Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comA cuarenta años del inicio del ciclo en la selección argentina de César Luis Menotti -hoy de onomástico 76-, la vigencia de la ideología futbolística del ‘Flaco’ está en duda. ¿Ha desaparecido o se ha transformado?


Para discutir la vigencia del menottismo, en primer lugar, hay que dejar en claro que casi nunca una corriente futbolística que tiene base en una personalidad se refleja tal cual en el tiempo. Por ejemplo, el wengerismo morirá en Wenger así como el mourinhismo en Mourinho, pues más que formas de jugar, son maneras de sentir y afrontar, que pueden ser admiradas mas no copiadas.

Dicho esto, el menottismo, más que inventar conceptos, ha marcado algunos como los más importantes dentro de una propuesta. Detallarlo es el punto de partida para saber cuáles aún tienen huella sobre todo en su entorno, el fútbol argentino, pues es donde mayor poder de influencia tuvo durante más de cuarenta años.

¿Qué es el menottismo?

“… porque estoy terriblemente convencido de que todos los equipos argentinos están capacitados para jugar un fútbol que de espectáculo, un fútbol ofensivo, un fútbol limpio, un fútbol así, alegre como el que juega Huracán”. Palabras de César Luis Menotti en 1973, cuando dirigió al ‘Globo’, que marcan la esencia del menottismo.

El trabajo a partir del orden y la responsabilidad son dos aspectos importantes para Menotti. Es así que cuando la AFA fue a buscarlo para dirigir a la selección argentina en 1974, Menotti rechazó hasta en tres oportunidades las ofertas que le enviaron por uno, dos y tres años al mando de la albiceleste. El ‘Flaco’ pedía un proyecto, no una manguera para apagar el incendio que era el seleccionado de su país. Se lo dieron, al final, en octubre de 1974 y con un horizonte de cuatro años, o lo que se conoce como un proceso mundialista.

En el juego, Menotti priorizó el conocimiento sobre la fuerza. Primero pensar y entender, luego actuar. Lo instintivo se lo dejó al talento. Todo alrededor de la importancia de la posesión, obsesión de cualquier equipo suyo. Para desarrollar estos conceptos la relación con el futbolista era clave. Conseguir determinación a partir de la confianza y convicción en lo que se hacía. El talento y la habilidad no bastaban sin estado anímico.

Las huellas del Flaco

Tres equipos representan con fidelidad el estilo de Menotti. Huracán, la selección argentina y Barcelona.

Huracán: César Luis Menotti llegó a Huracán en 1971 y tuvo su máximo esplendor futbolístico en 1973. Tras dos años de muy buen fútbol, el ‘Globo’ se llevó el Metropolitano de aquel año con una formación que aún resuena como eco desde el sur de Buenos Aires en el barrio de Parque Patricios.


El sistema era un 4-1-2-3: en el arco estaba Héctor ‘Pichin’ Roganti, luego una línea de cuatro con Nelson Chabay, mientras que por izquierda Jorge Carrascosa era la salida más prolija del ‘Globo’. La zaga central combinó habilidad y fuerza. Alfio Basile era el mariscal de Huracán desde la zaga. A sus treinta años, el ‘Coco’ exponía toda su experiencia para estar un segundo antes de la jugada y robar balones, así como salir con elegancia sin poner en riesgo la posesión. A su lado, Daniel Alberto Buglione, nacido en las canteras del ‘Globo’, un defensor que gustaba del roce con el rival.

En el mediocampo, Francisco ‘Fatiga’ Russo con un despliegue importante para tapar las espaldas de quien lo necesite. Con balón hacía lo más difícil: simplificar el juego con un pase desde su posición como ancla. Metros más adelante, como ejes de generación de peligro,  Miguel Ángel Brindisi y Carlos Babington regalaban calidad. Dos diez distintos. El primero, Brindisi, con desequilibrio individual, creatividad para resolver en espacios en corto y llegada al área. El segundo, el ‘Inglés’ Babington, mucho más tiempista, conocedor de los espacios libres y con una precisión única para los pases.

El ataque tenía rebeldía, fuerza y eficacia: perfecto. Omar Larrosa, extremo izquierdo que también jugaba como medio por ese sector. Conocía cada metro de esa franja y la recorría con tal fluidez que aparecía como sorpresa en zona de definición donde era tan efectivo como Roque Avellay, el nueve que hacía las veces de pivote: un trabajo posicional y de último toque. Por derecha, el crack que Menotti llevó a Huracán cuando nadie lo conocía: René Houseman. Pura explosión de talento en una temporada impecable. El ‘Loco’ honraba a su apodo y con libertinaje rompía esquemas desde esa banda derecha.

