Obsesión copada

Se viene un nuevo clásico. Un clásico marcado por la indiferencia de los ‘compadres’; entiéndase, porque tienen impregnados consigo el sello de la irregularidad, razón por la cual tienen nulas posibilidades -matemáticas y futbolísticas- de alzarse con el título a final de temporada. Igual, pese al detalle, un clásico, por venido a menos que se encuentre, jamás escapa de la atención futbolera. Mucho más si este posee un ingrediente extra -o premio consuelo, como quiera llamarlo-. En este caso, las opciones de ambos por acceder a la Libertadores están latentes, por lo que el enfrentamiento se torna de descarte, sobre todo por el lado de los cremas.
La referencia, ineludiblemente, trae a colación a tres enfrentamientos, todos ellos con similar consecuencia, que marcaron época en la generación noventera, pero que con el paso de los años han ido diseminando muchas aristas. ¿Por qué los partidos de las liguillas de 1994 y 1996, en el imaginario popular, no dejaron esa fotografía instantánea que, por ejemplo, concedió el partido extra por el subcampeonato en 1995, si en todos los casos el corolario fue el mismo; es decir, el acceso a la Libertadores?
Como punto de partida -y contextual-, habría que recordar que, por esos años, el torneo -y casi todos los rivales- estaban sometidos a Sporting Cristal, la celeste que brillaba a todas luces y que se adjudicó el tricampeonato con total merecimiento -consagrándose con varias fechas de anticipación en los dos primeros años y con un saldo de goles a favor verdaderamente abrumador-. El imperio, pues, les pertenecía a los del Rímac, y los ‘compadres’ única y exclusivamente se jugaban su partido aparte para definir el subcampeonato, con la yapa bajo el brazo que significaba ingresar al torneo continental. La coyuntura del momento, como se puede discernir, otorgaba un matiz diferente a estos clásicos, de esos que hoy difícilmente se puedan presentar.
Ese quizá sea el primer punto que incline la balanza tendenciosa para aquel duelo de 1995, Más allá de que la ‘U’ recortó distancias con los íntimos en el último tramo del Octogonal de ese año, situación que a la postre forzó la igualdad en el segundo lugar, las circunstancias se encargaron de enarbolarlo a un plano con ribetes de final. Claro, también por los sucesos que se presentaron durante esos 90 minutos: el gol de Roberto Martínez, a quien las luces de la farándula ya lo empezaban a apuntar y que, además, se aprestaba a abandonar el fútbol por su vida marital (igual regresó al club a mediados del año entrante); el show del ‘Cuto’ Guadalupe tras su expulsión y sus posteriores declaraciones para con el árbitro Alberto Tejada; y por supuesto, la cobertura que adoptó la transmisión de dicho partido (el clásico fue en vivo y en directo por dos canales de señal abierta, puesto que cada uno compartía los derechos de transmisión con cada club).
Empero, fuera de los detalles rimbombantes -y como bien se dijo al principio-, los otros dos cotejos tuvieron una misma consecuencia: es decir, el subcampeonato y la posterior clasificación a Copa Libertadores. En 1994, la ‘U’ entró a la liguilla con el punto de bonificación y, en ese caso, fue Alianza el que remontó la diferencia (tal como ocurrió con su ‘compadre’ en el ‘95) y finalmente se quedó con el segundo lugar. Claro, para ello mucho tuvo que ver la portentosa actuación de Juan Jayo y sus dos golazos que cerraron el clásico (uno a Martín Yupanqui y el otro a Miguel Miranda, quienes se cuadraron en el pórtico crema en aquella oportunidad), suficiente para asegurar el pase al torneo continental en la última fecha con una igualdad 0-0 ante Deportivo Sipesa en el estadio Nacional.
Para 1996, más de lo mismo. El elenco blanquiazul, dirigido por el brasileño Gilberto Alves ‘Gil’, se fue acercando de a pocos a la ‘U’, y encontró su punto de quiebre en la fecha 27 del Descentralizado (victoria aliancista en Pucallpa ante La Loretana por 1-6 y derrota merengue en Sullana ante Alianza Atlético por 3-2). A partir de ello, Alianza no se desprendió del segundo lugar, recibió un punto de bonificación para la Liguilla, y en su segunda presentación en el minitorneo hizo el negocio: no pasó del cero ante su ‘compadre’, con lo cual solo requirió de un triunfo en la fecha final -ante Deportivo Pesquero- para secundar a Sporting Cristal y, cómo no, meterse a la Libertadores.
Detalles más, detalles menos, el hecho es que estos tres clásicos tuvieron una misma implicancia y, claro está, más de uno se podría plantear interrogantes tales como las siguientes. Si la ‘U’ hubiera ganado los clásicos de 1994 y 1996, ¿se habría dicho que fue porque los cremas ganan los clásicos importantes? O, por el contrario, si Alianza hubiera ganado el clásico de 1995, ¿se habría planteado que aquel no era un clásico importante porque, por ejemplo, no definía un título? Asimismo, si la ‘U’ remó contra la corriente e igualó a los íntimos en la fecha final de 1995, ¿no tendría el mismo equivalente a que Alianza entró a la Liguilla de 1994 sin el punto de bonificación y remontó la ventaja que tenía su ‘compadre’?
De acuerdo con esta conclusión, si los íntimos ganan el venidero encuentro antes los cremas, probablemente no quede enmarcado como un clásico significativo, situación que podría ser diferente si la ‘U’ saliere airosa de Matute, más aún porque le añadiría un ingrediente especial al desenlace del torneo; claro, para definir al tercer representante a la Copa Libertadores. ¿Usted qué opina?
Composición fotográfica: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com
Videos: América Televisión, Red Global

1. El clasico del 95 fue un partido 100% definitorio, sin margen de error. Los otros dos fueron la penultima fecha de ambas liguillas.
2. El año 95 los hijos de la victoria tenian una paternidad importante sobre la U(3 clasicos ganados y uno empatado, incluido un resultado que siempre recuerdan), y perdieron, cuando no, el partido mas importante del año.
El 96 ni siquiera nos ganaron, y el 94 se recuerda mas, pero como es logico se ve bastante opacado por el del gol de Martinez. Es como si se recordara mucho el clasico del ap 99 con golazo del Goyo o el del cabezazo de Vilallonga en el primer derby jugado en el Monumental o el de Ronald Pablo en Yompian tras remate en el palo del "Cenizo" Nunes, el dia que la U tomo la punta y no la dejo mas hasta conseguir el bi. Es probable que la mayoria los recuerde con dificultad, a diferencia de los mas recientes, aunque algunos de estos ultimos no hayan tenido la misma importancia.
Para Proscrito; el problema de Cristal es que los Bentin ya no propietarios de la Backus con todos las desventajas que esto conlleva.
Hoy nos vemos otra vez, mañana dirás que no fue un clásico importante y otras cosas más que siempre repiten los diarios. Suerte en el 2011 que me vas a ver jugando la Libertadores por TV jajaja
Agustin, suerte si llegas a la libertadores 2011, te quiero ver frente a un argentino o un brasileño en un mano a mano, porque hasta donde recuerdo aflojaste frente a un chileno homonimo de tu padre.