Joyas para Joya
Juan Joya era solo una de las grandes estrellas que obtuvieron ese título intercontinental ante el Benfica. en cotejo definitorio. Acá, los compañeros de ‘Negro el Once’ en aquella mítica alineación carbonera de 1961.
Fotos: girasolweb.tripod.com, ifhhs.de, diario La Crónica
Luis María Maidana: Golero que destacó con la camiseta de Peñarol, y que atajó diez encuentros por la selección uruguaya entre 1959 y 1969, incluido el Mundial de Chile 1962. Ese mismo año, en el cotejo definitorio de la final de la Copa Libertadores entre los aurinegros y Santos, le atajó un penal nada menos que a Pelé, pese a lo cual su equipo no pudo conseguir el tricampeonato continental al caer 3-0 ante el cuadro paulista.
Edgardo González: Half derecho que había llegado del Liverpool a Peñarol para pelear un puesto que en la Libertadores había sido de Santiago 'El Loco' Pino, un ídolo aurinegro. Nacido en Tarariras (Colonia) y apodado 'El Diablo', fue tres veces campeón uruguayo con el cuadro carbonero (1961, 1962 y 1964).
Walter Aguerre: El 'Caíto', jugador surgido en las divisiones menores de Peñarol y quien fuera promovido al primer equipo en 1958 por el técnico Hugo Bagnulo (quien años más tarde trabajara en Alianza Lima). Originalmente fue zaguero por la derecha, pero ante el buen momento del 'Loco' Pino pasó a jugar por el lado izquierdo.
Néstor Goncálvez: Jugó 571 partidos con el Peñarol y 62 con la selección uruguaya, desde abril de 1957 hasta noviembre de 1970. Caudillo de una época llegó para asumir el compromiso de ocupar el lugar en el campo que tiempo antes había tenido a Obdulio Varela como lider. Fue campeón de la Copa Libertadores de América en 1960, 1961 y 1966, y campeón de la Intercontinental en 1961 y 1966.
William Martínez: Volante central que surgiera en el Sportivo
Alba de Pueblo Victoria -su ciudad natal- y se lanzara a la fama con el
Nacional de Montevideo en los años '40. Tras pasar por Racing de
Montevideo y Rampla Juniors, pasó a Peñarol, el archirrival de su club
de origen, para ganarlo todo: cinco títulos de liga, dos Copas
Libertadores y la Intercontinental ante el Benfica. Formó parte de la
selección uruguaya campeona del Mundial 1950, aunque no jugó partido
alguno; sí lo hizo en Suiza 1954, y luego vio otra vez desde la banca
el Mundial de Chile 1962. Tras un paso por el Junior de Colombia, se
retiró en 1970, tras 27 años de carrera, en el Rampla Juniors.
Núber Cano: Volante izquierdo originario del barrio montevideano de La Unión, de juego fuerte y también ocasionalmente proyectado al ataque. Fue titular durante toda la campaña del título en la Libertadores '61 (anotó un gol ante Olimpia en las semifinales) y luego en la Intercontinental.
Luis Alberto Cubilla: Como jugador, el 'Negro' vistió las sedas de Peñarol, Barcelona, River Plate, Defensor y Nacional de Uruguay. Como entrenador obtuvo por primera vez la Copa Libertadores y la Intercontinental para un equipo paraguayo, con Olimpia. Tambien dirigió equipos como Newell's Old Boys de Rosario, Nacional de Medellín, Racing Club y Comunicaciones de Guatemala, entre otros, además de la selección de su país.
Ernesto Ledesma: El 'Cholo', habitual integrante de aquella gran delantera manya de los sesenta. En la final de la Libertadores 1962 ante Santos, sin embargo, pasó a cumplir una función más defensiva: debió marcar a nadie menos que a un tal Pelé, al que según las crónicas de la época "borró de la cancha".
Alberto Spencer: Considerado el mejor jugador ecuatoriano de la historia, así como parte de los veinte mejores jugadores del fútbol sudamericano del siglo XX. Inició su carrera en el Everest de Ecuador, y luego durante diez años jugó para Peñarol, anotando más de 350 goles para el equipo manya. Al igula que Juan Joya, su gran socio en el ataque aurinegro, llegó a naturalizarse uruguayo y jugar por la selección charrúa.
