Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comTreinta años atrás el fútbol conoció una nueva forma de expresión de su público. Una tan masiva (hilarante e incomprendida) que puede incluir a las hinchadas de los equipos que se enfrentan: la ola.

 

¿Cuándo empezó el fenómeno? La ola en el deporte no tiene una fecha exacta de creación, pero sí de masificación. El 15 de octubre de 1981, Oakland Athletics enfrentó a New York Yankees por los playoffs de la Liga Americana de la MLB. Aquel tercer encuentro determinó a los Yankees como campeón de la liga y a George Henderson como creador de la ola en la televisión nacional estadounidense (ver video).



¿Quién la trajo al fútbol? Los reyes del “chiquitibum a la bim bom ba”, del “Goya, goya, cachún cachún ra ra” y de las tribuneras “mañanitas” del rey David, así como de la cordialidad al arquero rival con el famoso “pu…”, usted puede completarlo. Es en este país de creatividad tribunera incomprendida  que la ola toma protagonismo y se hace famosa en Mexico 1986. No obstante, en un amistoso entre México y Argentina en 18 de setiembre de 1984, se vio por primera vez una ola en un campo de fútbol: el Estadio Universitario de Monterrey. Treinta años más tarde, la ola no nos ha dejado.

Nos calzamos el traje de Cristobal Colón para contarles que este flashmob recibe el nombre de “ola” no por los horrores ortográficos con background de auquénidos que se han puesto de moda, sino por el efecto que hace al ir de tribuna a tribuna en un estadio. En la previa, el entretiempo e incluso luego del pitazo final si el local salió victorioso. ¿Anotó este dato?
Una pizca coreográfica y listo, tenemos la ola (Foto: AP)
Ahora pase a apuntar los pasos para hacer la ola. En primer lugar, debe buscar al más proactivo de su zona en la tribuna. Un ‘Pecoso’ Ramírez en el antiguo Estadio Nacional, o en la actualidad un ‘Ceja’ Morales de La Blanquirroja. Este individuo coordina con su sector para que el público se siente, patee con la suela el cemento y a la cuenta de tres estire los brazos con tal desvergüenza que la ola empiece a fluir. Una sugerencia, nunca olvide decidir el destino de la ola para que tenga larga vida y no muera contra la corriente.

Las olas suelen ocurrir en medio de los partidos paralizados, así como en aquellos que son tan aburridos que el público tiene que recurrir a un autoservicio de entretenimiento. Una de las mil maneras de pasar dos horas memorables en una tribuna. La ola, pues, es síntoma de que el fútbol ha sido ignorado. Si tu equipo golea y tontea en la cancha, olas; si el partido te duerme porque hay dos equipos amarretes, olas; si no sabes qué haces en el estadio porque no te gusta el fútbol, olas. Una buena salida cuando el juego es lo que menos importa.

Una ola, además, es el único acto en un estadio capaz de unir por las mismas causas a dos hinchadas rivales en Sudamérica. El aburrimiento, desinterés y apatía por el fútbol revolcados en esa marea de masa tribunera que llegó para dar vueltas y vueltas hasta que los de Occidente dicen hasta aquí nomás y las pifias los juzgan porque ir contra la marea nunca será popular.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Foto: AP
Video: Youtube / usuario George Henderson

 

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