Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.comLos maniqueísmos entre la Sub-20 y la selección mayor, que reaparece contra Trinidad y Tobago, deben evitarse. Recordemos el doblete de 1996, cuando la Sub-23 aplastó a Rumanía y la mayor fue casi goleada por Bolivia, fomentando estas torpes comparaciones.

 

Endiosar a los jugadores de la Sub-20 por la muy buena e inesperada campaña en San Juan y Mendoza no es el único peligro que afrontamos. También están los tradicionales maniqueísmos que van a saltar si la selección de mayores (que este miércoles 6 de febrero reaparece ante Trinidad y Tobago en Couva) no comienza el año con buen pie: Ahmed/Markarián, Reyna/Pizarro o Campos/Fernández son las previsibles parejas que mucha prensa buscará oponer. Si, por el contrario, la selección de Markarián arranca bien y, sobre todo, si consigue vencer a Chile el 22 de marzo, se desbordará la ilusión de que al fútbol peruano no lo para nadie, actitud que, históricamente, ha sido tan nociva como el ataque gratuito. Es indispensable, ante cualquier escenario, conservar la mesura: en primer lugar, para no torpedear un proceso de mayores que merece continuidad, al margen de falencias muy concretas; en segundo lugar, para no recargar en estas nuevas figuras todo el peso de nuestras esperanzas y frustraciones.

Un episodio muy puntual en la historia del fútbol peruano ilustra el daño que genera el maniqueísmo: recordemos la tarde/noche del 11 de febrero de 1996, cuando un doblete hizo coincidir a la selección sub-23 y a la selección mayor, desatando las euforias en tribunas y periódicos.

 

Y ya lo ve…rita

Álex Magallanes ya sacó el remate cruzado que abrió el camino hacia la goleada del Sub-23 sobre Rumanía (Recorte: diario El Bocón)20 mil personas regresaron temprano de la playa para asistir al Nacional. A las cuatro de la tarde, la Sub-23, dirigida por Freddy Ternero y ad portas de disputar el Preolímpico en Tandil, se enfrentaba a Rumanía. El equipo había jugado seis amistosos, con cuatro triunfos, un empate y una derrota 2-0 contra Chile, que costó la suspensión de Juan Jayo, Jair Vásquez y Jorge Lazo para las primeras fechas del Preolímpico.

El choque ante Rumanía sirvió como despedida ante la afición. Los muchachos habían sido la fiebre del verano, liderados por “la dupla (ofensiva) del futuro”: Jorge ‘Loverita’ Ramírez y Luis ‘Cuto’ Guadalupe, que incluso hicieron un comercial bailando al ritmo de El General. Después, lo clásico: conocimos por TV hasta a la abuelita de cada seleccionado.

Con el trámite definido, José Espinoza se encargó de estirar el marcador con este cabezazo (Recorte: diario El Bocón)Esa tarde, Ternero mandó el siguiente once: Frank Villanueva en el arco; Nolberto Solano, Manuel Marengo, José ‘Hilacha’ Espinoza y Giuliano Portilla en defensa; Jean Ferrari, Erick Torres, Martín Hidalgo y Alex Magallanes al medio; ‘Loverita’ y Guadalupe en ataque. La Sub-23 fue demoledora: apenas a los 12’, Guadalupe robó un balón y lo extendió hacia Magallanes, quien entró por derecha y sacó un remate cruzado para poner el 1-0.

A los 35’ llegó un gol espectacular: ‘Loverita’ (acaso una de las promesas perdidas que más hemos lamentado) gambeteó a un rumano, se abrió camino y mandó un misil bombeado desde 35 metros para vencer al arquero Robert Tufisi. Fue gol de genio. Dos minutos después, el propio Ramírez, tras un centro exacto de ‘Ñol’, conectó una ‘palomita’ para poner el 3-0.

El último tanto del 5-0 con el que el Sub-23 de Perú se despidió en el Nacional lo consiguió Paolo Maldonado con este disparo (Recorte: diario El Bocón)Para el complemento, los rumanos cambiaron de arquero: entró Turcas por Tufisi. El remedio fue peor que la enfermedad. A los 65’, un córner cobrado por Paolo Maldonado (quien ingresó por Portilla) encontró a ‘Hilacha’ Espinoza, quien cabeceó débil frente a un Turcas que se enredó con el palo y terminó metiendo la pelota a su arco. No podía faltar un gol de jugada colectiva: sobre el final, jugaron en pared Hidalgo, José Pereda (entró por Magallanes) y Waldir Sáenz (entró por Guadalupe); Hidalgo la encontró, remató al palo y Maldonado cogió el rebote para fusilar y establecer el asombroso 5-0.

Aquella Sub-23 viajó a Tandil el viernes 16 de febrero; los jugadores fueron demagógicamente despedidos por el mismísimo Alberto Fujimori.

Oles con dolores

El mal inicio del ciclo de Juan Carlos Oblitas arrancó con este gol de penal convertido por Julio César Baldivieso (Recorte: diario El Bocón)A las seis de la tarde de aquel domingo 11, la selección de mayores jugó el partido de fondo; el rival fue la mundialista Bolivia. El choque significaba el debut de Juan Carlos Oblitas como DT de Perú y la reaparición del seleccionado tras la nefasta campaña en la Copa América de Uruguay ’95, con Miguel Company y la crisis de la salmonella. Faltaban dos meses y medio para el debut en las Eliminatorias, contra Ecuador en Guayaquil.

