Boca Juniors 1981: Un bombón para 'La Bombonera'
Una relación amorosa puede durar toda la vida. Puede tener buenos y malos ratos. Puede fortalecerse quizá con un solo detalle. Quizá con un bombón. La historia cuenta que justamente un bombón hizo renacer el amor entre la número 12 de la Bombonera y los xeneizes del Boca Juniors. Este es el recuerdo del equipo azul y oro campeón de 1981. Ese de las primeras imágenes de Diego Armando Maradona en el club de la ribera, pero que además del 'Pelusa' tuvo otras figuras rutilantes.
Composición fotográfica: Sandro Mena / DeChalaca.com
Cuando en 1980 el campeonato argentino se definió en favor de otro equipo azul y oro (Rosario Central), la doce boquense pedía las principales cabezas del club. No era para menos. Boca Juniors había tenido una campaña para el olvido, sin nada que poner en las vitrinas, sin nada que rescatar en alguno de los torneos disputados, ni en el Metropolitano ni en el Nacional.
El club de la ribera decidió entonces acabar con la racha negativa que lo perseguía por dos años. Los últimos gritos de júbilo se remontaban al lejano bicampeonato en Copa Libertadores (1977-78). La nueva directiva, con Martín Noel a la cabeza, se hizo de los servicios de un ex crack y símbolo de Boca, Silvio Marzolini, y le encargó la dirección técnica del club y la difícil misión de reconquistar a la hinchada.
Con Marzolini, Boca Juniors empezó a forjar una nueva historia. El club se propuso tirar la casa por la ventana. Formó un equipo de figuras espectaculares. Se barajó infinidad de nombres para reforzarlo: entre ellos, el campeón mundial del 78’, Américo Gallego (pieza clave de River), el seleccionado José Daniel van Tuyne y un entonces desconocido Nery Pumpido (quien era figura en Unión de Santa Fe). Pero el gran objetivo era un astro naciente: campeón en el mundial juvenil de Japón de 1979 y figura estelar del Argentinos Juniors de esos años, Diego Armando Maradona era el gran bombón que la dulce novia de la tribuna, la hinchada, esperaba tener para reconciliarse con la escuadra de la franja dorada.
DULCES EN LA BOCA
El plantel se comenzó a formar a principios del año '81. Llegaron figuras como Miguel Ángel Brindisi, que la rompía en Huracán. Se repatrió de España a Marcelo Trobbiani y al ex goleador de River Carlos Morete. También se sumó a Ariel Krasouski (campeón con la selección uruguaya en el Mundialito del verano de 1981) y a Osvaldo Escudero. En el club quedaban otros viejos conocidos, bicampeones de la Libertadores: Roberto Mouzo, el 'Loco' Hugo Orlando Gatti, Jorge 'Chino' Benítez y Vicente Pernía, a quienes se unió un novel Oscar Ruggeri. De la cantera, Hugo Perotti y Carlos Córdoba completaban un buffet de lujo, en el que el plato principal, por supuesto, era el Diego.
Maradona llegó a Boca con 20 años. Su pase fue un boom para el campeonato argentino. A cambio del ‘Pelusa’, los xeneizes debieron ceder a Argentinos a seis jugadores del campeonato anterior, entre ellos al brillante Mario Nicasio Zanabria. Con la camiseta azul y oro, Maradona hizo su estreno extraoficial precisamente contra su ex club, en un partido en el que jugó la primera mitad por los rojos y la segunda al lado de sus nuevos compañeros, y anotó su primer gol con la casaquilla de sus amores. Boca perdió 2-3, pero desde ese preciso instante la hinchada se encandiló.
Boca Juniors, el renovado manjar, empezó a arrollar a sus rivales en el Metropolitano '81. Como era de esperarse, rápidamente se colocó en los primeros lugares, y peleó palmo a palmo el liderato con el combativo Ferro Carril Oeste. Finalmente, Boca ganó el torneo con un punto más que su perseguidor. Fueron 20 partidos ganados, y solo cuatro derrotas. Boca era el indiscutido campeón; Maradona, el goleador del equipo. El ‘Pelusa’ venció vallas ajenas en 17 oportunidades. La coronación llegó con un empate 1-1 ante Racing en 'La Bombonera' en la última jornada, con el Diego anotando de penal el tanto del título aquel 15 de agosto de 1981.
