Bastó un ballackzo
Entre dos vecinos casi hermanos, se impuso la fuerza del mayor para hacer llorar al más pequeño. Michael Ballack, de un solo puntillazo vía tiro libre, hizo romper en llanto a la afición austriaca. El 0-1 sobre los coanfitriones condujo a Alemania a los cuartos de final, en los que tendrá que vérselas nada menos que contra el entonado Portugal.
Fotos: EMPICS
Cuando no se tiene armas con qué ganar, se recurre a las ganas. Eso fue lo que puso Austria durante el encuentro y en la mayor parte del torneo; sin grandes nombres pero con muchas ganas de exhibirse ante su hinchada, luchando por no ser un anfitrión más que pasó sin gloria. Hoy lanzó a la cancha una formación bastante arriesgada para enfrentar a su sombra, con el inexperimentado Erwin Hoffer como único punta, una espada con muy poco filo para el escudo germano.
Alemania, por
su parte, sintiéndose superior y bastándole un punto para clasificar, esperó
para dar el zarpazo, confiada en el peso de la historia y en las diferencias de
presupuestos. Los del Rhin salieron con una disposición cuidadosa a pesar de su
nominal 4-rombo-2. Ballack anduvo demasiado retrasado, Podolski fue puro empeño
por el lado izquierdo e insistió con dos delanteros que aún no saben jugar
juntos (Gomez y Klose). En cambio, no regaló en defensa, donde Fritz y Frings
funcionaron como un tándem robando pelotas en la mitad del terreno.
COMO CAÍN Y ABEL
Los
germanos, con la autoridad del hermano mayor, hicieron sentir su histórica divisa.
Austria, con la angustia en la garganta, empezó a faltarle el respeto e intentó
empujar hacia adelante, y logró asustar al gigante blanco. No se veía reacción
de parte de los germanos, ni ante los ataques austriacos ni ante la acalorada
discusión entre los directores técnicos Hickersberger y Low, que les valió a
ambos irse expulsados en el minuto 41.
Pero Alemania sabía que las aguas volverían a sus cauces con el aquietar el balón en el medio campo y con esperar la recuperación de Michael Ballack. Se cansó de jugar el juego austríaco en la segunda mitad y cayó en la cuenta de que no estaba jugando ante Croacia.Y a los 49’ decidió dar el golpazo de muerte a su hermano menor, cual Caín con Abel.
El verdugo
fue Ballack, y le bastó hacer lo que sabe. Un tiro libre bien pateado con
calidad y potencia, inatajable para el
golero Mächo, que decidió al segundo clasificado en el Grupo B.
POR LA PUERTA TRASERA
Austria, herida, quiso -pero ya sin fuerzas- intentar alguna reacción. El público vienés entendía que en ese fatídico 49’ todo se había consumado: su selección se veía obligada a salir por la puerta de servicio del campeonato del cual eran patrones pero que han dejado hipotecado a un tacaño fútbol vestido de blanco y negro.
El 0-1 pone fin al paso de los rojos del Danubio por la Euro y más bien otorga una nueva chance a los germanos para demostrar que aún son potencia mundial. Un rival de fuste se les cruza en el camino: Portugal. Tiempo de desempolvar añejos linajes.
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