Descansar no es dormirse
Ya pensando en Italia, y apelando a su suplencia, España alcanzó el puntaje ideal volteando el partido a los griegos en los minutos finales. El encuentro, que amenazaba convertirse en el más aburrido del torneo, mejoró en la segunda mitad con el repunte español. El 1-2 dejó a Grecia como el único campeón vigente de la historia sin sumar puntos en la Euro.
Fotos: EMPICS
Hay días en que el fútbol se empeña en perder hinchas. Es decir: se jugaban los primeros 40 minutos del partido entre España y Grecia. No habían pasado ni 20 horas de la catástrofe en Montevideo y, al menos, uno esperaba que la resaca de tanto sufrimiento encontrara algún calmante pasajero en el primermundismo futbolístico.
Pero ni españoles ni griegos se habían despertado con humor de levantar ánimos ajenos. Veintidós entes deambulaban en Salzburgo sin nada interesante que ofrecer. Ni una sola emoción, ni un solo drama, nada. Hasta que, providencialmente, y sin explicación racional alguna, llegó un cabezazo de Charisteas que puso el 1-0 parcial y la cosa mejoró. No demasiado, pero algo.
PARA DARSE VOLTERETAS
Tres disparos de lejos. Eso fue lo que dejó España en el primer tiempo. Todos de Xabi Alonso, todos desviados. Es cierto que la selección de Aragonés estaba con la cabeza en los cuartos de final, pero la mayoría de los que hoy pisaron la cancha difícilmente estarán ante Italia. Por eso resultó sorprendente, y hasta pasmosa, su apatía en los primeros 40’.
Tuvo que llegar el gol griego para que la ‘Furia B' abandonara la desidia y se diera cuenta de que hay un prestigio que no puede dilapidar. Y que alcanzar el puntaje ideal es un aliciente adicional para sostener candidaturas a objetivos mayores. No necesitó de mucho esfuerzo para remontar el marcador. El triunfo llegó sobre el final, es cierto, pero más por inercia que por méritos particulares. De la Red y Güiza no tuvieron que apelar más que a la camiseta. Una camiseta que el domingo está obligada a sumar en historia.
ÚLTIMO CAMPEÓN, CAMPEÓN ÚLTIMO
Si en 2004 hizo historia, en este 2008 Grecia no podía hacer menos. Aunque al revés. Involuntariamente, la selección de Rehhagel ingresará a los libros como el único campeón de la Euro que no pudo sumar puntos en la siguiente competición continental. Sin las cualidades ni el pragmatismo de hace cuatro años, los griegos fueron las más débiles comparsas del actual certamen.
“Aquello fue un milagro”, llegó a decir el técnico alemán en referencia al título en Portugal. Unos dicen que Grecia se quedó en la fiesta y no sembró raíces, por lo que quedó inmediatamente marginado del Mundial alemán y hoy eliminado de la Euro en un indecoroso último lugar. Otros señalan que el proyecto de Rehhagel es coherente, que la gloria en 2004 no fue planeada, y que los griegos tienen argumentos para salir adelante como el equipo chico que son.
Lo cierto es que aquel campeonato de 2004 resulta cada vez más lejano y añorado. Casi helénico, podría decirse.
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