Cazulidades del destino
Jorge Cazulo difícilmente sea un tocado. Es, más bien, un guerrero de la medular que, en esta ocasión, fue reservado al banco de suplentes por una cuestión elemental: no exponerlo a alguna situación fortuita que lo pueda privar de la final del Descentralizado. Así como el uruguayo, Irven Ávila y Hernán Rengifo también son imprescindibles en la estructura celeste, y por eso Roberto Mosquera no los puso desde el saque en el Cusco.
Si bien la determinación del comando técnico fue la acertada, el trámite del partido empezó a exigir la presencia de los tres mencionados, sobre todo tras la ventaja parcial de Cienciano que, quiérase o no, favorecía a su enconado rival, Real Garcilaso, pues la derrota celeste, seguramente, le iba a imprimir vértigo a la pugna por el primer lugar del torneo y a la opción de elegir la localía para la definición del torneo. No obstante, ello no ocurrió: la reacción celeste se hizo esperar, aunque con algunas situaciones que más parecían un anuncio del destino.
Ávila y Rengifo ya habían entrado en el arranque del segundo tiempo -y Cienciano ya estaba con diez por roja a Leonardo Rivero-, pero a partir del ingreso de Cazulo, a los 69', se empezó a escribir -con tinta cusqueña- el triunfo celeste: apenas transcurrieron segundos con el uruguayo en cancha y Carlos Lobatón, quien estuvo iluminado en el Garcilaso, sacó un remate lejano y venció a Cisneros. Luego, a los 74', tras una contra que se generó producto de una aparente infracción en el área celeste, el propio Lobatón puso el 1-2 que se cristalizó aún más con la expulsión de Gerardo Gárate a los 75'. Todo, pues, se encaminó a favor de Cristal, que se metió tres puntos al bolsillo de una plaza complicada.
Jorge Cazulo no es un tocado pero, a partir de su presencia en la cancha, su equipo ya tiene prácticamente asegurado al primer lugar del Descentralizado y también la posta para elegir en qué cancha jugar primero en las finales.
Foto: José Carlos Angulo
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