After Party: Descafeinado es mejor

APRENDIZAJE NECESARIO. Para una selección que viene de caer en todas sus presentaciones como visitante en las últimas Eliminatorias, resulta gratificante ir acumulando resultados positivos lejos de casa. Nadie pide que cuando nos toque actuar fuera de Lima, los dirigidos por Markarián dominen al rival; es más, ayer estuvimos lejos de controlar el trámite del choque. Sin embargo, destaca la manera de hacerse sólidos en el fondo -poco habitual para la blanquirroja- y aprovechar las ocasiones que puedan generarse. En el Nemesio Camacho de Bogotá, Perú aplicó ambos criterios: ofreció sus mejores argumentos ofensivos por las bandas -con Vargas- y realizó un gran despliegue en el bloque posterior -especialmente Ramos-, dejando que el cuadro cafetero mantenga la posesión en reiterados lapsos, pero sin encontrar la forma de hacer daño a la valla nacional.
MAYORES EXIGENCIAS. Tras el último amistoso de la bicolor en Panamá, muchos sustentaban que hacía falta enfrentar a un seleccionado de esta parte del continente para tener un diagnóstico más certero sobre nuestro nivel actual. Así, trasladarse hasta 'El Campín' para verse las caras con el cuadro cafetero, era considerado como una verdadera prueba para los nuestros. Más aún si teníamos en cuenta que Colombia llegaba luego de haber vencido a Ecuador e igualado con Estados Unidos en sus recientes cotejos de preparación; aunque claro, con su plantel estelar. Y con la paridad de ayer, Perú demostró que puede dar batalla siempre que mantenga el orden en sus líneas y aplique el libreto a la perfección, así se cambien a los interpretes.
PREMISA INCORRECTA. Al parecer hay que ir acostumbrándonos a la idea de que varios medios optan por los argumentos simples para justificar las derrotas. Por ejemplo, la más recurrente, es cuando se aduce un arbitraje localista. Intentando convencer a todos que Perú será usualmente perjudicado por aquel factor. Y ahora, ojalá que los mismos personajes que sustentan esa premisa, reconozcan la correcta actuación de Saúl Laverni en Bogotá. El juez argentino, quizá advertido por la similitud de juego técnico en ambas selecciones, comprendió que las fricciones se harían frecuentes para frenar dichos avances. Siempre que esas entradas permanezcan dentro de lo lícito -como lo fue ayer-, el trámite no se debe interrumpir. Palmas para el de negro, que nos permitió contar con un cotejo al que no le faltó fluidez por estar sancionando faltas a cada momento.
PAR DE DEBUTANTES. Luego del sonado caso de indisciplina cometido por ciertos jugadores en Panamá, la sanción llegó con celeridad por parte del propio Markarián. No obstante, hace pocos días, algunas voces -probablemente las mismas que sugieren los arbitrajes localistas- ya hacían pedidos al 'Mago' para que permita la vuelta de los sancionados. Algo tan absurdo, como lógico si es que entendemos la mediocridad en ciertos personajes vinculados a nuestro medio. Para bien de nuestra selección y del comando técnico, ayer quedó demostrado que se pueden encontrar alternativas para ampliar el universo de jugadores seleccionables. Renzo Sheput cumplió su papel por el sector derecho de la medular y Adan Balbín vio sus primeros minutos con la blanquirroja. Dos más a tener en cuenta para el proceso del técnico charrúa.
HORA DEL BALANCE. En el Nemesio Camacho, Perú disputó su último encuentro del año y cerró la primera parte de la era Markarián con cifras que llenan de ilusión a todos: tres triunfos (frente a Canadá, Jamaica y Costa Rica), un empate (con Colombia) y una sola derrota (en Panamá). Queda la sensación que parecemos andar en el camino indicado, debiendo consolidarse el rendimiento colectivo en los próximos cotejos preparatorios. Convendría jugar de una vez por el Viejo Continente por la cercanía de los jugadores que conforman la base del equipo y que aún no han visto acción en este nuevo periodo (caso Pizarro y Guerrero). Aunque de no darse ello, aguardaríamos por el gran reto que nos depara el siguiente año y donde la bicolor debería mostrar su oncena estelar: la Copa América 2011.
Foto: AFP

Pero también siguen las notorias deficiencias: Nadie marca en el medio, no hay intensidad en el juego, la salida es lenta, no se presiona arriba.
La gente que juega en el medio debe tener más dinámica e intensidad en el juego.
Y un acápite para Fernández: Es elogiable la entrega que le pone a cada jugada. Pero hay que hacerle recordar que su chamba es el gol. El fervor es un aditivo.
Parece que "Zlatan" ha invertido lo roles: Para él, primero es la lucha, y después, el gol.
Basta revisar el que se perdió ayer solo frente al arquero.
Se ha olvidado de definir? Ojalá vuelva a mojar pronto.
Mientras tanto, seguiremos esperando... que cambie para bien:
PRIMERO ES EL GOL, SI DESPUÉS VIENE LA LUCHA, EL TESÓN, MEJOR.