Banda que desafina

Hay una banda continua que a veces toca ritmos perfectos y otras no acierta dos acordes. Esto último parece ser el destino repetido de quienes la hacen suya. Es una banda roja que se cruza sobre el pecho blanco de los equipos de fútbol, varios de los cuales ya fueron repasados por DeChalaca.com en alguna fiesta patria anterior. Lo curioso, no obstante, es que uno mira por todos lados y esta banda se repite una y otra vez con el mismo sino de descenso. Muy sonados en más de un caso.
Parece una maldición fija, más en las Américas que en Europa. El más reciente y ruidoso fracaso de una banda es el de River Plate. El equipo Millonario de Argentina, luego de 110 años jugando en el más alto nivel del fútbol gaucho cayó totalmente en su ritmo triunfal y se fue a la ‘B’ tras jugar dos partidos con Belgrano y llevar varios años de manejo cuestionable. Al sur, en Chile, se fundó hace 38 años el Club Deportes Provincial Curicó. Se tardó siete años en perder la categoría de segunda por primera vez e hizo lo mismo diez años después. En 2008 llegó a la Primera División del fútbol Mapocho y doce meses después estaba otra vez en la categoría de ascenso. No ha podido volver. En Bolivia se encuentran dos casos más: el septuagenario Always Ready de La Paz, dos veces campeón altiplánico (1951 y 1967)y una vez representante boliche e la Copa Libertadores, descendió en 1981, regresó y se volvió a ir (aparentemente sin pasaje de retorno) en 1991; el Club Atlético Nacional Potosí, un equipo menos popular de aquella ciudad, se tardó 66 años desde su fundación para llegar a la Primera División en 2008 y solo uno para regresar a la Segunda (en 2010 volvió a subir y esta temporada está de nuevo en la Primera estando pendiente saber por cuánto).
En Perú hay dos casos bastante conocidos. Uno de ellos es el José Gálvez de Chimbote que tiene 60 años y muy pocos en la Primera División de nuestro balompié. A lo largo de su historia descendió cuatro veces: el 2010 (con apenas un año en Primera), 2006, 1997 y 1972. En cada caso pasó muchos años de trabajo y sufrimiento para poder regresar. El otro ejemplo es el querido Centro Deportivo Municipal. Fundado en 1935, ganó cuatro veces el título de campeón nacional en los primeros 15 años de existencia para perder el brillo de sus inicios después. Descendió por primera vez en 1967 para regresar gracias a la dirección dentro del campo del ‘Cholo’ Hugo Sotil al año siguiente. No regresó a los primeros planos, sino que fue en claro declive desde entonces. Volvió a perder la categoría en el 2000 tras varios años de escabullirse del descenso por un pelo. Regresó en 2007 y esa misma estación se fue a la Segunda, pero no para siempre, sino que siguió bajando. En 2009 se fue a la Etapa Regional de la Copa Perú y en 2010 cayó hasta la Distrital. Este año disputó su Liga de origen, la del Cercado, y lo eliminaron ayer, justo en su aniversario número 76.
En Europa los casos de disfonía también están. El más conocido es del Rayo Vallecano de Madrid, que cumplió sus bodas de diamante en 2009 y solo jugó 13 años en la máxima división del fútbol español. Tiene en su haber seis descensos desde que llegó a la Primera por primera vez en 1976. Otros que contradicen esta tendencia negativa de las bandas son el Standard Lieja de Bélgica, uno de los más grandes de aquel país, que descendió en 1914 por única vez en sus 111 años de historia. Juega en la Primera desde 1921. En Bosnia Herzegovina, el HSK Zrinjski Mostar es la definitiva excepción a la regla: es de los más grandes de dicha nación y nunca descendió desde 1905, año de su fundación.
Es claro que la banda acarrea consigo una maldición de la que es difícil escapar. Esperemos que no vuelva a tomar a la selección peruana, que viste de la misma manera que estos clubes, ahora que empieza a resucitar tras varios años de cacofonía futbolera.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
