Hinchadas argentinas: Pasiones en luto

El fútbol no es causa ni sirve de excusa para fanatismos ni distorsiones mentales, pero se convierte en escenario de la violencia y tragedia con mayor frecuencia. Este año, Argentina tomó medidas que aplacaron, mas no solucionaron, este grave problema.
La violencia dentro del fútbol no es exclusiva del nuevo siglo ni tampoco empezó en los noventa, década de auge de las barras bravas. El fanatismo y la pasión entendidas desde un plano violento tienen sus inicios en la década del treinta.
Según un informe de la ONG argentina Salvemos al Fútbol, hasta la fecha se registra un total de 276 muertes debido a la violencia en el fútbol argentino, siendo los enfrentamientos entre hinchas y frente a la policía los detonantes de la mayoría de las tragedias ocurridas.
Basado en esta lista negra, en 2010, Luis Casabal escribió un informe en La Nación sobre las tragedias más recordadas y simbólicas a partir de su importancia como puntos de inflexión en la historia del fútbol argentino. La lista demostró que la primera muerte registrada por enfrentamiento de barras sucedió en 1982, cuando José Luis Pérez fue asesinado en medio de una violenta gresca entre los hinchas de Temperley y Los Andes. Este caso, como muchos otros, quedó impune.
Fue desde la década del ochenta cuando las barras bravas pasaron a ser el principal motivo de las tragedias que enlutaban al fútbol argentino. Asesinatos organizados por distintas facciones, como una emboscada de barras de Boca a Adrián Scaserra en 1984. Fue así que el fútbol argentino se encontró con un crimen organizado disfrazado de barras, tomando el nombre de barras bravas como excusa nominal para atentar contra la vida de otras facciones similares.
Soluciones a medias
La década de los noventa terminó por acomodar a las barras bravas como una rama del fútbol argentino. No solo la sociedad deportiva, sino también la política y la justicia argentina,aceptaron indirecta y directamente a estas agrupaciones como parte inherente al deporte.
En el ensayo Los medios de comunicación y las representaciones de la violencia deportiva en Argentina, Javier Szlifman señala algunos hechos que son pruebas de la aseveración anterior: “A comienzos de los noventa, tras la muerte de Saturnino Cabrera, el término barras bravas dejaría de aparecer entre comillas en los medios masivos, como una muestra clara de que estos grupos violentos ya estaban incorporados y normalizados por el mundo futbolístico”.
Fue la muerte de Saturnino Cabrera, en un partido entre San Lorenzo y Boca, el detonante para que el gobierno tomara medidas e iniciara un plan de lucha contra la violencia en el deporte en el cual se iniciaron los empadronamientos a las distintas barras para controlar el ingreso de los violentos.
Sin embargo, como señala también Javier Szlifman en su ensayo, la tranquilidad en los estadios tras el derecho de admisión a los violentos era un hecho que resaltaba, pues la violencia ya era parte intrínseca para el medio. Era parte del organismo del fútbol argentino.
Las barras bravas no pasaron a ser importantes solo por ello. Según varios informes, los políticos tenían a sectores de estos grupos violentos como fuerzas de choque o emboscada hacia sus rivales. El nuevo escenario de “trabajo” para los violentos fue la política.
Malas juntas y reformas
Tal como en 1990 la muerte de un hincha en el San Lorenzo - Boca causó distintas medidas para detener esta ola violenta, en este 2013, luego de 23 años, el mismo cotejo dejó dos fallecidos, pero por enfrentamientos internos, post partido, en la barra de Boca. Tras esta nueva tragedia, se prohibió el ingreso de la hinchada visitante durante todo este semestre, medida que ya se había adoptado en el último tramo del Torneo Final 2013 luego de que un hincha de Lanús muriera en las inmediaciones del estadio Ciudad de La Plata, antes de un partido de su club contra Estudiantes.
Esta norma solo detuvo la violencia en los partidos y alrededor de ellos, pues, a partir de ella, se registraron nuevas muertes. Un total de tres por enfrentamiento no solo entre barras rivales, también al interior de las mismas.
Ello llama a reflexionar sobre el nuevo “hincha” que se impone en el violento fútbol argentino: el hincha de la barra. Aquel que no se siente identificado con su equipo, sino con la ideología violenta de la barra brava a la que pertenece. Inclusive, han dejado de lado el objetivo principal, que es ser un soporte para su club, para ser organizaciones con facciones enfrentadas por el poder político y económico.
Es, precisamente, el nacimiento del "Hincha de la Hinchada" uno de los motivos de la violencia entre barras bravas. El interés de los individuos es fortalecer al grupo que los representa, incluso más que al club. Cuando esto ocurre, y las barras pasan a ser más importantes que los equipos, se distorsiona la noción de aliento.
Pruebas de ello no solo se dan con violencia física, sino también en los cánticos que olvidan apoyar al club y celebran actos violentos y la grandeza de las barras en este mundo. Es así que las barras en Argentina pasan de ser admiradas por la organización tribunera y contagian la ideología violenta a quienes las siguen, incluso, desde lejos.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Fotos: losandesunsentimiento.com, ole.com.ar, lacapital.com.ar, larazon.com.ar

Todas las barras bravas son violentas, no quieras generalizar, es mas este año la hinchada de la U fue la mejor del pais, siempre alentando al equipo e incluso pago los sueldos el año pasado, algo unico en el mundo, asi que no compares, en Argentina ya son como familias de la mafia, su equipo es segundo plano, aca no.
Y ademas, hay cientos de rateros y criminales que simplemente se ponen el polo de algun equipo y aprovechan los partidos para hacer sus crimenes, y eso no es problema del futbol, o de las barras bravas, eso es problema de la seguridad ciudadana no existente desde hace ya años que ha convertido a Lima en una zona de guerra.
Hay que ser muy ciego y fanatizado (o creer a rajatabla, como débil mental, lo que dicen en las redes sociales) para pensar que los barristas de alianza son "en menor medida violentos". Hace años que en mi barrio hay dos pandillas que siempre hacen desmanes (¿Asaltar y romper todo califica de violento, no Carlos Chávez?), y ambas dicen ser "barras" del club de los cero puntos. Asà que eso de que "son menos violentos" es un cuento para estúpidos. El otro equipo que menciona también tiene delincuentes entre la gente que va a su estadio, como se vio el año pasado contra Garcilaso. En general ellos suelen ser los menos problemáticos y está bien y hay que resaltarlo. Pero es también porque son poco populares (son pocos en general, y es ser objetivo) y su estadio es pequeño. Cuando hay más gente, como en una final, ahà se ven los problemas
Que sean hinchas, o se disfracen de hinchas, es otra cosa. Pero ahà están.
Coincido en general con la opinión de Piero. Esto es un problema más grande, no involucra a "sólo un club" como algunas autoridades quieren hacer creer para librarse de sus responsabilidades. Allá quien está tan embobado para creerles.
Asimismo, tambien la sociedad en su conjunto alienta que este fenomeno negativoa vaya aumentando. Asà pues, la televisión da trabajo, y bien remunerado, a personajes que antaño fueron delincuentes barristas, de dudosos pasados, y los presentan como grandes lideres de opinión nacional. Viendo ello el mensaje queda claro para los jovenes mas que todo: hacerte barra brava, matar, lesionar, robar los gradua como tales, y luego encima tienen trabajo en la televisión peruana...
Dan pena los que buscan justificar esta violencia