Ojalá que llave café

César Vallejo asume esta noche como una jornada histórica: será su debut en una Copa Libertadores. Su misión, sin embargo, trasciende su historial individual: los choques de ida y vuelta ante Tolima dan la oportunidad de, por primera vez, eliminar a un rival colombiano en una llave directa de Copa Libertadores.
En efecto, en eliminaciones directas, solo dos veces pudimos deshacernos de un equipo cafetero, pero no en la Libertadores, sino en otros torneos continentales. La primera vez, por curiosidad, el rival fue el propio Deportes Tolima. Fue en cuartos de final de la Copa Conmebol 1997 y el verdugo fue Universitario de Deportes.
La visita a Ibagué
Universitario venía de eliminar a Técnico Universitario de Ecuador, con un 3-0 en Lima y un 0-0 en Ambato. La llave de cuartos de final lo dispuso frente al Deportes Tolima. La ida se jugó en Ibagué, el 24 de septiembre de 1997.
El viaje fue accidentado. El equipo tuvo que dividirse en dos aviones comerciales: un grupo viajó el lunes 22 y otro grupo el martes 23. Ese martes, el técnico crema, el serbio Iván Brzic, programó el reconocimiento de cancha. Al llegar al estadio, sin embargo, los empleados exigieron 2500 dólares a cambio de encender las luces. Tras varias gestiones con sus pares de Tolima, la dirigencia crema logró el acceso, pero el retraso, de todas maneras, hizo que Brzic echara humo.
Tolima tenía a Orlando Pony Maturana como principal figura. Brzic mando a José Carranza, Fernando Ochoaizpur y José Pereda formar un triángulo que pudiera neutralizarlo. En Tolima también jugaba el defensor Francisco Cassiani, quien en 2001 militó en Alianza Atlético.
El serbio realizó un planteamiento conservador, con una alineación sin delanteros: dejó fuera del equipo al paraguayo Francisco Ferreira y a Roberto Farfán, y ubicó desde el saque a Eddy Carazas. El Diablo, junto al paraguayo Guido Alvarenga y Paolo Maldonado, fueron los únicos referentes ofensivos que tuvo la U en Ibagué.
Pero Carazas mandó el esquema por la borda cuando, apenas a los 18, cometió una fuerte falta contra un colombiano. El árbitro ecuatoriano Ángel Gutiérrez solo lo amonestó. Pero Carazas, en vez de agradecer, protestó y el juez le mostró la roja. Solo le dije abusivo, comentó el Diablo.
La U jugó con diez los setenta minutos restantes, en medio de una lluvia que dejó el campo fangoso. La delegación tuvo que buscar chimpunes con toperoles altos para todos los jugadores, pero no encontraron de la talla de Luis Guadalupe, que resbaló durante todo el partido.
Los cremas aguantaron hasta los 83, cuando un zapatazo de Héctor Polo, desde fuera del área, venció a Oscar Ibáñez. Pese a la derrota, la diferencia de un gol no cayó mal de cara a la revancha.
Lo que sí cayó mal fue el retorno. La mayoría de jugadores perdió el avión de regreso porque estaban comprando en el duty free de Bogotá (escala previa a Lima). Solo estaban en el avión el presidente Alfredo González, Brzic, el doctor Jorge Alva, Ibáñez, Farfán, Álvaro Barco, Marko Ciurlizza, César Charún, Héctor Martín Yupanqui y Edson Domínguez. El resto tuvo que esperar algunas horas hasta que llegara un nuevo vuelo.
La victoria en el Nacional
La revancha fue el 15 de octubre, en el estadio Nacional, en el peor clima futbolístico posible: solo tres días antes, Chile nos había vapuleado 4-0 en Santiago, con lo que quedábamos con pie y medio fuera del mundial de Francia. Tolima arribó a Lima en la tarde del lunes 13 y entrenó en Matute gracias a una gestión del DT de Alianza Lima, Jorge Luis Pinto.
Apenas 6 mil personas llegaron al Nacional, en una noche fría y con neblina. El árbitro fue el venezolano Lenin Rodríguez. La U alineó con Ibáñez en el arco; Guadalupe Charún, Domínguez y Giuliano Portilla en defensa; Carranza, Ochoaizpur, Pereda, y Alvarenga al medio; Maldonado como media punta y Ferreira como atacante neto.
Para muchos, Universitario jugó su mejor partido de aquel 1997. Tuvo un primer tiempo notable, con muchas ocasiones de gol. Consiguió, asimismo, una ventaja madrugadora, cuando Carranza dio un pase largo hacia la derecha, Ferreira desbordó, gambeteó un rival y sacó un centro de zurda que Maldonado empalmó a la carrera: su remate, alto y colocado, entró por el palo derecho del arquero Luis Barbat.
Pese al buen partido, el segundo gol tardó mucho en llegar. Brzic probó algunas variantes (Freddy Torrealba por Guadalupe, Ciurlizza por Ochoaizpur), pero el tanto de la clasificación llegó cuando faltaban pocos minutos. Alvarenga sacó un latigazo desde fuera del área que Barbat contuvo a medias y apareció Ferreira para añadirla con un remate fuerte. El DT crema hizo un tercer cambio (Jean Ferrari por Alvarenga) para conservar la ventaja. Ahora la prensa no puede decir que ganamos jugando mal, reprochó Brzic.
La U logró, así, su clasificación a las semifinales de la Conmebol, donde sería eliminado por Atlético Mineiro.
Solo una vez más dejamos fuera a un club colombiano en llave directa, cuando Cienciano venció a Atlético Nacional en las semifinales de la Sudamericana 2003 (Paolo Maldonado, verdugo reincidente, anotó un golazo en la ida, en Medellín).
Pero estos antecedentes no se han repetido en la Libertadores; los colombianos ganaron las cuatro llaves directas en que nos hemos enfrentado. Es momento de que Vallejo, este entusiasta debutante copero, revierta la historia.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: revistas Once y El Gráfico Perú
