Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comLa Champions Cup es un nuevo intento por unir de alguna manera, futbolísticamente hablando, a la Isla de Irlanda. Si bien la selección unificada existió en el pasado, ¿cuál habría sido su destino si no se producía la separación?

Adrián Cabrejo | @adriancabp
Director periodístico

La totalidad de la isla de Irlanda estuvo unida al Reino Unido hasta 1921, año en el finalizó la guerra de independencia y se firmó el Tratado anglo-irlandés. Si bien el norte no soltó la mano de la corona, principalmente por cuestiones religiosas, el resto sí lo hizo, constituyéndose como una nueva nación.

Con el correr de los años se habló una posible unificación y del descontento de Belfast ante la poca atención recibida desde Londres frente a la siempre latente amenaza de Dublín. Por supuesto, durante décadas la isla también sufrió violencia por parte de grupos terroristas, como el IRA, que buscaban la unificación. Lo concreto es que de momento -y salvo una catástrofe política en Reino Unido- todo seguirá con normalidad.

Las primeras piedras

Para nadie es un secreto que las ligas de Irlanda e Irlanda del Norte no se encuentran entre las más poderosas de Europa. Si bien se produjo cierta mejoría en los últimos años, el aficionado común de ambos países sigue con mucha mayor atención lo que sucede en la Premier League inglesa y en el Old Firm que enfrenta a Celtic y Rangers, un duelo que concentra la atención de la isla por los orígenes religiosos de la rivalidad.

El Sligo Rovers fue el último campeón de la fenecida Setanta Cup, en 2014. (Foto: Irish Times) 

Pero si en lo político parece que no habrá unificación, en lo futbolístico sí se dieron algunos pasos. Entre 2005 y 2014 se disputó la Setanta Cup, torneo que contaba con la participación de cuatro equipos de Irlanda y otros cuatro de Irlanda del Norte, más el campeón de la edición anterior. La copa se sostuvo con altas y bajas y con el dinero del canal irlandés del mismo nombre, pero finalmente fue descontinuada.

Así, la competencia entre ambos países fue suspendida directamente. En noviembre del 2019 se dio un nuevo paso: la aparición de la Champions Cup, una especie de Supercopa a doble partido que enfrentó a los campeones de liga de cada uno de los países. La primera edición enfrentó a Linfield y Dundalk, con victoria contundente en el global por 6-1 para los segundos.

Sueños de trébol

La selección de la Isla de Irlanda existió formalmente entre 1882 y 1950, aunque con la independencia de la República de Irlanda en la década de 1920, el seleccionado pasó a representar únicamente a la parte norte. En esos años el combinado tomó parte del British Home Championship, aunque con un solo éxito en 1914.

Irlanda del Norte le hizo un aceptable partido a Brasil en México 1986, aunque acabó goleado. (Foto: The Telegraph) 

¿Pero qué sucedería si la isla nunca se hubiera dividido? Es complicado hablar de grandes logros, aunque las clasificaciones a los Mundiales y la Eurocopa quizás se habrían incrementado. De hecho, Irlanda del Norte fue la primera de las dos en clasificarse para la Copa del Mundo. El seleccionado norirlandés disputó las ediciones de 1958, 1982 y 1986, superando la primera etapa en sus dos primeras participaciones.

Lo curioso fue que alcanzó esas clasificaciones sin George Best, quizás el mejor futbolista nacido en la isla. Best fue internacional con Irlanda del Norte, pero para la primera participación mundialista de su país tenía apenas 12 años, mientras que para la década de 1980 se encontraba en el ocaso de su carrera. Si bien Irlanda no contó por aquellos años con un seleccionado de buen nivel, algunos refuerzos como Johnny Giles podrían haber contribuido a que el llamado ‘Quinto Beatle’ mostrara su exquisito fútbol en un torneo de dimensión global.

Pero si la década de 1970 puede considerarse perdida para el fútbol irlandés en general, todo cambiaría con la generación que tuvo entre sus baluartes al ahora entrenador Martin O'Neill, un católico nacido en Kirlea, en el norte de la isla, que a pesar de las amenazas de grupos sectaristas protestantes, representó a su país de nacimiento en el Mundial de España 1982, en el que incluso fue capitán.

Todo Irlanda a la marca de Roberto Baggio en el Mundial 1990, cuando el debutante equipo verde solo pudo ser derrotado por el anfitrión. (Foto: rb-jerseys.com) 

Otros jugadores destacados en aquel momento fueron el mítico Pat Jennings y el goleador Gerry Armstrong. Ellos también formaron parte del plantel que repitió la clasificación cuatro años después, aunque ya sin O’Neill y con Norman Whiteside como nueva figura.

