Rusia - República Checa: El placer de un ruso
El capo: Arsha'win'
Con algo de injusticia, esta distinción no será para Alan Dzagoev, que claramente hizo todos los méritos (un doblete ni más decirlo) para ser el mejor del partido. Sin embargo, el liderazgo de Andrey Arshavin merece palabras mayores. Extraordinario conductor de juego engranado en un equipo que tiene la idea clara de Dick Advocaat. Al del Arsenal solo le faltó el gol, pero por todo lo que hizo es definitivamente el capo.
La clave: Virtud y experiencia
La dinámica del cuadro ruso merece una mención aparte. Dick Advocaat apostó por un 4-2-3-1, que de rato en rato se transformó en 4-3-3, con Zhirkov como falso lateral izquierdo y una troika de delanteros formada por Dzagoev, Arshavin y Kerzhakov, todos ellos con la experiencia obtenida tras temporadas de ser algo así como un candidato sin consolidación. Otra de las razones, ésta más puntual para fundamentar el triunfo ruso, fue la lentitud de la oncena checa, que probablemente esperó algún destello de Rosicky o una individual de Pilar.
La calamidad: ¡Qué sacudón!
No resultó jalado en la ficha, pero lo de Kerzhakov fue para crucificarlo, errando la posibilidad de ampliar la cuenta hasta en cuatro oportunidades con sendos mano a mano ante Cech. Dentro de los menos afortunados en este partido parten como principales sentenciados los defensores de República Checa, Sivok y Hubnik, que nunca le encontraron la pista al tridente ofensivo. Con la misma suerte corrieron Plasil y Jiracek, este último con más ímpetu para atacar cuando originalmente fue volante de contención.
La joyita: Pavlyto clavó...
Había que darle paso al que sabe, y Roman Pavlyuchenko en el área es tan letal como una bomba nuclear. Sobre los 81', ya con la tranquilidad del tercer gol ruso por obra de Dzagoev, el '14' de Rusia incursionó por izquierda, se sacó a sus marcadores y luego desenfundó un misil con derecha para lograr el definitivo 4-1.
El duelo: Quedó checo el costado
Al principio se habló de Theodore Gebre Selassie y su parentesco, solo por el apellido, con el famoso atleta etíope, y si bien algo desde lo individual pudo mostrar, nunca fue rival para Andrey Arshavin que se paseó por esa zona. En el otro costado, Alan Dzagoev anotó por partida doble luego de tanta libertad que se le presentó por el lado de Michael Kadlec. Por los checos en ofensiva, lo de Milan Baros pasó inadvertido, porque además de no estar en su mejor momento, fue neutralizado por Sergei Ignashevich.
El cambiazo: Punta Roman
Uno tuvo mejor respuesta que el otro al final. Cuando ingresó Tomas Hubschman, hubo orden en la oncena checa, por lo menos mientras duró la reacción; sin embargo, el cambio fundamental resultó siendo el de Roman Pavlyuchenko por Aleksandr Kerzhakov sobre los 72', pues le dio mayor potencia al ataque en el poco tiempo que estuvo en el área checa.
La frase: Dominado
Michal Bílek, entrenador de República Checa: "Hemos tenido problemas con las combinaciones rusas. Nuestro rival ha tenido muchas ocasiones de gol. Ha sido casi imposible quitarle el balón." Es la manera de admitir la superioridad del cuadro ruso, que de ahora en adelante, ya se ganó, o confirmó si lo desean, el rótulo de candidato.
Kazuki Ito: Tarjeta de paz
Howard Webb puede ser santo o villano, pero cuando tiene partidos acertados nadie le puede discutir algo. Hubo polémica pasajera en el primer gol, pero en líneas generales, fue un arbitraje aceptable de Webb y su terna. Incluso, para valorar más su actuación, no necesitó recurrir a las tarjetas. Cifras en blanco bajo ese aspecto.
Fotos: AP
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