Tu arma, mi arma
Mandar el balón al área en busca que la suerte acompañe (a la de Dios que le dicen) no es novedad en los equipos que tienen su localía en ciudades de altura; que abusen de esa fórmula tampoco genera sorpresa, porque crea un desgaste que suele causar estragos en el físico del rival; pero que la visita apele a la misma idea y cause el mismo efecto sí resulta poco común. Esto sucedió en el Ciudad de Cumaná, estadio que acogió el duelo entre Inti Gas y Cristal y en el que, durante el primer tiempo, ver el balón salir despedido casi desde cualquier sector del campo se volvió una imagen repetida. Así llegó el primer gol, producto de un grueso error en las marcas tras un balón detenido que acabó con Carlos Ibarra conectando el esférico hacia un arco celeste desguarnecido ante el ir y venir de Erick Delgado, quien decidido a salir acabó por arrepentirse a medio camino.
Cristal no se amilanó en esta etapa y buscó hacer en ataque lo que su mediocampo no podía: alejar el peligro de su área. Con menos costumbre y precisión que el once ayacuchano, en los pies de Juan Carlos Mariño estuvo el que pudo ser el empate a los 31’ con una doble acción que el arquero Mario Villasanti conjuró, primero con los puños tras un centro por izquierda que se convirtió en remate, y luego con la punta de los dedos para enviar al tiro de esquina un balón que se colaba por el segundo palo.
Tras el gol de Irven Ávila al borde del descanso, el esfuerzo pareció pasar factura en la parte final con un encuentro que se tornó lento y de juego predecible para las defensas. Cristal lo sintió más, pero Inti Gas no se quedó atrás y las ocasiones (solo buenas intenciones en su mayoría) disminuyeron para nunca más regresar.
Foto: Ciro Madueño
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