Vasco da Gama 1948: Navegante entre Libertadores
En días en que el fútbol brasileño se vio despojado de la ilusión de un título continental en el propio Maracaná, vale recordar -a modo de pastillita para el alma- al primer equipo de esa nacionalidad que hizo historia internacional: el sensacional Vasco da Gama de 1948. Ese equipo de la franja negra que supo llevar a sus vitrinas, entre otros éxitos, el galardón del primer campeonato de la región. El de la Copa de Campeones de América, predecesora de la actual Copa Libertadores.
Composición fotográfica: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com
La libertad de los países sudamericanos de los yugos español y portugués comenzó a gestarse a principios del siglo XIX, guiada principalmente por caudillos conocidos como los Libertadores. Un navegante portugués de fines del siglo XV se autoinvitó, gracias al fútbol, entre generales y soldados en esta lista e inscribió su nombre en la historia de esos Libertadores.
Al Vasco da
Gama de 1948 se lo conoció como “El expreso de la victoria”. El apodo nació de
una canción dedicada al club, que lo denominaba así debido a las goleadas que
infligía a sus rivales.
El
presidente del club albinegro, Cyro Aranha, se empeñó en armar un cuadro con
visión a largo plazo para contrarestar la carencia de títulos, y basó su
proyecto en la contratación de jóvenes valores. Entre ellos, el gran Ademir
Menezes, procedente del Sport Recife. Esta maquinaria de fútbol comenzó a
gestarse a mediados de los años 40’,
cuando el entonces técnico, el uruguayo Ondino Vieira (que ejercía el cargo en
el club desde 1942), tomó una decisión guiada por la superstición: cambió la
camiseta totalmente negra del Vasco por la del club más famoso que él había
dirigido. Tentando la misma fortuna, el equipo adoptó el uniforme de ‘La Máquina’ de River Plate, aunque
mantuvo sus colores originales: blanco y negro.
MARES VICTORIOSOS
Los primeros títulos llegaron en 1944. Los cruzmaltinos elevaron las copas de un torneo relámpago de Río de Janeiro, del torneo de Inicio y del torneo Municipal, todos de corte local. Repitieron el plato el año siguiente, cuando agregaron a sus laureles el campeonato Carioca.
Hacia 1947, los principales hombres del Vasco se iban acomodando al esquema que, con la base de Vieira, empezó a amalgamar el técnico Flavio Costa (quien llegó al club luego de un tricampeonato carioca con el Flamengo). El golero Barbosa daba una tremenda seguridad a la zaga -es considerado el mejor portero en la historia del Vasco-. Las filas posteriores manejaban el balón con solvencia; destacaban con nitidez Augusto, el argentino Rafanelli y Ely. La medular estaba compuesta por Wilson, Djalma, Maneca y Danilo. Finalmente, la delantera la integraban el bombardero Ademir, Chico, Friaça, Ipojucan, Dimas y Lelé, a quienes se unió posteriormente Heleno de Freitas.
Con este
conjunto, Vasco alcanzó el bicampeonato carioca, esta vez de forma invicta (17
victorias y 3 empates), y llegó a anotar 40 goles es sus primeros 10 encuentros.
Al final, las cifras serían rotundas: 68 goles en 20 enfrentamientos. Habiendo
sido traspasado Ademir al Fluminense, el goleador del campeonato fue Dimas, con
18 tantos. A la par que conseguía la mayor goleada en un campeonato carioca (14-1
sobre el modesto Canto do Río), el Vasco da Gama comenzaba a meter miedo en el
país de la samba.
EL EXPRESO A TODO VAPOR
El primer esbozo de Copa Libertadores fue realizado en 1948. Como campeón de la capital federal y del estado de Río de Janeiro, Vasco fue invitado al Campeonato Sudamericano de Campeones, torneo desarrollado en Chile a partir de un sistema de “todos contra todos”. Participaron en aquella primera edición, además de Vasco, el Colo Colo de Chile (que lo organizó), River Plate de Argentina, Nacional de Montevideo, Litoral de Bolivia, Emelec de Ecuador y el Deportivo Municipal, que representaba al Perú. Para esa competición, los albinegros recuperaron a Ademir Menezes.
Su primer partido fue ante el Litoral. Vasco sintió,
al parecer, la presión del primer campeonato internacional. El triunfo fue
escueto: 2-1 con doblete de Lelé. Días más tarde su producción mejoró: aplastó
por 4-1 al Nacional, cotejo en que Ademir marcó su primer tanto.
El tercer encuentro es de especial interés para el
aficionado peruano, pues Vasco enfrentó al Municipal, que participó en el
certamen como subcampeón de la temporada anterior. Es curioso que fueran los
ediles, y no el campeón Atlético Chalaco, quienes recibieran la invitación
colocolina. La historia contará, sin embargo, que el conjunto brasileño no tuvo
piedad del representante peruano: lo goleó 4-0, sin nada que pudieran hacer los
conocidos ‘Tres Gatitos’ (‘Tito’ Drago, ‘Caricho’ Guzmán y ‘Vides’ Mosquera)
para evitar la debacle.
GUERRA DE FRANJAS
Tras vencer al Emelec (1-0) y empatar con el dueño de casa (1-1), llegó el partido final. Con un punto más que sus seguidores, el rival que Vasco tenía enfrente era ‘La Máquina’ de River Plate, magnifico cuadro en el que brillaban, entre otros, José Manuel Moreno, Néstor Rossi, Norberto Yácono, Félix Loustau, Ángel Labruna y Alfredo di Stéfano.
El choque fue bautizado como “La batalla de Santiago” y se desarrolló literalmente en esos términos: primaron el coraje, la rudeza y las expulsiones. Con arbitraje discutible, el duelo culminó sin goles. El equipo brasileño le robó así a River Plate el sueño del primer campeonato sudamericano, cuyo trofeo, como ironía, fue entregado por un invitado especial: el presidente argentino Juan Domingo Perón.
Un año después, en 1949, se integró al equipo el
goleador Heleno de Freitas (quien jugaría también en Boca Juniors) y el elenco
de la cruz de malta logró un nuevo título carioca, otra vez sin derrota alguna.
En dicho certamen impuso un nuevo récord, marcando 84 goles en 20 partidos. De
esa campaña se recuerda con particular énfasis la goleada de 5-2 que le
propinara a su clásico rival, Flamengo, tras remontar un 0-2 en contra.
POR SU
CULPA, POR SU GRAN CULPA
Vasco se convirtió entonces en la base de la selección brasileña. Ademir, Barbosa, Augusto, Ely, Danilo, Wilson, Maneca, Friaça y Chico corrieron al llamado de su “padre deportivo”, Flavio Costa, quién había dejado el club para dirigir a su país. Brasil alcanzó el Sudamericano de 1949, pero al año siguiente, con el conocido ‘Maracanazo’, la afición local acabó por enterrar el prestigio del ‘Expreso’ y todas sus estrellas. De nada sirvió que el Vasco intentara lavar esa derrota histórica con un triunfo de 0-3 sobre Peñarol en Uruguay; la derrota en la final mundialista de 1950 nunca pudo cerrarse.
La ruina definitiva de este glorioso ciclo albinegro fue en 1951. Desaparecían las goleadas, se perdían los títulos, aumentaban las sequías. Sus cracks no pudieron reponerse del fracaso mundialista: el ocaso había llegado para el conjunto navegante, aunque este haya impregnado su estela en los mares de la historia.
Fotos: netvasco.com.br, globoesporte.com.br, museudosesportes.com.br, diarioperfil.com.ar
Video: You Tube / Usuario: tombarros2001