José Francisco Sasía: El ‘Pepe’ inició su carrera en Defensor, de manera profesional. Luego fue fichado por Boca Juniors, para regresar a Uruguay en 1960. Jugó en Aires Puros, y luego fue contratado por Peñarol. Ahí jugó por cinco años, ganando tres títulos del Campeonato Uruguayo (1961, 1962 y 1964), una Copa Libertadores (1961) y una Copa Intercontinental (1961). Disputó 44 partidos internacionales con la selección nacional de Uruguay. Como entrenador ha dirigido equipos como Rampla Juniors, Racing Club de Montevideo, Deportivo Galicia (en Venezuela), Aucas (en Ecuador) y Liverpool. También ha entrenado en México, Colombia, Paraguay -fue campeón con el Olimpia de Asunción y llegó a dirigir a la selección paraguaya- y Grecia -al Aris de Salónica-.

ATTE ROBERTO CASAS CI. 32532586
si hasta pareces un sol con tu pinta deslumbrante,
tu esplendor alucinante son once estrellas que brillan, y que sobre la gramilla bordaron tus iniciales.
Perdoname que te cuente que te vieron de oberol,
entre el hollÃn y el carbón del primer ferrocarril, donde empezaste a surgir para demostrar tu encanto, entre los fuelles y el canto del pueblo trabajador.
Peñarol vos ya sabes que naciste proletario
y que al paso de los años tu casaca esta prendida,
en el libro de la vida de aquella vieja estación
y que te acunó el vagón sueño ferrocarrilero,
metido en algún potrero con jopiadas y rabonas
y un tiro de media cancha que entro por el corazón.
Peñarol sos el malevo que esta esperando una cita,
mientras el cuore palpita desbordante de emoción.
Tu nombre, tu nombre es una poesÃa que recorre el
mundo entero, llevándola de taquito con tu paso compadrón.
Entre frondosos aromos o en la villa Peñarol, tus perfumadas acacias, te tengo que dar las gracias por tu fútbol distinguido, Peñarol, Peñarol viejo y querido siempre dandome alegrones, porque al compás de tus sones tenes la mejor hinchada y estas en tu patria amada para encender corazones.
porque recorrió su vida para vestirse de gloria,
grabada a fuego su historia sudor, overol, obrero,
que con amor imperecedero hace elevar su bandera,
para que el pueblo lo aclame y el mundo entero lo vea.
Gladiadores que en el tiempo no sabrán de los olvidos, porque quedaran prendidos en la afición bullanguera, las patriadas futboleras de los bravÃos varones, brotan de los corazones del charrúa adormecido, indÃgena que se ha erguido dentro de los Peñaroles. Peñarol, Peñarol de las hazañas tu nombre es signo de gloria, desde que nació la historia en este fútbol mundial, en tu elegancia triunfal van desfilando varones, que en la cancha son leones que luchan hasta morir, no se puede discutir, nacieron para campeones.
El fantástico milagro de nuestro nacimiento y nuestra vida,
estará siempre prendido en el andén de cada amanecer,
en el cansancio de cada jornada de duro trabajo,
en la fragante brisa de tardes primaverales,
en el pincel de las canciones que dibuja nuestros colores
y en el repique de los tambores y los cantos futboleros
que estremece, grita y baila cuando el gol de la victoria.
Nuestras cosas más queridas estarán siempre presentes
y vivamos el sentir de nuestra gente,
nuestro orgullo ferrocarrilero que es la mejor y
mayor alegrÃa que llevamos en la vida,
y en cada frase o música se descubre la misteriosa tinta
indeleble de dos colores oro y carbón,
dos colores que pintan todo nuestro más bello universo.
Y nos basta para gritar a los cuatro vientos,
que siempre estamos andando desde que nacimos,
y que la lÃnea de cal nos sigue marcando las metas,
por la que seguimos transitando hacia el arco de a la gloria
y el valor de aquellos hombres de manos curtidas y callosas,
que fueron forjando nuestro carbonero,
nuestra maravillosa historia que es imposible describir
por el inconmensurable misterio que ella encierra.
Roberto “El poeta de Peñarolâ€
Escribir y tratar de describir todo lo que nuestros
gladiadores nos hicieron sentir en estos tiempos
es casi o sin casi, imposible, inexplicable y a ellos todo
nuestro agradecimiento y cariño por dejar la vida en
cada cancha, tratando de brindarnos la gloria que es
parte de nosotros. Porque no existe club en el mundo
que logre hacer que sus hinchas se aferren tanto y
brinden todo por sus colores,
muchos no pueden creer los como y porque de sus adeptos
que recorren el planeta desde una punta a la otra,
tratando de llegar donde sea, no interesa la distancia,
ellos quieren estar ahÃ, junto a su gran amor “PEÑAROLâ€
y viven sus dÃas pensando y soñando con esta milagrosa
casaca de fuego que hace que
recordemos a nuestros seres queridos
los que nos legaron el encanto de esta pasión carbonera.
