Olympique de Marsella 1989-1993: La otra revolución francesa
Libertad, igualdad y fraternidad. Los fundamentos básicos de toda constitución fueron cantados en 1993 por el Olympique de Marsella. El equipo del puerto mediterráneo fue el estandarte de una nueva revolución que devolvió a los galos la plenitud de sus derechos en el mundo futbolístico. Se alzó con la Champions League, la única en las vitrinas del fútbol francés a lo largo de la historia. Y pese a que irregularidades financieras lo despojaron de sus méritos, su juego se inscribió en el recuerdo.
Composición fotográfica: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com
La brillante promoción de jugadores franceses que entregó a las vitrinas de su país un Mundial y una Eurocopa tuvo génesis en el Marsella de los años noventa; ese equipo rebelde que los impulsó a ser protagonistas y que consiguió el primer título internacional de Francia en el nivel de clubes.
El Olympique inició la temporada 1989-1990 con la presión de ser el campeón de la liga y de la copa de Francia. No obstante, sufría la sensible baja del ghanés Ayew Abedi Pelé, una de sus figuras, que había partido al Lille.
La consigna del equipo marsellés era armar un gran equipo que afrontara y ganara todos los torneos oficiales (Liga, Copa y Liga de Campeones). Su presidente, Bernard Tapie, decidió remecer el mercado mundial mediante la contratación de un tridente ofensivo de ensueño: los franceses Jean Tigana (campeón de la Euro 1984) y Jean Pierre Papin (goleador de su selección y posterior Balón de Oro), y un uruguayo que no necesita de mayor presentación, el 'Príncipe' Enzo Francescoli. Los tres lideraron la nueva revolución francesa. Al frente tenían a los monarcas europeos de la época: el Barcelona de Koeman, Laudrup y Stoichkov, y el Milan de Van Basten, Gullit y Rijkaard.
EL COMBATE POR SUS DERECHOS
El lujoso plantel, en el que también destacaban Manuel Amorós, el defensor brasileño Carlos Mozer, el delantero inglés Chris Waddle y el joven mediocampista Didier Deschamps, prometía un fútbol exquisito que cumplía las tres premisas máximas del balompié: el casi utópico ganar, gustar y golear.
El Marsella ganó la liga francesa de 1989-90 y Francescoli fue designado el mejor jugador. No obstante, perdió la Copa en semifinales a manos del Matra Racing de Paris (ex club del ‘Príncipe’ desde 1986 hasta la temporada previa). Asimismo, cayó en la semifinal de la entonces Copa de Campeones ante el Benfica. Sus aficionados no estaban satisfechos a pesar del bicampeonato, que, al lado de un título europeo, sabía a poco.
Al año siguiente el Olympique perdió algunas de sus figuras estelares. Francescoli migró al Calcio italiano y Deschamps se marchó al Burdeos. A ello se sumó el bajón futbolístico de Tigana, que ya acusaba el peso de los años. Para llenar los vacíos dejados, retornaron al club dos de las más populares figuras de su historia: Abedi Pelé y Eric Cantona. Se sumaron a ellos el sólido defensa Basile Boli y el volante Dragan Stojkovic.
Aquel año llegaría el tricampeonato marsellés, pero más importante aún fue el paso adicional dado en su gran objetivo: avanzó a la final de la Copa de Campeones, y cayó en penales ante el Estrella Roja de Belgrado. Las lágrimas de Boli al final del encuentro serán recordadas por siempre.
La temporada 1991-1992 trajo el "tetra" para el Olympique: a nivel doméstico, nadie le oponía resistencia. Sin embargo, Europa, el gran objetivo, volvió a alejarse de la mira. Lo más rescatable de aquella temporada fue la consolidación de un grupo de jugadores que reprodujo una de las máximas revolucionarias: la fraternidad. Aquel equipo se convirtió en la base de la hazaña del '93.
SORBO A SORBO, LA COPA
La gran explosión francesa se dio en la temporada 1992-1993. Tras conseguir el quinto campeonato local consecutivo, pegó por fin el salto. El plantel, más compacto y maduro, mantenía a casi todas sus principales figuras. A Amorós, Mozer, Boli, Pelé, Deschamps, Stojkovic y Angloma se unieron otros jugadores gravitantes como el campeón mundial Rudi Voeller, el goleador Allen Boksic, Marcel Desailly, Fabien Barthez y Frank Sauzée.
El Olímpico de Munich fue el escenario de la final de la ya rebautizada Liga de Campeones entre el Milán y el Olympique de Marsella. Sesenta y cuatro mil espectadores abarrotaban el coloso muniqués para observar un duelo al que el elenco milanés llegaba como amplio favorito: había ganado todos los partidos del torneo, con 23 goles a favor y tan solo uno en contra en 10 partidos. En su plantilla destacaba, curiosamente, el ex niño mimado de la afición marsellesa: Jean Pierre Papin.
Fuera por el nombre del estadio (Olímpico) o por el incondicional apoyo hacia el más débil, el Olympique se sintió como en casa. Estaba más seguro que nunca de lograr el trofeo que perseguía hacía tres años.
Aquel 26 de mayo equivalió al 18 de Brumario de la revolución francesa. Pero no hubo golpe de estado, sino de estadio. Ese golpe de cabeza de Boli que envió el esférico a las redes milanistas, tumbó en un par de segundos al cuadro imbatible. Transformó así la anterior desolación del defensa en lágrimas de algarabía.
DEPUESTO DEL PODER
“Quien más alto asciende, de más alto cae” dice el refrán. Lamentablemente, el glorioso ciclo del Olympique tuvo un triste final. Días después de la obtención de la Liga de Campeones, salió a la luz el escándalo que envolvía a Bernard Tapie y a los principales directivos del cuadro, acusados de arreglar partidos. El Marsella fue despojado del título de liga de aquel año y fue castigado con el descenso a segunda división. No pudo disputar la Intercontinental de Tokio, donde fue reemplazado por el Milán, que cayó 3-2 ante Sao Paulo. El verdadero rey de Europa estaba ausente.
Este Olympique, que guillotinó a cuanto rey se le puso enfrente, tuvo también su Robespierre en días recientes. Jean Jacques Eydelie, ex jugador del club, declaró que para el partido final en Munich todos los jugadores marselleses, excepto el alemán Rudi Voeller, se doparon. Las acusaciones cayeron como un baldazo de agua fría y hasta corrió el rumor de un posible despojo de la corona obtenida 13 años atrás.
El Olympique fue uno de esos equipos que marcan la historia del balompié tal como lo hace una revolución en la historia universal. No solo por su sorprendente victoria sino por las consecuencias que trajo consigo.
Fotos: om4ever.com
Video: You Tube / Usuario: klemwaddle
escrito por Jose Augusto Giuffra De Las Casas , August 04, 2008