Selección argentina: Menotti terminó por revolucionar el fútbol argentino en el equipo absoluto albiceleste. Con un proyecto que incluía amistosos con selecciones europeas de primer nivel y exclusividad de los futbolistas para la selección, el ‘Flaco’, trabajó sobre el talento del futbolista argentino para proponer una idea de juego. Se preocupó en las formas y enterró malas costumbres que ensuciaban el deporte. Entonces, Argentina empezó a mostrar una nueva dinámica de juego para recuperar y atacar.


Continuó con el 4-1-2-3 que implementó en Huracán. Ubaldo Fillol en el arco; Jorge Olguín por derecha y Alberto Tarantini por izquierda. Luis Galván acompañaba al capitán, Daniel Alberto Pasarella, en la zaga central. Cuatro futbolistas con muy buen juego aéreo y velocidad para defender como sumarse al ataque.

El mediocampo tuvo una de las mejores versiones que se recuerde en Argentina. Américo ‘El Tolo’ Gallego era el cinco de aquel equipo, un emblema de esa posición por su despliegue, inteligencia y agresividad. Delante de él, dos talentos, dos diez distintos: Osvaldo Ardiles, más posicional y de elaboración, con tanto despliegue que hacía sombra en defensa a los rivales, un volante total; por otro lado, Mario Alberto Kempes, goleador del Mundial 1978, que llegaba en paredes o con gambetas., también ayudado por su excelente pegada con izquierda.

En los extremos, Menotti contaba con dos clásicos punteros izquierdos potentes y hábiles: Oscar ‘El Negro’ Ortiz y Daniel Bertoni, por izquierda y derecha, respectivamente. Finalmente, contaba con un nueve completo, que no era referencia fácil para la defensa rival y con movimientos fuera y dentro del área. Un nueve y medio, Leopoldo Jacinto Luque.

Barcelona: Menotti llegó al cuadro blaugrana luego de un mal paso de Udo Lattek, quien no pudo reflejar el “Fútbol Total” al cual necesitaba volver Barcelona. Finalmente, el ‘Flaco’ le dio un estilo de juego también protagonista y aún más dinámico que el de la selección y Huracán, pese a estar una sola temporada. Esta vez utilizó el 3-4-3 y elevó el nivel de presión sobre el rival con un juego casi en su campo.


Sacó el jugo a sus defensores, sobre todo al duro Migueli a quien lo convirtió en líbero con una salida bastante prolija. A los lados, Julio Alberto y Alexanko eran stoppers con posiciones fijas, sin mucha salida en la presión, pues como carrileros contaban con Víctor Muñóz y José Sánchez, ambos de constante ida y vuelta con una alta exigencia física.

En el mediocampo, Perico Alonso y Bernd Schuster hacían las veces de volantes totales, con más desprendimiento del alemán a zona de ataque donde se encontraba con Diego Maradona, el hombre libre del equipo, que rotaba posiciones con Carrasco y Marcos Alonso por todo el ataque, sin ser ninguno de ellos un nueve fijo. En este equipo se vio la figura del falso nueve.

La herencia del 'Flaco'

Menotti llegó con dos propuestas contraculturales en su época. En Argentina, tras el éxito del Estudiantes de Osvaldo Zubeldía, la selección no encontraba un camino que pueda rescatar su identidad de juego o redescubrirla. El ‘Flaco’ llegó y priorizó la esencia de aquellos futbolistas que el mercado albiceleste colocaba en Europa, de los que destacaban con luz propia, pero que no lograban trascender en una selección en crisis. 

Si se podía ser protagonista, ¿por qué acudir al ventajismo que te daban otras "herramientas" que no fuera el juego mismo? Menotti estaba convencido que en Argentina sí había capacidad para jugar un fútbol que proponga al nivel de sus figuras. 

Es esa la principal herencia del menottismo en el fútbol argentino: una identidad basada en el talento, que es la experiencia no entrenada del futbolista. Importar el potrero al fútbol y convertirlo en conocimiento: habilidad para jugar.

Puede encontrarse similitudes no solo tácticas, sino también conceptuales, con lo que hacen 'Pep' Guardiola y Marcelo Bielsa con sus 4-3-3 y 3-4-3, respectivamente, con presión alta, mucho movimiento y priorizando una posesión con amplitud y superioridad. Dos técnicos que, como el 'Flaco', supieron romper el molde y reinventar el juego con un aire fresco en España y Argentina, ahora en Alemania y Francia.

También hay fieles alumnos conceptualistas, como Ángel Cappa y Juan Manuel Lillo, más ‘menottistas’ que Menotti; acaso con un estilo más formativo, que es un aspecto que el ‘Flaco’ no dejaba de lado: la docencia. Enseñar al futbolista a pensar, cuestionar y aprender.

Menotti no inventó la posición de falso '9', la rotación, la presión alta ni la línea de tres, pero sí las implementó en escenarios incrédulos a este fútbol, ausentes de protagonismo. Fue un revolucionario sin seguidores importantes inmediatos, pero con una historia y forma de ver el fútbol que aún hoy siguen vigentes.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com


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