Oblitas mandó un once literalmente de prueba: Héctor Martín Yupanqui fue el arquero; José Luis Reyna, Alfonso Dulanto, José Soto y Juan Alexis Ubillús estuvieron en defensa; Mario ‘Kanko’ Rodríguez, Jorge Soto, Germán Pinillos y Roberto Palacios en volante; arriba, arrancaron Darío Muchotrigo y Flavio Maestri. Para el complemento, entraron hombres que no volvieron a ser convocados por el ‘Ciego’: Alfredo Carmona, Ricardo Zegarra y Juan Carlos Ormeño.

También de penal llegó el descuento peruano a cargo de Germán Pinillos con un preciso zurdazo (Recorte: diario El Bocón)El partido fue un completo desastre, sin duda. A los 26’, Roly Paniagua se sacó a José Soto con una maniobra y este lo trabó: Julio César Baldivieso, con remate fuerte al medio, venció a Yupanqui. A los 54’, en un contragolpe letal, Ramiro ‘Chocolatín Castillo’ cruzó un pase rasante para Paniagua, quien puso el 0-2. Perú descontó con un penal anotado por Pinillos a los 71’, pero de inmediato Castillo volvió a golpear.

Tras el 1-3, que fue definitivo, la gente se impacientó: no solo insultó a Oblitas, sino que, de forma malcriada, comenzó a celebrar “oles” con cada toque boliviano. “Creo que es el único país donde se aplaude a los rivales”, dijo Oblitas, mientras José Aramburú, presidente de la Comisión Francia ’98, amenazó con jugar en provincia.

Sub-reacciones

Jorge Soto no logra conectar el balón hacia el arco boliviano cuando la derrota se hacia inminente (Recorte: diario El Bocón)El doblete se montó de modo tal que todos los contrastes se hicieron visibles. Basta ojear alguna de las perlas que regaló el periodismo: “Palmas, señores. Hay que decirle a los cantantes que el día de la suerte -parece- nos ha llegado con estos muchachos de la Sub-23” o “La Sub-23 volvió a demostrar que es el equipo de todos y que la selección mayor es una de las más repudiadas de la historia”. El diario El Bocón tituló la derrota ante los bolivianos con ingenio y malicia: “Sub-selección”.

Lo peor es que fueron contrastes ilusorios, como advirtió el propio DT de Bolivia, Dussan Draskovic: “Estaría loco si dijera que esta es la selección de Perú. Seguro que van a mejorar mucho”. Repasando la formación en aquel 1-3 contra Bolivia, solo los hermanos Soto, Palacios y Maestri fueron convocados regulares en el proceso.

Alfredo Carmona es el reflejo de cómo quedó la imagen de la selección peruano tras su mal partido contra Bolivia (Recorte: diario El Bocón)La semana siguiente el maniqueísmo fue peor. El miércoles 14 de febrero, la selección de Oblitas cayó 4-0 contra Chile en Coquimbo, con un equipo al que se sumaron Juan Reynoso, Pablo Zegarra y el arquero Rafael ‘Pañalón’ Quesada. Al volver a Lima, en el aeropuerto, los hinchas los recibieron con insultos y empezaron a gritar “¡Sub-23! ¡Sub-23!”.

El resto es historia más o menos conocida: la Sub-23 fue eliminada en Tandil con dolorosas derrotas (4-1 ante Brasil, 4-2 ante Paraguay, 4-2 ante Uruguay); los arqueros (Frank Villanueva y José Díaz) estuvieron fatales y recibieron todos los dardos de la culpa. Lo cierto es que, de aquel equipo supuestamente del futuro, si bien la mayoría llegó a destacar en el medio local, la única estrella internacional fue ‘Ñol’ Solano.

Por el contrario, la selección de Oblitas mejoró con el correr de los meses y, con gran esfuerzo, estuvo a punto de clasificar a Francia ’98.

Los maniqueísmos, como se ve, nunca nos llevaron por buen camino. Generaciones perdidas y procesos truncos han sido su consecuencia directa. El ejemplo del ’96 es inmejorable: en el fútbol peruano, dividir nunca suma.

Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: diario El Bocón

Comentarios ( 2)add
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escrito por juan , February 06, 2013
Era chibolo y fui a ese doblete con mi viejo, olvidaste mencionar que en el mismo partido de la seleccion mayor, ya la gente (me incluyo) gritaba Sub-23! Sub-23! aparte de los oles y las risas cuando alguno se equivocaba. ]Es algo que pasó, pasa y pasará, sub23s, jotitas, guerreritos, matadorcitas, etc etc, sin eso la prensa no vende y a la gente le gusta que endiosen. cuestion de idiosincracia, cultura y genes.
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escrito por javier , February 06, 2013
Yo estuve en el estadio ese dia y la gente comenzo a corear "Ternero" o "Sub 23". Tambien me acuerdo de los oles. 17 anios despues, es probable q eso ocurriese si hubiera otro doblete con similares resultados. Lo q hoy paaa con Reyna, Io hicieron con Manco en su momento, y algun descarado sugirio a JJ Ore para el cargo de tecnico en la seleccion mayor. Definitivamente no aprendemos, y la prensa tiene mucha culpa de estas reacciones, esos q piden la cabeza de Markarian no estarian contentos ni con Guardiola.
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