Argentina - Perú 1985: La última raya del tigre

“Y al final, cuando faltaban diez, llegó aquella jugada de Passarella, el empujoncito de Gareca, ¡qué sé yo! Yo ni me di cuenta quién había hecho el gol, pero lo tenía cerca de Pedrito Pasculli y me abracé, me abrazaba con cualquiera… Pero fue de Gareca, fue del Flaco, sino la pelota se iba afuera, se iba afuera.”
Esas son las palabras con las que Diego Armando Maradona describe, a su manera, el gol que significó la clasificación argentina a México ’86. Si uno piensa en el Mundial azteca, automáticamente lo relaciona con la magia de Diego ante los ingleses, el bicampeonato de Argentina y el éxito de la escuela de Bilardo -tan diferente al menottismo con el que se coronaron campeones los gauchos en 1978-. Sin embargo, en este país no se puede dejar de pensar en aquel 30 de junio de 1985 en el Monumental de Buenos Aires. La tarde en que Perú estuvo a 10 minutos de hilar su tercera clasificación consecutiva a un Mundial. Ese 30 de junio, muchos lo consideran como la defunción del fútbol peruano y el gran causante de los males del balompié nacional hoy en día. Por ello, es válido volver a utilizar esta sección para reflexionar sobre uno de los más grandes “Y si…” del fútbol peruano.
Arañazo final
A aquel partido en el Monumental de Nuñez, Perú llegaba de menos a más mientras Argentina, aunque había ganado cuatro partidos de cinco, tenía la presión encima de la insatisfacción de la gente por el juego desarrollado por Carlos Bilardo. La elección de Roberto Chale como seleccionador nacional en detrimento de Moisés Barack había tenido solo resultados positivos en la blanquirroja. ‘Moshe’ había sido cesado luego de tres encuentros donde le ganó a Venezuela en Caracas, perdió con Colombia de visitante y empató 0-0 ante los cafeteros en Lima. Entró el ‘Niño Terrible' y Perú se recuperó con un 4-1 a Venezuela en casa y una increíble victoria ante Argentina por 1-0 con gol de Juan Carlos Oblitas. Aquel cotejo en el Nacional se recuerda por la orden de Chale a Luis Reyna de una marca inseparable a Maradona.
Siete días después del triunfo peruano en Lima, los mismos equipos se veían las caras en el Monumental de River Plate. Los gauchos llegaban con ocho puntos y los visitantes con siete. Ambos ya se encontraban clasificados al repechaje y solo faltaba determinar el cupo directo al Mundial en México. Perú salió con Eusebio Acasuzo; Leo Rojas, Rubén Díaz, Jorge Olaechea, Hugo Gastulo; César Cueto, Luis Reyna, José Velásquez, Gerónimo Barbadillo; Franco Navarro, Juan Carlos Oblitas. Argentina hizo lo propio con Ubaldo Fillol; Julián Camino, Daniel Pasarella, Enzo Trossero, Oscar Garré; Jorge Burruchaga, Juan Barbas, Ricardo Giusti; Pedro Pasculli, Diego Maradona, Jorge Valdano. El árbitro del encuentro era el brasileño Romualdo Arppi Filho.
Apenas al minuto de juego, Julián Camino se aseguró que Franco Navarro y todo aquel que observaba el encuentro, lo recordarán de por vida. El marcador derecho local fue con los toperoles al frente y los dejó marcados en la rodilla izquierda del delantero de Independiente. Sin intención de jugar la pelota, sin preocuparse por la salud física de su rival, sin importarle, literalmente, nada. Navarro quedó tendido en el piso y tuvo que ser sustituido por Julio César Uribe. Camino, el irresponsable, solo vio la amarilla. Con la conmoción instalada en el campo, los argentinos metieron a Perú en su arco y Pedro Pasculli abrió el marcador a los 12’. Maradona se escapó por única vez y sacó un centro que el entonces reciente fichaje del Lecce controló cerca del primer palo y la cruzó ante la salida de Acasuzo.
Por palabras del mismo Alberto Fernández del diario Clarín de Argentina, Perú comenzó a dominar el terreno de juego con las combinaciones entre Cueto y Velásquez. Uribe se mostraba movedizo y dinámico y los dirgidos por Chale se comenzaban a olvidar de la acción de Camino que no había tenido nada que ver con el fútbol. Así, en 23’, Cueto consiguió una falta que él mismo cobró al segundo palo para la aparición del ‘Diamante Negro’. Uribe pivoteó hacia el medio donde esperaba Velásquez. El ‘Patrón’ la tocó y el balón al fondo de las redes para el empate. Luego, sobre los 39', César Cueto dio cátedra y se sacó a dos argentinos de encima para habilitar a ‘Patrulla’ Barbadillo, quien sobrepasó a Fillol y definió arriba al primer palo. Con el 1-2 a favor de la blanquirroja, se aguantó lo que quedaba del primer tiempo. En el segundo, Argentina lo buscó con ganas, pero con poco fútbol. Al final, se conoce la historia: Daniel Pasarella entró por derecha y cruzó el balón que rozó Eusebio Acasuzo y chocó en el palo. Ricardo Gareca la añadió en la línea cuando Javier Chirinos se disponía a despejarla. De ahí, el eterno reclamo de una falta sobre Pasculli que impidió que la añadiera. Argentina estaba en el Mundial mientras Perú jugaría un repechaje con Chile que lo dejaría viendo la máxima cita del fútbol por televisión.
