Maneras de sentir el fútbol
Llegó a Lima a principios de mayo de 1996. Lo esperaba Universitario de Deportes, que en el último mes había convivido con experiencias cambiantes. Se había ido Sergio Markarián tras una derrota copera ante Cristal, a la que siguió una inesperada travesía por Montevideo, con ‘Pichicho’ Benavides como interino, con un triunfo sobre Peñarol y con la desazón de las 24 horas siguientes, por aquel polémico Defensor Sporting - Sporting Cristal que selló su eliminación.
Eduardo Luján Manera (cuyo apellido era ‘Manera’ a secas, pues Luján era su segundo nombre) cargaba a sus espaldas a la más exitosa y polémica generación ‘pincha’ de la historia. Aquella filosofía parecía congeniar, aunque con matices, con la tradicional garra crema. Pero el inicio fue duro: caída (1-2) ante Boys en el Nacional y empate ante Ciclista Lima (1-1) en Chincha.
Maneras y estilos
No obstante, las ideas y propuestas de Manera empezaron a calar paulatinamente. Entre sus principales medidas estuvo darle el titularato, ya de forma definitiva, a Óscar Ibáñez y pedir la llegada del delantero Adrián Czornomaz. Con poco fútbol, mucha fuerza, y, sobre todo, con los goles del ‘Pirata’, la ‘U’ alcanzó el primer lugar del torneo y se mantuvo invicto por una rueda entera. Hasta que una tarde de sábado le quitó todo: el 14 de septiembre de 1996, solo tres días antes de la muerte de Lolo Fernández, y en el estadio que llevaba su nombre, los cremas perdieron 0-1 ante Ciclista Lima. Cayó su invicto y perdió la punta para no volver a recuperarla.
A Manera, por entonces, la prensa ya lo había examinado y sometido al habitual proceso de caricaturización que todo personaje importante tiene que aguantar. ‘Drácula’ fue el apodo que le cayó, inspirado en su cabellera siempre engominada, su vestimenta usualmente formal y su rictus casi mortuorio. Su equipo siguió peleando el campeonato, pero ya con mayores dificultades (incluido el escándalo del soborno en Talara), hasta que llegó el 27 de octubre de 1996: la penúltima fecha del Descentralizado.
Esa tarde Universitario debía vencer a Cristal para conservar una remota esperanza de título y evitar que los rimenses celebraran el tricampeonato en su cara. No lo consiguió.
Torres de papel
Aquel fue uno de los encuentros más polémicos de la historia del fútbol peruano contemporáneo. Confluyeron varios factores: a la creciente rivalidad entre cremas y rimenses, se sumaba la aún fresca herida copera y también la presencia de Sergio Markarián en el banquillo rimense. Además, Cristal se había consolidado como el equipo más ganador del medio, y también como el más poderoso: con sus contrataciones (que más de una vez incluyeron a jugadores estudiantiles) no hacía poca ostentación de su estabilidad financiera.
El ingrediente final del desmadre lo puso el juez Jorge Torres. En primer lugar, con una descalificadora falta de Pedro Garay sobre Luis Guadalupe que no sancionó con expulsión cuando los cremas ganaban 1-0. Y en segundo término, con un andar sobreactuado que crispó aún más lo nervios de los jugadores y que debilitó su capacidad de sanción. Los dos penales cobrados a favor de los rimenses, casi consecutivos, estuvieron amparados en el reglamento, pero ya el propio árbitro se había puesto la soga al cuello. Y pasó lo que todo el mundo ya sabe: el segundo penal no se pateó, el partido concluyó con el 1-1 minutos antes de cumplirse el tiempo reglamentario, y Cristal dio la vuelta en un terreno de juego invadido y dividido entre festejos, grescas e insultos.
Lo de Luján Manera fue un espectáculo aparte. Expulsado por Torres, el argentino se acomodó en la boca del túnel. Agarrándose el cuello y anudándose compulsivamente la corbata, fue perdiendo la compostura que lo caracterizaba. Tras el gol de Jorge Soto, un reportero gráfico tropezó con él: el pobre fotógrafo cayó varios metros dentro del túnel y Manera se le acercó con la aparente intención de auxiliarlo. Le ofreció la mano, lo levantó y, una vez recompuesto, le dio un empujón que lo hizo volar nuevamente. Inmediatamente después, el técnico empezó a tomarse una rodilla, aparentemente golpeada por el encontrón, por lo que el doctor Jorge Alva llegó a inmediatamente a su encuentro. Era conocido que Manera era un hombre algo tenso (se decía que tomaba pastillas para los nervios): por ello, en plena transmisión televisiva empezó a sugerirse que el técnico estaba por sufrir un infarto. La falsa hipótesis se respaldaba en el color rojizo que adquirió su rostro y en su encogimiento por el dolor.
Verbo que duele
Inmediatamente después, con el partido concluido y la cancha en ebullición, se encontró con Sergio Markarián. Parecía ya más calmado: lo saludó, le dio un abrazo y le dijo que lo felicitaba. Pero, cuando estaba por reiniciar su caminata, le lanzó un dardo tan sorpresivo como envenenado: “Pero, ojo, me la jugaste a mí que soy tu amigo, ojo”. Y siguió su ruta, mientras el uruguayo se quedó atrás, con expresión incrédula. Tiempo después, ya en su país, confesó en una entrevista haberse arrepentido de aquel incidente.
Pisó el Perú por última vez en 1999, cuando llegó con Vélez Sarsfield para enfrentar, precisamente, a Universitario por los octavos de final de la Copa Libertadores. Sacó un empate 0-0 y luego eliminó a los cremas con un 4-0 en Liniers. Fue, de algún modo, su despedida, aunque ni él mismo lo supiera. Un año después, el 25 de agosto de 2000, Luján Manera, con solo 55 años de edad, muchos menos de los que las tensiones futbolísticas le permitían aparentar, cayó vencido por un cáncer.
Composición fotográfica: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com
Recortes: diarios El Bocón y Líbero
escrito por giavide , July 15, 2009
escrito por FER , July 15, 2009
escrito por edmundo , July 15, 2009
escrito por Raúl Behr , July 15, 2009
El gol de Unión Minas que mencionas fue de MartÃn Ochandarte, no de Moisés Rachumick.
Saludos.
escrito por giavide , July 16, 2009
escrito por José Luis Valdez , July 16, 2009
En esos tiempos Cristal ganaba gracias a la inconpetencia de los señores árbitros... Más allá de las suspicacias de ese torneo, el partido en Cristal y la 'U' fue el detonante para que vean hasta donde llegaban los árbitros para ayudar a un club que no necesitaba nada de esos artilugios y favores que le hacian...
Ese certero golpe del paraguayo Pedro Garay encontra de Luis Guadalupe fue criminal que ni siquiera el árbitro quizó cobrar porque sabia que si expulsaba al paraguayo la 'U' iba a ganar ese partido y el campeonato iba hacer otro...
Bueno que en paz descanse Eduardo Luján Manera, una persona que tenÃa un temple y arraigo único en el futbol que ningún técnivo demuestra... Capacidad y coraje para sobrellevar los malos momentos... Yo fuà hasta La Plata para su entierro, vivo en la Argentina desde hace ya 10 años.
escrito por german , January 05, 2010
escrito por mirko , April 26, 2010