El escuadrón xeneize daba espectáculo. Divertía a la tribuna. Los pincelazos de Brindisi, la energía de Trobbiani, la solidez de Ruggeri y Mouzo, la velocidad de Córdoba, la garra de Krasouski, las locuras de Gatti. Era como ir a ver a los Globertotters, pero en una cancha de fútbol. Por supuesto, no podía faltar la magia de Maradona. 
Cómo podría olvidar 'La 12' xeneize aquel 3-0 a River y aquella pintura que significó el tercer gol boquense: tras centro de Córdoba, Maradona quedó solo frente a Fillol (tal vez, el mejor arquero del mundo en ese momento) y, en lugar de rematar al arco, prefirió driblearlo y hacerlo arrastrarse por el verde. Acto seguido, y con un suave toque, ponía el que se dice mejor gol de la historia de los clásicos argentinos.
CODICIA Y GULA: PECADOS AZUL Y ORO
Sorpresivamente, el equipo se estancó en su ambición de títulos. Dedicó mucho tiempo y esfuerzos en partidos amistosos que solventaran con dólares la presencia de Diego en el club.
Así, la segunda mitad del año Boca la pasó brindando espectáculos con giras en canchas foráneas. De ellas pueden contarse su triunfo por 1-2 sobre el AC Milan en el mismo San Siro, con Maradona marcando el primer tanto. También la derrota ante el Flamengo en el Maracaná por 2-0 con dos goles de Zico. Incluso, llegó a jugar dos partidos en Costa de Marfil, en los que venció 2-5 al Stade Abidjan y 2-3 al Asec, dos de los principales clubes del país africano.
Una de esas giras trajo al Diego a campos peruanos. En el estadio Nacional de Lima enfrentó, en cinco días, a Universitario y Alianza Lima, y se llevó una derrota y un triunfo (cayó 1-0 frente a los cremas y venció 1-2 a los grones). De esos partidos, se recuerdan especialmente las expulsiones de Eduardo Rey Muñoz y Ariel Krasouski por una riña en el partido entre merengues y xeneizes, así como los dos goles de Oscar Ruggeri en el encuentro ante los blanquiazules (uno a favor y uno en contra). Maradona no se hizo presente en los marcadores.
El cansancio de la escuadra y los problemas económicos del club llevaron a los xeneizes a fracasar en el campeonato Nacional. Un equipo que lo tenía todo para ser supercampeón cayó en los peores pecados que se pueden cometer: la codicia y la gula. Y no pudo saborear el más importante bocado.
Después de ganar el Metropolitano en forma brillante. Boca se dejó arrebatar el Nacional a manos de River, equipo que, para contrastar el fenómeno Maradona, incorporó al goleador y campeón mundial en Argentina '78: 
Mario Alberto Kempes (presentado en helicóptero), quien se unió a
Leopoldo Jacinto Luque, Daniel Passarella, Ubaldo Matildo Fillol, Ramón
Díaz y el 'Conejo' Alberto Tarantini. Con este equipo, los millonarios borraron el sueño azul y oro del doblete doméstico.
Boca fue eliminado en cuartos de final del Nacional por Vélez. Lo venció en La Bombonera por 2-1, pero no pudo conservar la ventaja en Liniers. Sin Maradona, expulsado en el partido de ida, los xeneizes terminaron por caer en el José Amalfitani por 3-1. Aquel partido bastó para que se les arruinara el banquete.
Maradona fue vendido al año siguiente al Barcelona. Pero el bombón de 'La 12' dejó un grato sabor en la boca de su hinchada. Tan solo estos dulces detalles fueron suficientes para fundar un romance eterno.
Fotos: elgrafico.com.ar, el10.com, blogger.com, wikipedia.org
Videos: You Tube / Usuarios: juliomadero, mcauti
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