Cuarta sustitución: Un cuarto para los once

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Jair Villanueva | @Jair_Villanueva Editor |
El viernes 18 de marzo en Zurich, Gianni Infantino presidió su primera reunión como Presidente del Comité Ejecutivo de la FIFA con decisiones que implican distintas reformas en materia económica e institucional. También se abordó, no obstante, una de las últimas decisiones tomadas por la IFAB, organismo encargado de las reglas, en cuestión al juego: la introducción del cuarto cambio en tiempo suplementario.
En su última asamblea general anual, el pasado 5 de marzo, la IFAB decidió probar el cuarto cambio con el objetivo de analizar su influencia en distintos aspectos del juego: la salud del futbolista, el sentido táctico y si puede impactar de manera injusta. Trece días luego, la FIFA apuntó a tres torneos en el año donde se observará esta nueva norma: los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, la Copa Mundial de Fútbol Femenina Sub-20 y el Mundial de Clubes.
Privilegio de algunos
Torso inclinado, manos sobre las rodillas y constantes exhalaciones. Esa es la imagen promedio de un futbolista en el tiempo suplementario, luego de recorrer los 11 kilómetros que se estima hacen regularmente por partido. Lionel Messi, por ejemplo, no podría sobrevivir si recorre esa cifra, pues en la temporada 2014/2015 jugó 60 partidos oficiales solo en Barcelona -más de 1 por semana-, por ende, su capacidad le permite cubrir una necesidad: recorrer menos kilómetros. Frente a Arsenal en la vuelta de los octavos de final de la Champions League, fue el que menos recorrido hizo, apenas completó 8 kilómetros.
En ese sentido, el jugador de fútbol que no es Messi está obligado a suplir deficiencias con sacrificio y, por ende, a recorrer más kilómetros en una velocidad constante más alta, como lo hace Jordi Alba, quien al tener una posición de sacrificio, e igualmente clave, es uno de los que más kilómetros recorre en su equipo: ante Arsenal hizo 11 kilómetros. Estos son casos de un equipo top; imaginemos lo que debe entregar el resto.
Con salud hay espectáculo
La cantidad de partidos y los kilómetros recorridos necesarios en la actualidad son una combinación insostenible para los futbolistas promedio, lo cual ha modificado la dirección de los clubes en el siglo XXI: se requieren planteles más amplios y técnicos que sepan administrarlos. En el caso de los tiempos suplementarios, no obstante, la planificación suele escaparse, por tanto, hay sacrificios inevitables que influyen en la reducción del nivel del juego.
En la última Copa del Mundo, Argentina y Holanda jugaron un partido de esos que nos gustan llamar tácticos. Mucho estudio, más bien cautela, y temor, es decir, poca confianza. ¿Cómo ocurre que dos selecciones con tanto potencial caen en ello? Ambos tuvieron caminos desgastantes en lo físico y mental: el elenco albiceleste ganó en el tiempo suplementario a Suiza con sufrimiento (1-0) y también arañó la victoria con un gol de diferencia ante Bélgica en la siguiente fase. Por otro lado, el caso del cuadro naranja es parecido: dio vuelta al partido ante México en un juego agónico, mientras que ante Costa Rica (cuartos de final), Louis Van Gaal guardó dos cambios para el tiempo suplementario, uno de ellos fue el del portero. Con este escenario, ¿qué tipo de espectáculo se podía pedir a ambos equipos?
El cuarto cambio, pues, tendrá su prueba de fuego en Río de Janeiro 2016. Llegan como un salvavidas obligatorio para darle oxígeno al espectáculo, dentro de los cada vez menos trascendentales tiempos suplementarios: esos 30’ que solo aumentan la expectativa de los penales.
Fotos: Reuters, AFP