Pero si Irlanda del Norte no consiguió una nueva clasificación, ahí apareció la nueva generación verde de Irlanda para tomar el relevo en favor de la isla y decir presente por primera vez en la Eurocopa 1988 y dos años después en la Copa del Mundo de Italia 1990. Aquella generación liderada por Mick McCarthy, Tony Cascarino, John Aldridge y David O'Leary llegó a cuartos de final y repitió la clasificación en Estados Unidos, con la aparición entonces de Roy Keane.

Si bien en la década de 1990 se dio la aparición de algunos futbolistas norirlandeses como Neil Lennon, el fútbol en el norte de la isla siguió en el fondo del baúl mientras el sur veía la eclosión de Robbie Keane, Damien Duff, Shay Given, Ian Harte, Matt Holland, entre otros. Precisamente aquellos nombres, entonces liderados por McCarthy desde el banco, conseguirían la clasificación para el Mundial 2002. Esto contrastó, por ejemplo, con el retiro de Lennon de la selección de Irlanda del Norte por amenazas de grupos extremistas ante su voluntad de una Irlanda unida.

Los tiempos cambian

Roy Keane y Martin O'Neill no coincidieron temporalmente como jugadores, aunque sí estuvieron juntos en el banquillo de Irlanda -como asistente y DT, respectivamente- en esta década. (Foto: Eurosport) 

Las generaciones mundialistas de ambos países nunca llegaron a coincidir en su punto más alto. Mientras Irlanda del Norte clasificó a dos mundiales, Irlanda vivía horas bajas. Cuando Irlanda despegó, su vecino se hundió. Por lo que no se puede decir que se podrían haberse potenciado entre ellas si nunca se separaban. Por cuestión generacional quizás no habríamos visto a Martin O’Neill compartiendo equipo con Roy Keane. Ese es un punto muy en contra para una selección unificada.

Recién en los últimos años ambos países viven horas futbolísticas de relativo éxito. Los dos clasificaron a la Eurocopa 2016 y llegaron a octavos de final, todo un hito en la historia.  

Si bien hoy ambas están lejos de ser potencias europeas, sí se ubican en una sólida clase media que da pelea y que aspira en serio a decir presente nuevamente en torneos de corte continental y mundial. ¿Pero cómo formaría hoy una eventual selección de la Isla de Irlanda?

En una selección unificada de la Isla de Irlanda, pocos habrían sido titulares tan incuestionables como el legendario Shay Given en el arco. (Foto: Reuters) 

El arco estaría peleado tras el retiro de Shay Given, quien habría sido el dueño indiscutible del puesto durante las dos primeras décadas de este siglo. Si bien Darren Randolph podría contar con cierta ventaja por su experiencia a los 32 años, el norirlandés Bailey Peacock-Farrell daría mucha lucha.

En la zona defensiva, el amo y señor de la banda derecha sería el irlandés Matt Doherty. Los centrales podrían repartirse entre ambos países. El norirlandés Craig Cathcart haría dupla con Shane Duffy o John Egan. La banda izquierda estaría peleada, pero quizás el irlandés Enda Stevens le saca ventaja al norteño Shane Ferguson.

La primera línea de volantes también se repartiría entre ambos países. El irlandés Conor Hourihane haría dupla con Steven Davies. Más adelante, quizás el irlandés Sean Maguire jugaría por derecha, mientras que su compatriota James McClean sería el indiscutible por izquierda. Otras opciones en esas zonas del campo serían los norirlandeses Corry Evans, Patrick McNair y Jordan Thompson.

Mick McCarthy se mantiene al frente de Irlanda y sería el principal referente de un banquillo unificado. (Foto: The Independent) 

En el ataque los dos puestos estarían bastante peleados. Los irlandeses David McGoldrick y Callum Robinson lucharían por los lugares con Josh Magennis y Liam Boyce. ¿El entrenador? Complicadísimo porque al frente de ambas selecciones están dos técnicos reconocidos como Mick McCarthy y Michael O’Neill -este último en cargo paralelo al de DT del Stoke City en la Premier League-. Ambos tienen muchísima experiencia, pero quizás la balanza se inclinaría para el primero.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: The Independent; The Telegraph; Irish Times; Eurosport; Reuters; rb-jerseys.com


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