La reciente incorporación de Pierre Larrauri a las divisiones menores del Bayern Munich ha generado una fama inusitada al jugador del Esther Grande de Bentín. Con tan solo 13 años de edad ha emigrado a tierras germanas para probar suerte en el club que un día albergó a Claudio Pizarro y Paolo Guerrero, siguiendo una tendencia que cada vez tiene más adeptos en el mundo.

Foto: RPP

 

Nació en Siena (Italia), es de padre italiano y madre peruana y quiere jugar por Perú “cuando sea grande”. A sus cortos 13 años, Pier Larrauri ha generado un revuelo en la prensa deportiva. Durante un par de días, cuando comenzaba el segmento deportivo en algún canal, lo primero que se veía era la cara de “la estrellita”.

Los titulares anunciaban que el Bayern Munich lo había fichado. Hasta el mismo Jaime Noriega, titular del club que lleva el nombre de su abuela Esther -institución militante en Segunda División durante los ’80 y hoy netamente dedicada al trabajo con menores- se encargaba de confirmar esa información. Sin embargo, un día después el equipo bávaro le mandaba una carta a la ADFP en la que aclaraba que no se había producido firma alguna de contrato debido a la edad de Pierre, pero que igual este viajaría a Alemania en calidad de reclutado. Esta precisión obedece al fenómeno reciente de los fichajes de jugadores que no están en capacidad de decidir sobre su futuro. Porque el de Pierre es un caso más de muchos.

Rhain Davis es el nombre del niño australiano que, con tan solo nueve años, probablemente llegue a convertirse en uno de los fichajes más extraños de la historia. Su madre decidió mostrar por YouTube el talento con el que contaba su hijo, y días después recibió, anonadada, una llamada del Manchester United ofreciéndole una beca de estudios en Inglaterra para su hijo y la posibilidad de jugar en la cantera de los Red Devils.

La rapidez de la madre de Rhain para aceptar la oferta del Manchester contrasta con la reacción de los padres de Erik Lamela al recibir una propuesta del Barcelona. En el año 2004, cuando el niño argentino contaba solo con 12 años de edad, el cuadro catalán le ofreció a su familia trabajo en España y casi 12 mil euros mensuales al padre para que Lamela se incorpore a las divisiones menores del club. Luego de un novelón, el jugador de River Plate pudo seguir jugando tranquilo para La Banda. Al final fue su padre quien decidió quedarse en Argentina.



 

Enzo Zidane intentando superar a los defensas del Barcelona (Foto: Diario As)

 

 

Sin embargo, hay oportunidades en las que el mismo padre es quien proporciona la fama. Enzo Zidane, hijo del ya mítico Zizou, a sus 12 años esta acostumbrado a la vida que llevó su padre durante mucho tiempo: ser entrevistado por periodistas y romper cinturas azulgranas jugando para las canteras del Real Madrid. Otro heredero del talento paterno es el hijo de Bebeto: Matheus, homenajeado por su padre en la celebración del inolvidable gol contra Holanda en cuartos de final EE.UU 94’, espera algún día devolverle el favor a su retirado progenitor. Mientras tanto se concentra para seguir rompiéndola en la Sub-13 de Brasil, pese a haber nacido en La Coruña y existir más de un mito en torno de su paternidad -muchos en Galicia aseguran que el verdadero padre del niño no es Bebeto sino Ricardo Serna, un ex compañero suyo en el Depor-.

Quizá el jugador más emblemático de toda esta camada sea Lionel Messi, que fue fichado por el Barcelona a los 13 años y ahora es uno de los jugadores mas idolatrados en el mundo. Esta nueva moda de los clubes europeos parece que cada vez fija su límite de edad más abajo: el año pasado, otro video de You Tube sacó a la palestra al colombiano Juan David Torres, de cinco años de edad. ¿Algún día habrá fichajes prenatales?
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