Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.comLa primera ronda de Brasil 2014 dejó conclusiones tácticas contundentes de hacia dónde camina hoy el fútbol en el mundo: a ponderar la importancia de la primera línea de volantes y a priorizar anotar rápido y primero.

 

Los mundiales con años terminados en 4, por alguna extraña razón, han marcado cada 20 años eras en el fútbol. A saber: en Italia 1934, Austria y su Wunderteam impusieron la WM como esquema predominante para el fútbol; en Suiza 1954, la Hungría de Puskas quebró el fútbol hacia uno que empleaba cuatro atacante y salida rápida por los lados; en Alemania 1974, Holanda y Cruyff crearon el paradigma del fútbol total, allí donde independientemente de las posiciones todos tienen alguna obligación de ataque o de marcaje; y en Estados Unidos 1994, Brasil reinventado hacia pensar más en defensa que en ataque pero manteniendo a las figuras arriba rescató, en cierta forma, al fútbol de ese presagio del juego "sin delanteros" que Carlos Bilardo había pronosticado enmarcaría el fútbol entrados los noventa.

Todavía le falta a Brasil 2014, ese que amenaza a ser el mejor Mundial de la historia, un tramo que confirme exactamente qué tipo de punto de quiebre marcará en el fútbol. La primera fase, por lo pronto, ha adelantado dos conclusiones tácticas que pueden formar parte de ese nuevo paradigma.

Primero, la primera línea

Zinedine Zidane frente a Gennaro Gattuso en la final del Mundial de 2006 (Foto: fff.fr)El título de Italia en Alemania 2006 escondió, junto a Gennaro Gattuso y su capacidad de perrería de presa, una revolución: una volante en la que el director de orquesta era un hombre no creativo, sino teóricamente de marca. Era el gran Andrea Pirlo, y a partir de él, el mundo del fútbol comenzó a jugar con mediocampos todoterreno como el que el Milan o el Manchester United enarbolaron para ganar las Champions League de los dos años siguientes.

Por eso, las volantes con cuatro hombres en línea, en las que todos iban y todos venían, predominaron hasta que el Barcelona impuso una nueva moda: la del 'falso 9', lo que dejaba un jugador sobrando y, fundamentalmente, requería por lo general extremos que apoyaran la labor del Messi de turno. Eso, y roles como el de Xavi -un '6' creativo- condujo a que si bien el mundo del fútbol buscaría mantener a los volantes todoterreno, sí volviera a buscar subdividirlos en dos líneas. Los tres megatítulos consecutivos de España caminaron hacia eso; y todo el mundo lo replicó, como que en DeChalaca ya hace un tiempo comentamos, en esta misma sección, la tendencia a retroceder a primera línea de volantes a jugadores antes típicamente empleados como '10' organizativos.

Paulinho soporta la marca de Luka Modrić mientras Ivan Rakitić sigue atento la acción el día del primer partido del Mundial 2014 (Foto: Reuters)Así, Brasil 2014 recibió al fútbol en un escenario en el que el 4-2-3-1 con falso '9' es el esquema predominante y en el que, por ende, los tres lanzadores buscan con tanto frenesí el arco contrario que es necesario que la capacidad organizativa, creativa, esté en primera línea. Todos los días de Mundial hemos tenido muestras al respecto. En la inauguración, Modric y Rakitic complicaron a Brasil con su ida y vuelta, siendo los dos más pensantes de Croacia y estando en primera línea. Luego, la gran goleada del Mundial la consigue Holanda con un movimiento en primera línea: Van Gaal suelta a De Jong y a De Guzman, adelantándolos unos metros, para quebrar la línea española dándole flexibilidad a Blind para quedar libre por izquierda, como magistralmente se ha explicado en el blog de Martí Perarnau. Francia, que prometía un Pogba espectacular, soportó su juego en el trabajo de otro sensacional jugador de primera línea: Matuidi. Alemania, ni qué se diga: cuando vapuleó a Portugal, lo hizo con Khedira y Kroos dirigiendo desde la primera línea, con Lahm como arquetipo, la propuesta de tres delanteros con falso '9' que erige Low. Estados Unidos, en la misma vena, tiene a Bradley como director de orquesta.

Y claro: Pirlo, el inventor de la pólvora, quedó eliminado. Pero hizo, en lo individual, un mundialazo. En el Italia - Inglaterra, uno de los partidos con mejor nivel técnico del torneo, le ganó el duelo a Gerrard, otro maestro de la primera línea que también -como Xavi- abdicó en este Mundial. Pero vaya si, irónicamente, justo ahora dejaron escuela.

Segundo, el anotar primero

Robin van Persie, gestor con un gol de la volteada que le dio Holanda a Australia (Foto: AP)Las estadísticas más difundidas dicen que en 48 partidos de Brasil 2014, se registraron 12 volteretas de marcador durante los partidos (el Holanda - Australia incluyó dos), de las cuales 9 fueron definitivas. Pero menos conocido es un hecho contundente: que 19 equipos que se pusieron en ventaja en el primer tiempo acabaron ganando su partidos (39.6% del total). Además, hubo hasta 6 goles convertidos antes de los 5 minutos de juego, y 20 goles (casi 15% del total) anotados en los primeros 20 minutos de juego.

El Mundial, sin duda, ha premiado a quienes han salido a buscar los partidos. Lo ha dicho con orgullo Joseph Blatter en una entrevista para FIFA al final de esta fase de grupos: "Lo que ha cambiado respecto de mundiales pasados es que en los primeros partidos de la fase de grupos todos jugaron para ganar". ¿Es casual?

Pues no. Tiene que ver, también, con el barcelonismo, o mejor dicho con parte del guardiolismo. Esa tendencia obsesiva por buscar el arco rival, la reivindicación del fútbol ofensivo, ha calado en la mayoría de escuelas futbolísticas del mundo. Ha sido esa parte de su escuela, felizmente -y no el fatuo debate sobre la posesión de balón y la supuesta obligación existente al respecto-, la que se ha diseminado por el planeta fútbol.

Colombia enarboló la bandera del fútbol ofensivo en territorio brasileño y, detrás de Holanda, fue una de las selecciones que más goles obtuvo (Foto: EFE)Por eso, en este Mundial se va hacia delante: no solo por principio puro, sino por algo más pragmático: si no te apuras en anotar, es muy posible que el otro lo haga primero que tú, y saque una ventaja que te va a ser difícil de recuperar luego. Hay una vocación por ir hacia delante que, vale la pena recalcarlo, es parte de lo que en microeconomía se denominaría un dilema del prisionero antes que puro romanticismo.

Lo que viene

Habrá que hacer una adenda a este texto en dos semanas, en Rio de Janeiro, cuando el Mundial haya terminado. Habrá que ver si una tercera tendencia se confirma: la de que el fútbol colectivo le haya ganado del todo el partido a la individualización tan en boga en los últimos tiempos de Messis, Cristianos y Zlatanes. Con los dos últimos fuera del Mundial, le corresponderá a 'Lio' responder si i) fallará en el intento, ii) lo ganará él o iii) lo ganará su equipo. A leernos de nuevo ex post todo eso.

Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Fotos: fff.fr, Reuters, AP, EFE

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