Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.comAtlético Paranaense, que se volvió a cruzar con un equipo peruano, tuvo en sus filas a un jugador nacional que, en su momento, ilusionó: Abel Lobatón. En 2000, el ‘Murciélago’ llegó como el gran fichaje del ‘Furaçao’, pero su instante de gloria solo duró diez días.

 

Como en 2000, cuando enfrentó a Alianza Lima, Atlético Paranaense se puso en el camino de otro equipo peruano y pugna por mantenerse firme en la Libertadores. En el ‘Furaçao’, que también tuvo en sus filas a Carlos ‘Kukín’ Flores (nunca llegó a disputar un partido oficial), ancló un atacante peruano que en su momento pintó como promesa y que, incluso, tuvo algunas semanas de gloria en el equipo de la ciudad de Curitiba: Abel Lobatón. En aquel año 2000, el ‘Murciélago’ fue comprado por el Paranaense luego de su regular presentación en el Preolímpico de aquel año. Si bien se portó frente a las redes en su primera presentaciones, luego se desdibujó.

Todo empezó en el momento indicado

La imagen de Abel Lobatón en su segunda temporada en el fútbol peruano cuando defendió a Lawn Tennis (Recorte: revista Don Balón Perú)Abel Augusto Lobatón Espejo (Lima, 23 de noviembre de 1997) tuvo una carrera promisoria y, en algún momento, parecía ser uno de los principales referentes del ataque peruano en la primera década del nuevo milenio. El ‘Murciélago’, quien era totalmente diestro en el terreno de juego, pisó por primera vez una cancha de fútbol profesional el 8 de marzo de 1997 con Sport Boys, en el triunfo rosado de 2-1 sobre Atlético Torino. Recién el año siguiente, con Lawn Tennis, pudo tener cierta regularidad pese a perder la categoría. Luego, en 1999, dio el salto y regresó a Boys, que le dio protagonismo y le sirvió como trampolín para jugar el Preolímpico de 2000, torneo en el que hizo pareja en ataque con Claudio Pizarro.

Tras aquel certamen, el hermano mayor de Carlos Lobatón, y tras permanecer por unos meses más en tienda rosada, dio uno de los saltos más grandes en su carrera hacia el fútbol brasileño: fue fichado nada menos que en el Atlético Paranaense. A los 23 años, pues, Lobatón dio su primer gran paso al fútbol internacional. Ese año disputó la Copa Joao Havelange 2000, un formato del fútbol brasileño de suma complicación que incluyó a equipos de la Serie A, Serie B y Serie C. Se disputaba de la siguiente manera: se formaban tres grupos (Grupo Azul, Grupo Amarillo y Grupo Verde y Blanco). En el primero participaban veinticinco equipos (los dieciocho que se mantuvieron en la Serie A en 1999, los dos ascendidos de la Serie B en 1999 y cinco invitados de la Serie B), los cuales se enfrentaban entre todos y clasificaban los doce primeros. En el segundo grupo, 36 equipos se disputaban tres cupos. El último grupo sorteaba un pasaje entre 55 contendientes. Los dieciséis finalistas pasaban a una ronda de eliminación con partidos de ida y vuelta. El ganador se coronaba campeón nacional.

El primer grito

 

El 20 de agosto de 2000, por la séptima fecha de la Primera Fase de la Copa Joao Havelange, Coritiba ganaba de visita por 0-2 al Paranaense. En el segundo tiempo. Abel Lobatón, con la ‘27’ en la espalda, se filtró en el área rival. Recibió un pase entre la defensa y con el arquero en plena salida, definió a la derecha para decretar el descuento del ‘Furaçao’ (ver video 1). Ese, pues, fue el primer gol del ‘Murciélago’ con casaquilla del popular equipo rubonegro, mientras que en las tribunas se escuchaba el cántico: “Ômister Loba Loba, uh”. Lamentablemente, aquella conquista no alcanzó para darle vuelta al marcador. Paranaense perdió 1-3 en casa pero Lobatón dio un buen primer paso.

Abel Lobatón tras su gol a Sao Paulo, cuando todo le iba de maravillas en Brasil (Recorte: revista El Gráfico Perú)Así fue como se inició la historia del mayor de los Lobatón en Brasil. Con la hinchada en el bolsillo y la confianza del técnico que lo volvió asiduo en el equipo titular, Lobatón tenía una campaña difícil por delante. Tres días después, el ‘Furaçao’ igualó sin goles con América-MG, pero con lo bueno aún por llegar para el delantero de la selección. Todavía en agosto, Paranaense sacó tres puntazos en casa contra Sao Paulo, con goles de Kléber y Lobatón. En el primer tanto, el ‘Murciélago’ recibió un pase de espaldas al arco, la bajó de pecho y remató con fuerza de media vuelta. El arquero no pudo contener  la pelota y el rebote fue tomado por su compañero en el ataque. El segundo fue un calco: remate de Kléber y Lobatón cogió el rebote para poner el segundo (ver video 2).

El 30 del mismo mes, de visita, la misma dupla volvió a repetir el plato ante Botafogo y el octavo mes del año se cerró en azul para Paranaense, pero más para el ‘Murciélago’: en cuatro partidos había marcado tres goles, y todo esto en once días. En poco tiempo, pues, Lobatón se había ganado un espacio en el primer equipo y era protagonista de lo que parecía ser el inicio de una racha positiva.

El declive

 

En los siguientes seis partidos, Paranaense solo logró un empate y una victoria, mientras que Lobatón se peleó con el arco y pasó todo setiembre y parte de octubre sin marcar. Pasada la mala racha, el ‘Furaçao’ volvió por la senda de las victorias al ganar cuatro partidos seguidos y un empate. Fue en esa cuarta victoria que ‘Loba’ se reencontró con el gol: anotó el segundo en la victoria 3-1 ante Vitória, tras un centro al ras por la banda derecha y un poco de suerte ante la marca (ver video 3).

En los últimos partidos Paranaense solo pudo sacar una victoria ante Internacional y logró clasificar a los octavos de final de la copa por tres puntos. Se encontró precisamente con el Inter y un empate sin goles en la ida y un 1-2 en la vuelta dio por terminada su participación en el certamen y el poco auspicioso pase de Abel Lobatón en Atlético Paranaense. El saldo final lo dejó como segundo goleador del equipo con cuatro goles -empatado con Kléberson, el mismo que fue campeón del mundo en Corea-Japón 2002-, detrás de los trece tantos de Kléber.

Un retorno efímero

 

Abel Lobatón terminó la temporada 2000 con las manos vacías y, tras disputar los estaduales con Paranaense en los primeros meses del año entrante, regresó al Perú para jugar con Universitario en 2001. Ese año, el ‘Furaçao’ completó la mejor campaña de su historia y ganó por primera vez el Brasileirao. Un año después, el recuerdo de sus goles lo llevó nuevamente a Atlético Paranaense -dueño de su pase-, al que arribó en el segundo semestre de 2002 y el primero de 2003, aunque sin frutos. Tras concluir su contrato con el rubronegro, el ‘Murciélago’ fue repatriado nuevamente en mayo de 2003, pero esta vez para vestir la camiseta de Cienciano, con el que fue partícipe de la obtención de la Sudamericana.

La gloria goleadora, pues, le duró a Abel Lobatón poco menos de dos semanas en Brasil. Y a su vuelta al Paranaense,un par de años después, no se le dio la oportunidad -o capaz no dio la talla-.

Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: revistas revista Don Balón Perú y El Gráfico Perú; Videos: Youtube / Usuarios Daniel G, hilhotta, tvtransamerica

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