Uruguay 1 - Brasil 3
El partido fue...
EMOTIVO. Por el morbo que rodeó la previa al primer enfrentamiento en Copas del Mundo entre uruguayos y brasileños tras el 'Maracanazo' de 1950, más aún si este era un partido en una instancia de descarte. Y ese morbo se acrecentó cuando en la primera llegada de los charrúas Luis Cubilla la mandó al fondo de la red. Le tocaba a Brasil remar contra la historia, sus temores y el férreo cerco que había levantado Juan Eduardo Hohberg alrededor de Gerson. Pero cuando no aparece el equipo o el conductor en Brasil, lo hacen las figuras para desequilibrar: así lo hizo Clodoaldo para igualar cuando se extinguía el primer tiempo, o cuando tocó tierra 'O' Furacão' Jairzinho con su magia, potencia y capacidad de definición frente al arco. Uruguay batalló, pero arriba careció de variantes; dejó todo a la inspiración y tesón del 'Negro' Cubilla, y cuando buscó la heroica, apareció Roberto Rivelino para liquidar el partido y sellar el boleto rumbo a la final en el Azteca.
La Ficha
El Capo: Sopló los fantasmas
Jairzinho fue autor de un golazo, otro más de su firma en esta Copa del Mundo, para darle tranquilidad a un Brasil que, pese a dominar el juego, veía sombras cuando una camiseta celeste se aproximaba al área. Es un jugador de toda la cancha, pues no solo desequilibró todo el partido por el sector derecho del ataque, llevando y trayendo hacia sí a Juan Martín Mujica cuantas veces tuvo la oportunidad; además de eso, a los 78' se apoyó como '8', combinó como '10' con Pelé, volvió a ser '7' picando al vacío, recibiendo un pase de Gerson y superando a su marca y definió como '9' con sutileza ante la salida de Mazurkiewicz. 'O' Furacão' desapareció los viejos fantasmas de hace dos décadas apenas con un soplido.
Kazuki Ito: En la mandíbula
Discreta labor de la terna comandada por el español José María Ortíz de Mendíbil, pues dejó pegar en exceso. Se sabía que brasileños y uruguayos no se prodigan cariño en el fútbol y que el partido sería áspero, pero ambos bandos confundieron rudeza con mala intención. Abundaron las patadas sin balón, las pérdidas de tiempo, los empujones y hasta un codazo de Pelé en la mandíbula de Dagoberto Fontes, quien no dejó irse limpio a 'O'Rei' y al tiempo que recibía el impacto, dejó el cariño de sus tapones en el tobillo del nacido en Três Corações. Lo curioso es que el vizcaíno no mostró alguna de las nuevas amarillas a ninguno de los dos futbolistas.
Composición Fotográfica: Víctor Sierra / DeChalaca.com