Así la besó Didier
DeChalaca.com presenta un testimonio de lujo: la narración del peculiar festejo de Didier Drogba con la copa de la Champions en el vestuario del Chelsea el último sábado en Munich en la pluma de Alberto Verme, presidente del Citibank, el ejecutivo peruano con cargo más alto en el mundo y, además, gran hincha blue.
DeChalaca.com se complace en compartir con sus lectores un testimonio de absoluto lujo para el periodismo deportivo peruano. Se trata de una deliciosa y hasta ahora desconocida anécdota futbolera ocurrida el último sábado en los festejos del Chelsea tras el título logrado en Munich ante el Bayern. Y su narración llega a cargo nada menos que de Alberto Verme, presidente del Citibank para Europa, el Medio Oriente y Asia, afincado en Londres y considerado por las publicaciones económicas más prestigiosas como el ejecutivo peruano que más lejos ha llegado en los organigramas de las grandes corporaciones globales.
Pero al margen de esos pergaminos profesionales, Alberto Verme es, ante todo, un gran hincha del fútbol. Y si en el Perú es fanático convicto y confeso de Alianza Lima, y en España una debilidad muy especial por el Atlético de Madrid, en Inglaterra también tiene una pasión azul: el Chelsea. Amigo personal de Roman Abramovich, ha tenido acceso a un testimonio de primera mano sobre un emotivo suceso ocurrido el sábado en Munich que aquí comienza a compartir con todos los lectores de DeChalaca.com
El Wall Street Journal, diario de negocios, es quien mejor resume la proeza de nuestro equipo azul: "The Champions League Team That Wouldn't Die!". El 31 de agosto se juega la Supercopa de Europa en Monaco: Chelsea se enfrentará al Atlético de Madrid: ¡estamos soñando! Le estoy enviando ya un correo a Michel Platiní, presidente de la UEFA, para que permita el empate, anule los penales y dé por ganadores a los dos, porque yo y varios hinchas así se lo pedimos.
Pero el hecho es que este fin de semana estuve con mis amigos, los del equipo azul, a quienes conocí en Rusia hace ya más de diez años, y con quienes tenemos una entrañable amistad. La tertulia, como de costumbre, se centraba en todos los chismes que desde el domingo se publican en diarios. Pero una de sus historias me impactó, al grado de tener que contener lo que solamente los ojos pueden hacer brotar.
Resulta que despues de las celebraciones del Chelsea en el terreno de juego en Munich el último sábado, todos, futbolistas y dirigentes, se dirigieron a los vestuarios. Una vez reunidos y tras haber cerrado la puerta, Didier Drogba les pidió que por favor lo escuchen; que hacía ocho años que esperaba otorgarles una dedicatoria. Los presentes pensaban que era o a su madre, a quien idolatra; a su Dios, por sus creencias islámicas; o a su país, ese de la Costa del Marfil.
Cuál fue la sorpresa de todos cuando este genio le empezó a hablar a la Copa que acababan de ganar. No se escuchaba ninguna voz. Era la suya, la del ídolo, la del máximo líder que la besaba y requintaba por todo lo que los había hecho sufrir por conquistarla; por lo injusto de las derrotas que les habia infligido y por el agradecimiento eterno por la gracia y el amor que al final les había demostrado. Fueron, por lo que me cuentan, diez muy largos e intensos minutos, después de los cuales todo el vestuario irrumpió en un llanto incontrolable: de agradecimiento, de lealtad, de cariño hacia ese inmenso líder que desde su Costa, la del Marfil, esa noche les había dedicado su alma, su título y, con ellas, también su despedida.
Gracias Didier, por todo. Sin exagerar, nos será muy, pero muy difícil poder apreciar a otro como él, y esto dicho con el alma azul.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Foto: gsom.spbu.ru
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