Los ingleses del Santa Fe: Dorado y quemado

Cuando se menciona a ‘El Dorado’, de inmediato se recuerdan a todas las figuras que se pasearon por las canchas de Colombia, exhibiendo su clase con el balón a la vez que se llenaban los bolsillos con los dólares que les ofrecieron por firmar un contrato, muchas veces ignorando las consecuencias que sus decisiones acarreaban para su futuro en el fútbol.
Primero pasó en 1949, cuando se produjo la explosión de fichajes en las que destacaron dos grandes oleadas, una proveniente de Argentina y otra de Perú y Paraguay. Pero un año después, cuando se buscó renovar la cantidad de figuras, los dirigentes del Independiente Santa Fe se animaron a mirar hacia el continente europeo.
Motivos agremiados
El primer campeonato profesional en Colombia se disputó en 1948 y en esa temporada el campeón fue el Santa Fe, que tuvo como máximo goleador al español Jesús María Lires López. Si bien Lires López también tenía la nacionalidad argentina (como que de ahí provino dos años antes), su producción quedó en el ojo de los dirigentes, que luego de ocupar el tercer puesto en 1949, tomaron la decisión de renovar su plantel con tres jugadores del fútbol inglés.
En Inglaterra los futbolistas recibían un salario exiguo comparado con el dinero que el fútbol producía. Todos se manejaban con un tope máximo y más de un jugador ya había expresado su molestia con la situación, pero sin lograr algún cambio. Así, cuando Manchester United realizó una serie de partidos en Colombia durante 1950, la dirigencia del cuadro cardenal se contactó con Charles Mitten, goleador de los Red Devils, ofreciéndole una cantidad muy superior para que se quedara en el país.
Bajo la misma idea fue que se acercaron a Cornelius ‘Neil’ Franklin y George Mountford, ambos jugadores del Stoke City, que no perdieron el tiempo y aceptaron el ofrecimiento en mayo del mismo año. De los tres, el nombre más ilustre era el de Franklin, que había sido parte de la defensa en la selección inglesa que un mes antes había clasificado al Mundial en Brasil. Precisamente, el técnico Walter Winterbottom intentó revertir la situación para que no se perdiera tal evento, pero el factor económico y la insatisfacción por el trato a los jugadores en su país pesaron más en la decisión final.
Puntualmente contratados
Los ingleses, al igual que cualquier otro jugador que optó por jugar en Colombia, quedaron expuestos al castigo de la liga que habían dejado. Esto por la sanción que la FIFA le impuso a los colombianos por su política de romper el mercado de pases sin considerar los derechos de los clubes de otros países. En su caso, se los amenazó con quedar suspendidos por 99 años.
Ya en suelo cafetero, que estaba envuelto en un serio conflicto social que duró diez años, su adaptación fue variada. Mientras Mitten y Mountford calzaron bien dentro de la vida y costumbres colombianas, al menos lo suficiente como para poder jugar sin apuros, a Franklin se le complicó la estadía porque no viajó solo, sino también con su esposa e hijo, además de tener uno más en camino. Con problemas también en la alimentación, su tiempo con el Santa Fe resultó corto.
Cuando empezó el torneo, fue titular durante siete encuentros, anotó un gol, pero no aguantó más y decidió cortar su contrato, aún a sabiendas de lo que iba a enfrentar de regreso en Inglaterra. Y así fue, pues la Football Association y su ex club lo mantuvieron fuera de toda actividad oficial hasta enero de 1951. Luego fue vendido al Hull City, club que entonces militaba en la segunda categoría.
Para empeorar su carrera, ‘Neil’ Franklin comenzó a padecer una lesión a los ligamentos de la rodilla, de difícil tratamiento por esos tiempos, por lo que nunca pudo regresar al nivel que en su momento lo llevó a ser titular en la defensa de Inglaterra. Tras cinco años bajó un escalón más en el fútbol inglés al fichar por el Crewe Alexandra y en 1958 se sumó al Stockport County, su último equipo en la Tercera División del Norte.
Penas en cadena
Así como con Cornelius Franklin, a Charles Mitten y George Mountford, a los que les fue mejor en el Santa Fe y se quedaron durante dos temporadas, también les toco pasar por una sanción una vez que pegaron la vuelta a Europa. Mitten recibió un castigo de seis meses, tanto económico como deportivo, y acabó retirándose en 1958 jugando en la tercera categoría con el Mansfield Town.
Para Mountford la condena fue menor, aunque su último destino fue el mismo: se reincorporó casi de inmediato al Stoke City, con el que permaneció año y medio hasta que fue vendido al Queens Park Rangers, que en la temporada 1952/53 disputó la Tercera División del Sur y con el que en la siguiente campaña se retiró del fútbol profesional.
A los tres la aventura colombiana no les fue todo lo bien que esperaban. Al Independiente Santa Fe tampoco, pues en 1950 no pasó del octavo puesto con ellos y en 1951 acabó sexto. Para algunos de los muchos jugadores que fueron atraídos hacia Colombia el resultado acabó siendo similar. Pocos fueron los que ganaron el dinero esperado y que luego tuvieron la opción de conseguir mejores contratos. Al final, ‘El Dorado’, terminó siendo una luz que brilló solo para unos afortunados.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Fotos: thetimes.co.uk, especialesdelleon.com; Recorte: diario La Crónica