Por segunda vez, aztecas
Modifique la historia como usted desee, amigo lector. El ‘Chevo’ Acasuzo podría no haber rozado esa pelota y se habría perdido en un centro que nadie tocó. El referí Arppi Filho podría haber demostrado personalidad y anulado el gol que le dio la clasificación a Argentina en un estadio repleto. O quizá prefiere que Ubaldo Fillol se hubiese empequeñecido cuando Uribe se sacó de encima a Oscar Garré y envió un remate envenenadísimo que hubiese significado el 2-3 peruano y la clasificación al Mundial. Cualquiera de esas alternativas mantenía el triunfo de la selección y el boleto a México.
¿Qué habría significado esa clasificación para el balompié nacional? Para empezar, Roberto Chale tendría crédito casi ilimitado en el fútbol peruano. Se convertiría en el segundo técnico peruano que conseguiría la clasificación a un Mundial y lo disputaría. Probablemente el ‘Tío Terrible’ seguiría dirigiendo en vez de comentar en programas deportivos. Por otra parte, podría haber significado la consagración de un jugador como Julio César Uribe. El ‘Diamante’ formaba parte del Cagliari italiano y, con un Mundial, podría haberse ganado una renovación en el contrato. Además, Uribe podría haberse elevado al nivel de figura como lo son César Cueto y Teófilo Cubillas.
Asimismo, Juan Carlos Oblitas, José Velásquez y César Cueto disputarían su tercer mundial consecutivo y subirían un escalón más -si se puede- dentro del podio futbolístico nacional. Probablemente, el ‘Ciego’ hubiese pospuesto su retiro para el año siguiente. Otro que se vería notablemente favorecido sería Javier Chirinos. Nadie lo recordaría como aquel zaguero que pudo despejar la pelota antes que el ‘Tigre’ Gareca la añadiera. Es más, posiblemente tendría un mundial en su haber. Luis Reyna pasaría de ser una anécdota por su marca a Maradona a un héroe nacional como Chale se lo ganó por su actitud en la Bombonera. Y si Franco Navarro llegaba a disputar el Mundial, el peso de su carrera en el Perú sería distinto y sería otro que se encontraría escalones más arriba.
Hablando a modo colectivo. Perú podría haber caído en el Grupo A del mundial azteca, con Italia, Corea del Sur y Bulgaria. Si bien es cierto que el sorteo podría haber ubicado a la selección en cualquier grupo, para efectos del artículo vale mantenerlo así. Las expectativas de los dirigidos por Roberto Chale serían altas ya que Corea del Sur todavía no era ese equipo aplicado y veloz que es en la actualidad, y Bulgaria era uno de esos equipos europeos que se podría calificar como “regularón”. Asumiendo un decente segundo lugar, el rival sería la Francia de Platini. Ahí podría haber quedado el camino peruano o se escribiría la epopeya más grande del fútbol nacional. Igual, todo este párrafo es un vuelo a la imaginación. Pero es un bonito ejercicio pensar que resultados se rememorarían hasta este momento de la actuación peruana en México.
De igual manera, el impacto que esta clasificación podría haber tenido en el fútbol peruano, podría haber cambiado la realidad de este durante los 25 años que siguieron. El éxito en 12 años al hilo sería un aliciente para seguir haciendo las cosas de la misma manera y la paciencia de la hinchada y la prensa llegaría a niveles muy altos. Queda la esperanza que nunca se hubieran creado los intragables Regionales, ergo, la campaña para clasificar a Italia '90 no hubiese sido lo catastrófico que fue. La estructura del balompié nacional sería definitivamente otra.
Sin gloria a la mexicana
La otra cara de la moneda sería pensar que ocurriría con Argentina si ese gol de Gareca no hubiese sido validado. ¿Habrían sido capaces los dirigidos por Bilardo de superar a Chile y Paraguay? Probablemente sí. En ese caso, y siguiendo la tónica de la imaginación con Perú, los gauchos se habrían ubicado en el Grupo B con México, Bélgica e Iraq. Uno se podría cuestionar si es que Argentina pasaría este grupo con total tranquilidad, y parece que la respuesta vuelve a ser afirmativa. Ninguno de los tres equipos representaría mucha pelea para los gauchos. Luego, en el primer lugar, tocaría Inglaterra en Octavos e Italia en Cuartos -siguiendo la lógica-. Muy enredado. Lo cierto es que el camino de los albicelestes sería distinto y eso, en ocasiones, es determinante.
Sin embargo, al final, la historia es distinta. Ricardo Gareca añadió ese balón e hizo explotar a un Monumental que no vio su grito cortado por la decisión de un árbitro. Carlos Salvador Bilardo salió campeón del mundo en un equipo comandado por Maradona. Perú perdió con Chile 4-2 en Santiago y 0-1 en Lima y le dijo adiós al sueño mundialista. Desde ahí, tuvieron que pasar 12 años para volver a tener el boleto al alcance de la mano… Sí, se sigue esperando.
Composición fotográfica: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com
Recortes: revista El Gráfico, revista Ovación
Foto: elconfidencial.com

en el 86 piñas la derrota contra colombia nos mermo y el empate en lima tambien lo de camino y el gol de gareca era para expulsion y foul pero era arbitro brasileño y lo premiaron creo dirigiendo la final del mundial y si en ese tiempo eran tres cambios el tercero en ingresar era jorge hirano y con el ganabamos.
Chao