Johan Cruyff: En un momento dado

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Manolo Núñez | @Manolonf Columnista Editorial |
¿Cómo no repetir algo que se haya dicho ya de Hendrik Johannes Cruijff? Reconocido por distintas entidades del fútbol como uno de los mejores jugadores de la historia y por técnicos modernos como su principal influencia –siendo su pupilo más exitoso Josep Guardiola- la trascendencia de Cruyff en el fútbol no se queda ahí. El histórico ‘14’ fue uno de esos filósofos del fútbol, alguien que entendió desde sus inicios que la manera de ver este deporte era una forma de ver la vida misma. Él no era un romántico, aunque detrás de su desfachatez para jugar y enfrentar conferencias de prensa se escondió siempre una entrega total a una idea que él nunca dudó que era la correcta de jugar. Que era la manera acertada de vivir.
Como todos, tuvo influencias. La más importante fue Rinus Michels, de quien absorbió la idea del “Fútbol Total”. Pero tan importante como lo que hacía Cruyff en aquel Ajax de finales de los sesenta e inicios de los setenta, es también clave el personaje que entendió la influencia que tenía él sobre la sociedad. En un país pequeño pero con un movimiento bohemio fuerte durante su época como jugador, se volvió un símbolo social. En 1997, en un artículo de la revista Hard Gras de Holanda, el periodista Hubert Smeets señaló: “Cruyff fue el primer jugador que entendió que él era un artista, y fue el primero que pudo y quiso colectivizar el arte de los deportes. (…) Creo que él fue el único en entender los sesenta”.
Cuando viajó a Barcelona en 1973, esa aura de estrella no la perdió. Se ganó el amor de los catalanes no sólo por su juego y por el título de Liga de 1974, sino por siempre señalar que había llegado al cuadro blaugrana porque no quería ir a un club que tenía relaciones con el dictador Francisco Franco –en referencia al Real Madrid-. Más que títulos, el holandés se ganó a los hinchas catalanes por su juego y por esos pequeños mensaje en contra de algo que ellos creían estaba mal. Además de hacerlo responsable directo del histórico 0-5 en el Bernabéu, la gente lo adoptó como uno más cuando bautizó a su hijo Jordi (nombre catalán) en una época en que todos los nombres extranjeros debían ser castellanizados –y que el catalán estaba prohibido de hablarse-.
Sus talleres de trabajo
Ajax y Barcelona fueron siempre sus casas y donde volcó todas sus ideas. Antes de llegar al Barca en 1988 y cambiar para siempre la historia del club, tuvo un breve lapso en el Ajax donde sentó las bases de la última gran generación del equipo de la capital holandesa. La generación de los noventa que terminó con un Ajax campeón de Champions en 1995 y que fue la base para el cuarto puesto de Holanda en el Mundial de 1998. Su llegada al Barcelona revivió los recuerdos de su época como jugador. Su etapa como entrenador fue bastante más exitosa en cuanto a títulos, pero fue su filosofía el mayor legado de Cruyff al club azulgrana. Fue promotor de la creación de La Masía, y con ello el responsable de la aparición de Xavi, Iniesta, Messi, entre otros grandes jugadores que se formaron en la cantera del Barca. Una cantera que replicaba el estilo de la academia del Ajax.
Su etapa en el banquillo del Barca también sirvió para dejar frases para la eternidad como “en un momento dado”, “todo el mundo sabe jugar al fútbol si le dejas cinco metros de espacio” o “si yo hubiera querido que me entendieras, me hubiera explicado mucho mejor”. ¿Qué representa todo esto? Que Cruyff trascendió del campo de juego, del banquillo, de las salas de prensa, de los medios, de la sociedad. Él estuvo en todas partes y en todas ellas dejó algo invaluable.
Tras su salida del Barcelona en 1996, Cruyff no volvió a dirigir hasta 2009 en que aceptó ser DT de la selección autónoma de Cataluña. Su alejamiento de los banquillos obedeció a un pedido de su esposa, que consideraba que la presión y el estrés le hacían daño a su salud, luego de la operación que sufrió en 1991. Pero no dejó de ser un personaje relevante en el fútbol. Se mantuvo cercano a sus dos casas, el Ajax y el Barcelona. Fue asesor de Joan Laporta y estuvo involucrado en las contrataciones de Frank Rijkaard y de Pep Guardiola como DTs, hechos que cambiaron al Barca actual.
Una manera de pensar
Su ideología nunca la perdió y lo llevó a extremos como de apoyar a España por sobre Holanda en la final del 2010 dado que el fútbol que practicaba la selección hispana le era más atractivo. Claro, era un reflejo del estilo que él había impuesto en la península desde su llegada en 1988.
Cruyff fue legendario como jugador, como entrenador y como pensador de fútbol. Nadie ha tenido una mayor relevancia que él en estos tres ejes del juego. Es difícil que hoy alguien no reconozca la influencia de sus ideas. Sin dudas fue alguien muy polémico, provocador y despreocupado de la opinión de los demás. Tuvo grandes rivales, siendo uno de ellos Louis Van Gaal, con quien nunca se llevó bien desde sus épocas como jugador.
Pero si algo debe quedar del mensaje que nos ha dejado es que el fútbol debe servir para dar espectáculo. No sólo porque a las finales es un juego y el que lo practica tanto como el que lo ve está ahí para pasar un buen rato. Sino que existe un mensaje ulterior y es que todas las cosas que uno hace las debe disfrutar. En una época en que el fútbol actual –y quizás la vida- se basa cada vez más en la presión de obtener resultados positivos, vale la pena voltear y recordar a Cruyff y el mensaje de que estamos aquí para divertirnos.
Por eso, ¡gracias Johan!
Composición fotográfica: Junior Chuquillanqui / DeChalaca.com
Fotos: fourfourtwo.com, AFP
