Composición fotográfica: Junior Chuquillanqui / DeChalaca.comUn penal errado pudo ser el fin de una corta historia de ilusión para Deportivo La Coruña. Pero más bien significó el punto de quiebre que gestó a uno de los mejores equipos de la historia del club, que vale recordar a propósito de su aniversario 110: el Súper Dépor.

 

Jair Villanueva | @Jair_Villanueva
Editor

Sábado 14 de mayo de 1994. Deportivo de La Coruña de Arsenio Iglesias llegaba a la última fecha como líder de la temporada, un punto por encima del dream team de Barcelona, dirigido por Johan Cruyff. La última fecha colocaba a ambos en sus respectivos estadios. Sevilla visitó el Camp Nou y Valencia el Riazor; dos clubes que no discutieron la liga, pero fueron animadores de aquella temporada 1993/94.

El primer tiempo en Cataluña fue tranquilizador para el Deportivo, pues Sevilla se fue 1-2 arriba en el marcador al primer tiempo, gracias a anotaciones de Diego Simeone y Davor Suker, mientras que el descuento blaugrana fue obra de Hristo Stoichkov. El encuentro en el Riazor, entretanto, se mantenía en cero. Veinticinco minutos más tarde, en el Camp Nou, llegaron dos goles en 5’ para sentenciar el partido a favor de Barcelona: Romario y Michael Laudrup con sendos goles ponían en aprietos a; Dépor (4-2), mientras que Bakero, sobre los 87’, mandaba a guardar la victoria barcelonista.

La hora Djukic

El destino pasó desapercibido en el Riazor. Uno de los protagonistas de la noche más triste -hasta entonces- de Deportivo La Coruña era el árbitro Antonio Jesús López Nieto, quien curiosamente había debutado, seis años tras, en un partido del Dépor frente al Celta de Vigo que, además, culminó sin goles. López Nieto, en un rapto de nostalgia o simplemente para hacer cumplir la regla -escoja usted según su nivel de romanticismo- pitó un penal sobre el final a favor de Dépor y otorgó una oportunidad dorada los dirigidos por Arsenio Iglesias.

El penal de Djukic se quedó en la memoria de La Coruña. (Foto: Diario Che) 

Luego de tanta angustia de La Coruña frente a la comodidad de Valencia, Djukic, el distinguido central serbio de 27 años, tomó el balón para definir la Liga ante José Luis González, arquero ché. El endeble y mal colocado remate fue detenido fácilmente y el sueño blanquiazul se coronó como una pesadilla que Deportivo La Coruña solo pudo olvidar siete años después, con su único título de Liga en la temporada 1999/2000.

Samba en Galicia

Augusto Lendoiro fue el presidente gestor del Súper Dépor en la temporada 1992/93, en la cual llevó al equipo a los brasileños de moda en la época: José Roberto Gama de Oliveira, Bebeto para todo el planeta fútbol, y Mauro Da Silva Gomes, Mauro Silva. Junto a ellos, López Rekarte, Djukic, Fran y Claudio completaban la base de un Dépor en crecimiento en la Liga, luego de una temporada 1991/92 en que se salvó del descenso tras jugar la promoción con Real Betis.

El elenco gallego, pues, acabó en el cuarto lugar de la temporada 1992/93 con un estupendo Bebeto, anotador de 29 goles en la Liga. Dépor mantuvo su buen pie en el torneo local bajo el mando de Iglesias en la siguiente temporada, al punto que se mantuvo como líder desde la fecha 14 hasta la 37, para perder el título por el trágico penal de Djukic.

Bebeto y Mauro Silva, así comenzó a consolidarse la dinastía brasileña. (Foto: Pinterest)El triste final en la temporada 1993/94 no enterró la esperanza del Dépor por conseguir el campeonato. Con el estímulo de tener en sus filas a dos campeones del mundo con Brasil, por el contrario, peleó nuevamente la Liga hasta la penúltima fecha, esta vez frente a Real Madrid. Dépor no pudo acortar la distancia de 6 puntos que le sacó el equipo dirigido por Jorge Valdano. Pero había conformado una legión extranjera imponente en España: a Djukic, Bebeto y Mauro Silva, se sumó Donato, otro brasileño con voz de caudillo.

