El pasado domingo pisó el verde de Viena un mítico en la deslucida escuadra austríaca y le lavó la cara en el segundo tiempo. Vida y obra de un viejo zorro: Ivica Vastic.

Foto: DPA

Ivica Vastic (derecha) sale lamentándose del campo luego de la derrota austriaca ante su país natal, Croacia (Foto: DPA)Treinta y ocho años después de nacer en Split, Croacia, Ivica Vastic tuvo la inmejorable chance de demostrarse más austríaco que nunca al enfrentar a la selección del país que lo trajo al mundo. El experimentado volante ingresó en el complemento del debut de Austria para inyectarle frescura y dinamismo al mediocampo local. Sí, un hombre de 38 años, para darles una cátedra a los diez ingenuos muchachos que completaban la oncena de Hickersberger. Y es que, en el segundo tiempo, Austria se fue encima de una Croacia pasiva, contenta con la temprana ventaja de Modric.

Vastic se inició en el fútbol hace casi 20 años en el RNK Split de su ciudad natal. Sin embargo, en 1991 pasó a jugar en el First Vienna del país que defendería para siempre. Tuvo un paso hiperfugaz por el Duisburgo alemán para luego asentarse permanentemente en el Sturm Graz desde 1994 hasta 2002. Luego pasó por el fútbol japonés, en el Nagoya Grampus Eight, y volvió a Austria para jugar en el Austria Viena y, desde 2005, ir quemando sus últimos cartuchos en el modesto LASK Linz, al cual ayudó a ascender al primer nivel de la Bundesliga austríaca.

Vastic con la camiseta del LASK (Foto: lask.at)A Vastic se le recuerda todavía por su participación en el Mundial Francia '98, torneo en el cual compartió el gramado con los míticos ‘Tony’ Polster y Andreas Herzog. Por si la memoria hubiese ya borrado aquella noche francesa, Vastic le anotó el empate a Chile en el partido que los alpinos empataron a uno con los mapochinos. Con el Sturm Graz anotó 124 goles en 250 partidos y condujo al equipo a dos campeonatos de liga consecutivos en 1998 y 1999 y a tres copas austríacas en la década pasada.

La convocatoria de Vastic grafica perfectamente el presente de la selección anfitriona. Consciente de las limitaciones que ofrecen sus opciones más jóvenes, Josef Hickersberger optó a última hora por sacar de sus cuarteles de invierno al último de la camada de jugadores presentables a nivel continental. Sin jugar por la selección desde mediados de 2005, Vastic encontró su apellido impreso en la nómina en un momento extraño, mientras juega sus últimos minutos como profesional en el LASK Linz. En Austria nunca han existido muchos sabios que se calcen chimpunes. Quizás Vastic sea el último de aquellos pocos. Y es que en los Alpes lo saben bien: más sabe Vastic por viejo que por sabio.

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