After Party: Muerto sin sociedad

DE LO BUENO, POCO. Apenas tres cosas (cositas) para salvar del concurso de Vallejo en su último partido en la presente Sudamericana. En primer lugar, el sistema; parece ilógico decirlo por lo mal que se le vio al equipo, pero el problema fue de aplicación de los jugadores, no de elección de esquema. Con dos “tapones” (Nakaya y Linares) y Faiffer tan tirado atrás, delante de la línea de cuatro, se debía tener solidez defensiva. El mismo Faiffer, en función mixta, junto a Cazulo y Leguizamón (los más hábiles) debían armar contras interesantes que rematara Rossel. Si se defendió y atacó tan mal, es por el pobrísimo nivel que mostraron todos menos el arquero Hermoza. En segundo lugar, justamente el portero Hermoza. No fue una actuación espectacular la del joven golero, pero sí fue buena. Cometió algunos errores al romper con los puños (quedaron cortos varios despejes), pero destacó como atajador. Si se considera que fue su debut internacional, se tiene un nuevo portero a quien explotarle el potencial que ya se le conocía a decir verdad. Tercera y última consideración, ahora Vallejo puede concentrarse en el torneo local. Con los pobres resultados que viene obteniendo en el Descentralizado, no se podía esperar mucho en el certamen continental. Ahora que los trujillanos se desentienden de la Copa, pueden centrarse en el campeonato doméstico en el que tendrán por tarea alejarse de la baja y del “pechofriaje”. Ambas cosas están en manos de los jugadores, más que del técnico o la escasa hinchada, ya que uno cumple con los planteamientos y los otros los seguirán cuando empiecen a ganar y no antes.
DE LO MALO HAY MÁS. Uno recuerda el partido que hizo el ‘Poeta’ y siente no menos que vergüenza ajena cuando se suceden las imágenes de la defensa. Todos, con la única excepción de Hermoza, lo hicieron de mal para abajo. Ugaz y Reyes no fueron ni marca ni salida en las bandas. Los dos marcadores que destacan por su velocidad fueron estatuas que no pasaron jamás del primer tercio de la cancha y menos aún alcanzaron a Gómez o a Rodas cada vez que estos se propusieron desbordar. Se entiende que un jugador técnico tenga un mal partido y ande peleado con la pelota, pero ¿cómo un jugador rápido se vuelve lento? Los centrales hicieron también un partido bajito, por no maltratarlos dado que son buena gente. Pero como si no bastaran de muestras los goles (en el primero Muente se regala como vaso de agua y en el segundo De Castro le hace "mirada de desprecio" al remate de Rodas), la pelota constantemente llegaba a los delanteros bogotanos tras sendos centros al corazón del área; cuando la tenían no solo no se la entregaban a los compañeros en el primer pase de un posible contragolpe, sino que sus toscos despejes no llegaban a la media cancha y eran recogidos por rivales; y, en los mano a mano, hicieron de conos de entrenamiento para los atacantes rivales. La misma descripción del trabajo hecho para lo ofrecido por los “anclas” Nakaya y Linares. Anclas habrán sido solo porque no se movieron.
Y SE PONE PEOR. Se destacó, durante la transmisión, el buen trato de balón de Leguizamón. Pero se olvidaron de decir que no generó nada más un poco de alegría a la vista; el portero Vargas no sufrió por su culpa. De Cazulo se puede hablar de sus buenas intenciones y de su espíritu luchador; pero es más justo decir que lució torpe, lento y sin ideas. Tampoco aportó mucho en labores de recuperación. Si él, Linares y Reyes, por la izquierda, no hicieron un papelón mayor, fue porque los colombianos prefirieron agarrar de lorna al ‘Tenchy’ Ugaz. Faiffer que es tan lúcido y de toque fino en el Descentralizado, no podía ni conducir el balón; perdía el control del mismo con una facilidad desesperante y sus pases terminaron casi todas las veces en los chimpunes oponentes. El ‘Pituquito’ no se salva, ¡¿qué se va a salvar si fue el peor de la ofensiva?! No participó del juego colectivo las poquísimas veces que su equipo pudo armar algo, evitó los choques con los defensores rivales y se perdió el gol del empate escandalosamente. Gárate, Demus y Sánchez entraron después pero sumaron tanto como los titulares.
EL COLMO DE LA VERGUENZA. La actitud. La mezquindad emocional del futbolista peruano se niega a extinguirse, se mantiene viva en equipos como este de César Vallejo. Parsimonia, indiferencia, desgano son algunas de las cosas que se puede decir que se vio en este cuadro. Pueden perder, jugar mal, ser goleados, pero no se puede entrar a la cancha con un pedacito de ártico en el pecho. Desde el comienzo del partido, los jugadores optaron por esperar el error del visitante para conseguir, al menos, un gol. Y cuando se dieron, no los aprovecharon. Vallejo perdió y fue eliminado, pero la pena está, en realidad, en lo poco que esto pareció importarle a los jugadores.
Foto: Reuters

¿Cazulo?, solo pichanguea, nunca lo veo jugando en serio o ponerse el equipo al hombro, tanta habilidad y nada.
Leguizamón: pecho frÃo.
De Castro: Creo que Grabowski el que llegó al Total Chalaco el año pasado era mejor.
Mejor suerte a la hora de contratar extranjeros el año pasado, ya se parecen a Cristal a la hora de contratar.
Respuesta: Siendo jugador del fútbol peruano y jugando en el contexto internacional... El nivel técnico y la velocidad del juego de nuestro campeonato debe ser los peores de Sudamérica y mientras no aceptemos eso no vamos a mejorar, al menos alguién en la Federación lo sabe, pero es uruguayo y no se encarga de tareas directivas.