Quinceañero diabólico

Cuentan las crónicas de aquel tiempo que un grupo de jugadores formó fila ante el utilero y que este, con paciencia, le anudó la corbata a cada uno antes de cada viaje. La selección peruana que viajó a la Copa América de Bolivia, en 1997, tenía poca experiencia y superó las expectativas.
Juan Carlos Oblitas, para concentrar a su grupo en las Eliminatorias, decidió enviar a la Copa América a un seleccionado alterno, con muchos suplentes y con un entrenador auxiliar: Freddy Ternero, por entonces su asistente. Entre los más jóvenes estuvieron Miguel Rebosio, José Luis Reyna, Martín Hidalgo, Eddy Carazas, Erick Torres y Leonardo Uehara; la experiencia la aportaron el arquero Miguel Miranda, el ‘Pocho’ Alfonso Dulanto y Roberto ‘Chorrillano’ Palacios, único titular que sí viajó al torneo.
La preparación del plantel fue en Cusco, en una aclimatación similar a la realizada un año antes para el choque en La Paz contra Bolivia, que tuvo buenos resultados (se sacó un empate 0-0). El equipo preocupó mucho tras los amistosos: en el Garcilaso de la Vega, cayó 0-1 contra The Strongest y empató 1-1 contra Cienciano. Ya en competencia, sin embargo, el panorama mejoró: triunfo clave contra Uruguay (1-0) con golazo de tiro libre de Hidalgo; derrota esperable contra el anfitrión, Bolivia (2-0); triunfo sencillo contra Venezuela con doblete de Paul Cominges. Perú clasificó segundo en su grupo y se puso enfrente de Argentina, que había sumado un triunfo y dos empates en el suyo.
Aquel sábado 21 de junio de 1997, en el estadio Patria de Sucre, Ternero mandó la siguiente alineación: Miranda en el arco; en defensa, Reyna, Dulanto, Rebosio e Hidalgo; al medio, Erick Torres, Germán Muñoz, Palacios y Carazas; arriba, Waldir Sáenz y Cominges.
Argentina no llegaba con todos sus titulares, pero sí con jugadores que ya destacaban tanto en su liga como en el exterior: el arquero Carlos Roa, el ‘Toto’ Eduardo Berizzo, el ‘Muñeco’ Marcelo Gallardo y Julio ‘El Jardinero’ Cruz, entre otros.
Fue Perú quien tuvo la iniciativa: a los ocho minutos, el ‘Chorri’, en inmejorable posición, remató al palo y el balón se desvió. Luego, Miranda tuvo tiempo para lucirse: contuvo un disparo de Christian Bassedas, un tiro libre de Gallardo y un cabezazo de Cruz. Cuando Argentina parecía equilibrar la balanza, sin embargo, llegó el gol peruano.
Fue al minuto 29’: el ‘Diablo’ Carazas arremetió en carrera por el sector derecho y, cuando Roa salió al achique, remató alto, al primer palo del arquero. Un golazo y un 1-0 que Perú manejó hasta el descanso.
El complemento pareció presagiar lo peor cuando, al comenzar, Sergio Berti fue trabado dentro del área por Carazas. Frente al balón se ubicó Gallardo; la experiencia de Miranda fue vital: atajó el disparo.
A los 60’, llegó el segundo: Waldir y Martín Hidalgo trabajaron una pared y, desde el borde del área, el lateral, quien acababa de fichar por Las Palmas de España, sacó un remate bajo que picó y engañó a Roa: 2-0.
Unos minutos después, a los 66’, llegó el descuento albiceleste. Un estricto Byron Moreno sancionó penal tras una mano involuntaria de Reyna: Gallardo no falló esta vez y marcó el descuento. Sin embargo, Argentina, en vez de serenarse, perdió el control y las expulsiones lo liquidaron: vieron la roja Berizzo, Gallardo y más adelante Gustavo Zapata, este último tras una descalificadora falta contra Aldo Cavero (quien reemplazó a Cominges). Perú tuvo oficio para cuidar el resultado: Ternero hizo ingresar a Orlando Prado por Carazas y a Frank Palomino por Waldir. Pasaron los minutos y, con el pitazo final de Moreno, el bisoño Perú de Ternero clasificó a semifinales de la Copa América, donde el resultado fue lamentable (caída 7-0 contra Brasil).
Pero es la tarde del 21 de junio la que queremos recordar; la tarde en que, con jugadores que no sabían anudarse una corbata, le ganamos por última vez a Argentina. Como estamos obligados a hacerlo en septiembre, después de quince largos años.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: revistas Once y El Gráfico
