La bitácora de la Euro 2012 se estrena con una reflexión entre la Grecia que se aleja de la Eurozona y la que reivindica la Eurocopa.

 

Dimitris Salpingidis está a punto de estallar de júbilo luego de conseguir el empate para Grecia (Foto: AFP)Estos días son dificilísimos en Grecia. El inminente triunfo electoral de la oposición el siguiente fin de semana hará que, muy probablemente, el país comience su proceso formal de salida de la Eurozona -coloquialmente bautizado como Grexit- luego de la catástrofe económica que ha devenido en la solicitud de un paquete de rescate para el país. El euro no funcionará más en Grecia y esta será una pequeña paria económica en el Viejo Continente.

Contradictoriamente, sobre la cancha, la palabra "euro" para Grecia solo significa cosas buenas a esta hora. Porque con la misma propuesta de hace ocho años, criticada por rácana y avara, el fútbol helénico sigue sabiendo dar la hora en una circunstancia magna como el inicio de la Eurocopa.

Grecia no juega bonito, pero emociona; Grecia ratonea más que nadie, pero arriba pega y pega bien. Se planta frente a un anfitrión ensimismado por la mejor generación que tiene en décadas y, con todo en contra, le hace partido y silencia inauguraciones. Lo hizo en 2004 con el Portugal del mejor Ronaldo y lo ratifica este 2012 con la Polonia de Lewandowski. Con un sajón de aquellos como Rehagel en el banco o un latino de los nuestros como el. portugués Fernando Santos. Igualito.

Y lo más notable es que lo hace con la misma gente. Logra que mientras a República Checa se la vea desfasada y agotada con los Rosicky y los Baros, a su camiseta le salga brillo cuando la lucen los Karagounis y los Katsouranis. Que el recurso del pelotazo largo a Gekas, que la barrida ulterior de Torosidis sean armas no de emergencia, sino temibles. Y que siempre haya un héroe con alas de protagonista mitológico: ayer Charisteas, hoy Salpingidis. Unito, como en los poemas homéricos.

Por todo eso, Grecia está de moda. Mientras sus políticos tienen la estabilidad económica de Europa en vilo con sus desaguisados, sus futbolistas le lavan la cara ante los ojos del mundo. Eureka por eso.

Foto: AFP

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