El primer título conseguido por el Súper Dépor llegó con la Copa del Rey 1994/95. En ella se cobró revancha en la final ante Valencia, tras la pesadilla del Riazor, y lo venció por 1-2, ganando además el derecho a disputar la Supercopa de España ante Real Madrid, en la que lo venció con contundente 5-2 global, y una goleada incluida en el partido de ida (3-0) en el Riazor ante el vigente campeón de la Liga, y repitió la victoria en la vuelta en el Bernabéu, donde volteó el partido sobre el final con goles de Javier Manjarín y Txiki Begiristain.

Súper Irureta

Uno de los equipos sensación en la década del noventa en España era el Celta de Vigo, que en la temporada 1997/98 fue dirigido por Javier Irureta. El archirrival del Dépor contó con figuras como Dutruel, Salgado, Karpin, Djorovic, Mazinho, Mostovoi y Revivo. El otro elenco gallego, sin embargo, no tenía el poder económico que había mostrado Dépor en la segunda mitad de los noventa; por ello, era una combinación aparentemente exitosa juntar a un entrenador de moda como Irureta, quien aún no había logrado una oportunidad con un plantel abundante, con la calidad de Naybet, Mauro Silva, Donato, Djalminha, Fran y los dos flamantes refuerzos de Dépor en la temporada 1998/99: Pauleta y José Oscar ‘Turu’ Flores.

El Dépor revirtió la pésima temporada anterior y se ubicó en el sexto lugar. Clasificó así a la Copa UEFA 1999/2000. Pese a la buena campaña de Irureta y la consolidación de figuras como Schürrer y Djalminha, se sufrió una decepción en el ataque: Flores y Pauleta no funcionaron como dupla y apenas conjugaron 24 goles en toda la Liga. Lendoiro, pues, debió hacer una nueva apuesta.

La cereza al pastel

Makaay en La Coruña. (Foto: kaisermagazine.com) 

Rudolphus Antonius Makaay refleja letalidad desde el nombre, pero en Galicia no podían tomarse tan en serio al holandés. Entonces, lo apodaron ‘Roy’. Makaay había convertido 21 goles en el modesto Tenerife en la temporada 1998/99, pese a que su club peleó el descenso hasta la fecha final. Con los antecedentes de un delantero rentable en contextos desfavorables, llegó al Dépor de Irureta y fue único dueño del área. Flores y Pauleta fueron sus suplentes; Makaay respondió a su titularidad con 22 goles, casi la misma cantidad que el argentino y el portugués entregaron en la temporada pasada.

El atacante holandés llegó a un equipo que con mucho esfuerzo había logrado ser regular y un once que se empzaba a conocer de memoria. Jacques Songo’o ocupaba el arco. La línea de cuatro era conformada por los españoles Manuel Pablo por derecha y Enrique Romero por izquierda, mientras que la dupla central era garantía por su experiencia: Naybet y Donato. La primera línea de volantes estaba dominada por los brasileños Flavio Conceicao y Mauro Silva; metros más adelante, Víctor ocupó el carril derecho, mientras que el experimentado Fran se ubicó en el izquierdo. Detrás del único centrodelantero, Roy Makaay, se ubicaron el talento y la creatividad de Djalminha.

Súper campeones

Ese era el Súper Dépor que iba a transitar al nuevo milenio y lograría un título histórico: el primero para un equipo gallego en la historia de la Liga. Sus números fueron irrefutables: obtuvo 69 puntos, 66 goles a favor y 44 en contra, siendo el segundo equipo menos batido y el segundo más goleador. Empató en el Santiago Bernabéu (Raúl anotó el agónico gol que salvó de la derrota a Real Madrid) y venció al Barcelona con dos anotaciones de Roy Makaay en 15’ (2-1).

La Coruña campeón de la temporada 1999/2000. (Foto: sportall.es) 

En la segunda rueda, fulminó al Real Madrid en Riazor endosó un 5-2 categórico en la máxima expresión del Súper Dépor de Irureta en aquella temporada. En su visita al Camp Nou, sin embargo, no pudo sostener el gol inicial de Flavio Conceicao a los 4’ y cayó 2-1 ante el Barcelona.

Esa caída ante el que a la postre sería su principal rival en la Liga, sin embargo, no evitó el final feliz del Deportivo La Coruña. El viernes 19 de mayo en el Riazor, el Súper Dépor se reencontró con una oportunidad que le fue esquiva seis temporadas atrás. Como aquel 14 de mayo de 1994, tenía detrás al Barcelona, que esperaba su caída para arrebatarle el título con una mejor diferencia de goles.

