahmed no se corte por simple frustración.
El escenario que todos anhelamos, que es la clasificación a Turquía, también amerita un bisturí. Un éxito de esta magnitud, inevitablemente, fomentará que Ahmed sea voceado como reemplazante de Markarián ante eventuales derrotas en las Eliminatorias. Esto sería un disparo al pie. En primer lugar, porque cortaríamos un proceso serio en la selección mayor, que debe ser de largo aliento y trascender una probable eliminación, por las razones que expusimos en este editorial de octubre. En segundo lugar, porque se alejaría a Ahmed de una función que sin duda conoce y donde ha demostrado eficiencia, pese a las precariedades del entorno dirigencial.
Ahmed podría ser, como formador y como técnico de menores (labores que él reconoce como su vocación), una pieza valiosa en el engranaje post-2014, que debe tener a Markarián, por experiencia y conocimientos, a la cabeza.
Quiere el azar que, aunque en diferente orden, Ecuador y Chile sean los próximos rivales de ambos. Tanto Markarián como Ahmed, por más que el vínculo entre ambos hoy se insinúe más diplomático que orgánico, deben estar por encima de esos resultados.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Fotos: Manolo Núñez / DeChalaca.com, enviado especial a Mendoza

Jugadores técnicamente muy dotados,como dijo MENCHELI,a Raziel GarcÃa no se le deberÃa condenar los errores contra Uruguay ,pues se le ha visto excelentes condiciones, dirÃa que están en el mismo nivel con Hinostroza.Otra cosa que falta y MuCHo es la preparación fÃsica, y en eso debemos ser incluso ABUSIVoS. ,si no no llegamos lejos.