Y cantamos, reÃmos, gritamos y lloramos de
emoción al saber que todo el sacrificio de llegar a dejar todo
y caminar miles de kilómetros para estar junto a nuestro
PEÑAROL es poco.
mil gracias TITANES CARBONEROS,
nuestra hinchada les admira y les recuerda por siempre.
Roberto “El Poeta de Peñarolâ€
PEÑAROL DE LOS AMORES
Siete letras solo siete letras para que el
pueblo peñarolense clame tu nombre,
tu maravilloso nombre de fuego y carbón,
astro de las galaxias que en el universo infinito
alumbras los sueños de cada obrero,
de cada estudiante, de cada campesino.
Niños, adultos y ancianos miran al cielo
para ver tu inmensa estrella que nos cobija
y nos alienta a seguir luchando por las cosas que
más adoramos en la vida.
Peñarol, peñarol de mis amores
como no voy a quererte si cuando escucho tu nombre
oigo la voz de mis viejos que desde el cielo
me cuentan que siempre están junto a mÃ
gritando tus siete letras,
las siete letras del alma convertidas en sublime
palabra Peñarol, Peñarol del alma,
Peñarol de los milagros, Peñarol de las hazañas.
¡viva Peñarol!
Roberto “El Poeta de Peñarolâ€
Como flecha en el aire tan raudo y sigiloso,
picaste a los vacÃos de ese espacio ideal
y con fina elegancia colgaste de las redes
tu pulido diamante de la perpetuidad.
En tu vertiginosa e imparable carrera,
entraste en la memoria y en el arco mundial,
pintando de colores las flores más hermosas,
que desde las tribunas las vieron al pasar.
Piel canela correado por locas multitudes,
suspendida en la altura tu verticalidad
y en el tÃpico espacio que adorno tus virtudes,
amaste el cabezazo que te abrazo del mar.
Implacable y serena tu cabecita de oro,
sol de los continentes adorno tu ritual,
humildad en la vida gigantesco en los pueblos,
vestido de oro y negro hasta la eternidad.
Roberto “El Poeta de Peñarolâ€
HOMENAJE A DON GREGORIO
De Aznarez llegaste un dÃa con un tango de ilusión y
templaste el corazón dando el alma a cada paso y
esa lÃnea que trazaste con una tinta indeleble,
te llevo por el camino donde transita el honor.
Sos y serás para siempre humildad y disciplina
y a cada vuelta de esquina encontraras un abrazo,
porque hay un divino lazo que te a unido para siempre,
con ese calor ardiente que te incrusto en nuestra historia
y volara en la memoria de aquellos que te adoramos.
Y cuando juntos gritamos Peñarol viejo y peludo!
Con un canto bello y puro de cada peñarolense,
en el esfuerzo de gloria tan brillante como el sol,
Soñara cuando te piense,
don Gregorio y Peñarol.
Roberto “El Poeta de Peñarolâ€
Como trueno que estremece sale a la arena golpeando,
el corazón palpitando como toro enfurecido,
cada puño es un gemido de coraje y de pasión,
y del púgil la emoción en cada golpe se advierte,
con esa pegada hiriente que derrumba la razón.
Carbonero carbonero grita la hinchada vibrante,
y en esa estampa gigante del gladiador que se siente,
dispara el puño candente que entra cual rayo de sol,
por el desnudo valor que demuestra tu presencia,
con esa inmensa potencia que guarda tu corazón.
La hinchada de tus amores no te deja de alentar,
de la tribuna el cantar se torna ensordecedor,
tu guapeza y esplendor te va forjando el camino,
para llegar al destino de hacer gala a tu bandera y
la hinchada carbonera grita "tulio" el triunfador.
Roberto “El Poeta de Peñarolâ€
Y corrió como viento que no se ve al pasar
y llego a la sonrisa de la meta triunfal,
luz de atleta en el tiempo de aquel tu Peñarol
que brillo con el rayo de tu ligero gol.
La tribuna corea tu paso de gigante
y valora tu tiempo de atleta sinigual,
prendida en la memoria se exhibe tu elegancia
y hoy el cielo se viste con ébano y nogal.
Isabelino dicen que gritaron tus goles
y los que te adoraron y te vieron volar,
como centella libre corriendo por las pistas
y en la punta surcaste por la lÃnea de cal.
Atleta sigiloso raudo como gacela,
con amagues y quiebres te llevo hasta tu gol,
tu cintura de mimbre cimbreante en la carrera
y la tribuna estalla Gradin Peñarol.
Roberto “El Poeta de Peñarolâ€
lastima que hoy pienso en todo aquello y doy valor a la frace que dice TODO TIEMPO PASADO FUE MEJOR
muy bueno esta reseña saludos.