Solo tres sobrevivientes de la trágica tarde-noche de Djukic se encontraban en el once titular: Fran, Mauro Silva y Donato. No hubo nervios, ni ansiedad que desviaran el destino del Súper Dépor: Donato, retando las pesadillas del club, marcó el primero a los 3’ frente al Espanyol; Roy Makaay, sobre los 34’, sentenció la victoria y sacó de la fila de los “casi” a Deportivo La Coruña. Para siempre.

Sello de oro

La Supercopa fue casi un trámite para el Súper Dépor. (Foto: AFP) 

Con el título en el bolsillo y un nuevo inicio de temporada, al Dépor le tocó enfrentar la Supercopa de España frente al mismo club que venció para conseguir la Liga: Espanyol de Barcelona. En la ida, en el Estadio Olimpico Luis Companys, empataron sin goles; en la vuelta en el Riazor, los blanquiazules ganaron con anotaciones de Djalminha y Diego Tristán, el socio ideal que Roy Makaay encontraría durante las siguientes temporadas.

La plantilla del Dépor se había enriquecido, pero mantenía su columna vertebral con Manuel Pablo, Enrique Romero, Naybet, Donato, Mauro Silva, Víctor, Fran, Scaloni, Djalminha y Makaay, sumando a jugadores claves como José Francisco Molina, Juan Carlos Valerón, Joan Capdevila y Walter Pandiani. Los tres primeros provenientes de Atlético de Madrid.

Pese al muy buen equipo conformado y mantenerse al mando de Javier Irureta, Deportivo La Coruña no pudo repetir el plato en la Liga y quedó en segundo lugar frente al Real Madrid de Vicente del Bosque. El club merengue se preparaba para entrar en una era “galáctica” con Luis Figo como su figura más importante y la llegada en la temporada de su centenario, 2001/02, del jugador más caro de Europa, el francés Zinedine Zidane.

La Coruña tuvo que sucumbir ante la superioridad madridista. (Foto: AFP)La ‘Casa Blanca’ quiso ir por todo título que se le cruce en la temporada de su centenario, por ello, juntar a Zidane y Figo en un mismo equipo era el sello de garantía para lograr el triplete y, tras ello, ir por los seis títulos en Europa. El primero para cumplir el sueño madridista fue la Final –a partido único- de la Copa del Rey en una fecha inmejorable: el 6 de marzo, día de su centenario, y en el lugar perfecto: el Estadio Santiago Bernabéu.

Frente a Real Madrid, el protagonista de nuestra historia, el Súper Dépor, llegaba con un rol secundario, listo para ser la comparsa de la fiesta que había preparado el club merengue para celebrar sus 100 años de existencia. Vicente del Bosque, por ende, mandó su mejor once disponible: César Sánchez en el arco; línea de cuatro con Michel Salgado, Fernando Hierro, Francisco Pavón y Roberto Carlos; en la contención, Claude Makelele e Iván Helguera; en la creación, Luis Figo y Zinedine Zidane; en el ataque, Raúl y Fernando Morientes.

Al lado de tremenda alineación sobre todo por su apartado ofensivo, el Dépor de Irureta parecía no tener chances por la ausencia de Roy Makaay en la convocatoria, pero la confianza era plena en el plantel; así lo hizo saber Lionel Scaloni, uno de los corazones de aquel equipo, quien señaló que no importaba el Centenario, porque ellos iban a ganar la Copa del Rey y no el Real Madrid.

La declaración de Scaloni fue premonitoria. El 6 de marzo de 2002, el invitado celebró a lo grande en la fiesta del que cumplía 100 años, en su propia casa. Sergio González abrió el marcador a los 7’ y Diego Tristán amplió la cuenta a los 39’ que enmudeció al Bernabéu. El descuento de Raúl, a los 59’, no cambió la historia a un final feliz para Real Madrid. El resultado se mantuvo y el Dépor de Irureta escribió en el libro de la historia madridista, unas líneas azules imborrables que dejan la huella del Súper Dépor superando al equipo que, en el mismo mes, se coronó como el mejor de Europa.

Composición fotográfica: Junior Chuquillanqui / DeChalaca.com
Fotos: AFP, sportall.es, diario Che, Pinterest


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