Foto: EMPICS

Como en Francia '98, Croacia dio el batacazo y le ganó a Alemania. Un excelso despliegue de los dirigidos por Slaven Bilic -que le ganó el duelo táctico a su colega Joachim Low- fue la base de la victoria 2-1 para un equipo que lució lo justo y puso un pie en cuartos de final. Srna fue la gran figura de una jornada memorable para los vatreni.

La ficha del partido

¿Qué curiosidades históricas ofrece el cotejo entre Croacia y Alemania?

Fotos: EMPICS

Bilic estuvo en el campo aquella noche de cuartos de final en Lyon. En el césped del Gerland, hizo trío en el fondo con Igor Stimac y Dario Simic, quien hoy aún está en la selección croata y lo acompañó en el banco de suplentes.

Es claro que esta Alemania es más veloz y contundente que aquel equipo de Berti Vogts. La inclusión de Podolski por el lado izquierdo le ha dado explosión y compañía a Ballack, como sucedió contra Polonia. Pero cuando le leen el esquema, le pueden hacer daño; cuando le miden el partido y el rival encuentra la vía para explotar las consabidas carencias de su zaga central. El concurso de Rakitic fue clave en el lado izquierdo croata. Aquí supera a Ballack (Foto: EMPICS)Porque Metzelder y Mertesacker no tienen cómo quitarse de encima el estigma de que echan raíces sobre el campo -una forma educada de evitar decirles troncos-. Y así lo mató Croacia.


EL AJEDREZ VATRENI

A los croatas les dicen vatreni por fieros y en Klagenfurt hicieron honor a ese apelativo. No tuvieron la posesión mayoritaria del balón, pero vaya si supieron manipular a Alemania entregándole el campo. El acierto clave de Bilic se llamó Ivan Rakitic: el hombre del Schalke 04 fue el único cambio respecto del debut ante Austria, porque con su incursión se podía concentrar al lado derecho alemán en funciones defensivas. Con los constantes desbordes de Lahm en ese carril, Low coloca a Clemens Fritz para sopesar y tirar hacia la izquierda, con el mencionado concurso de Podolski, el peso ofensivo germano; sin embargo, con Rakitic haciendo el ida y vuelta, lo de Alemania por allí estaba neutralizado.

Podolski marcó así el descuento germano (Foto: EMPICS)En el lado opuesto ocurría algo simétrico. Srna, con un ida y vuelta conmovedor -hasta el punto que dejó el campo tras jugar sentido varios minutos-, se hizo figura no solo por su oportuna aparición para el tanto de apertura, sino porque aprovechó los claros dejados por las corridas de Podolski y, sobre todo, la oscura tarde de Marcell Jansen. El carrilero del Bayern desesperó con su desubicación a tal punto que Low lo sustituyó por Odonkor para el segundo tiempo, con lo que Fritz pasó a cubrir el lado derecho.

Ello, por cierto, no hizo más que ahondar los riesgos en el fondo. Porque Croacia tenia el partido leidísimo: había que ir a los lados. A tal punto que hasta cuando Kranjcar, el enlace entre el centro y el único punta (Olic), ingresaba apilando rivales, lanzaba el balón hacia los lados para que Srna o Rakitic dieran rienda a la movida clave en el tablero: tirar centros rasos para aprovechar el carácter rústico de Metzelder y Mertesacker. Había sucedido en el tanto de apertura y ocurrió también en el segundo, cuando un remate al poste de Srna dejó un rebote que Olic, cazabolas como él solo, aprovechó con un suave toque de zurda.


LOS FANTASMAS SE DIVIERTEN

A esas alturas, los fantasmas de Lyon estaban más vivos que nunca y el potencial peligro de un nuevo 3-0 estaba cerca. Lo denotaba el asustado rostro de Lehmann, que no entendia cómo un equipo sin una gran figura y que ni siquiera manejaba el balón lo estaba pasando por encima en el score. Porque el juego transcurría más tiempo en el campo croata, pero las ocasiones estaban en el arco alemán.

Srna, la gran figura del campo, es trabado por Frings (Foto: EMPICS)Sin embargo, apareció Podolski con una nueva volea, tras pivoteo de Ballack, para poner el descuento. Pero ya era bastante. El fondo croata, sin que ninguno luciera más que otro -quizá el recio Corluka en su agresiva marca a Podolski-, estaba siempre oportuno a despejar lo que viniera, además de que Pletikosa estaba certero en sus respuestas. Ni Odonkor, ni Kuranyi -Low lo tiró al campo demasiado tarde- lograron romper el cerco. La desesperación llegó al también ingresante Schweinsteiger, que vio la roja innecesariamente sobre el final.

Esta Croacia no es la de 1998, empezando por que no tiene figuras descollantes como Prosinecki, Boban o Suker. Aunque sí ha heredado de esa pléyade, a diferencia de los equipos que lucieron la camiseta de los cuadraditos rojos en la última década, la fiereza; la tenacidad por morder y conseguir un resultado. Esa que le faltó, por ejemplo, para no quedar eliminado en primera ronda de los mundiales de 2002 ante Ecuador y de 2006 ante Australia. Y que también estudia y lee rivales, como esta Alemania que sigue siendo candidata para ganar la Euro, pero a la que en Klagenfurt le dieron una estocada que puede ser vital: esa que les alerta a todos qué zonas son claves para hacerle daño.

 
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