No se hizo Bilic
Ante Austria, un timorato anfitrión, Croacia ganó el primer encuentro del Grupo B de la Eurocopa. Un gol de penal anotado a los 4' del primer tiempo por Luka Modric fue suficiente para sentenciar un encuentro que, sin ser un pasaporte al aburrimiento, dejó algunas deudas para ser saldadas en las siguientes presentaciones del equipo dirigido por Slaven Bilic.
Vastic: Un viejo austriaco de origen croata
¿Croacia ya había ganado en Viena?
Fotos: EMPICS
Cuando apareció Croacia en la escena del fútbol mundial, allá por el lejano 1998 durante el Mundial de Francia, los Jarni, Suker y Boban eran estandartes de un fútbol fresco y alegre. En ese Mundial, el novel equipo croata tuvo muchos adeptos, justamente por no ser un equipo favorito, sino por ser siempre el "tapado" de la competencia.
Como jugando, han pasado ya diez años, y ya no están los jugadores antes mencionados. hora hay otros protagonistas como Srna, Olic, Modric, los Kovac, y un entrenador, Slaven Bilic, que comparte su tiempo de entrenador con músico de una banda de rock en Zagreb -basta decir que la canción de la selección fue compuesta por Bilic y su banda-. El halo de frescura en el equipo de los balcanes se mantiene como sello indeleble. Y tuvo este domingo su debut en el torneo disputado entre Austria y Suiza.
CON LO JUSTO
Al frente estaba un limitado cuadro local, de los anfitriones más pobres en la historia del torneo. Ni siquiera el apoyo incondicional de tres tribunas llenas de austriacos del estadio Ernst-Happel de Viena, fueron suficiente acicate para plasmar algún esbozo de juego en conjunto.
Por su parte, empujado por una sola tribuna embanderada, Croacia empezó a hilvanar jugadas desde el primer minuto de juego. En los primeros tres minutos hubo dos ataques de peligro en el área austriaca. En la siguiente jugada Aufhauser derribó en el área a Modric. Penal para Croacia. El mismo Modric lo pateó y se fue a celebrar.
Luego vinieron constantes ataques de los vatreni en búsqueda de ampliar el marcador, mediante cambios de frente constante durante todo el primer tiempo. Sin embargo, Croacia iba apagando las luces -quizá, dada la tenue resistencia, ya pensando en Alemania- a medida de que pasaban los minutos. Las escasas posibilidades del equipo local eran conjuradas por el experimentado portero Stipe Pletikosa. Jürgen Macho, el portero austriaco, sufría sin descanso los embates croatas, pues la línea de tres defensores era más que una solución, un problema mayor: rústicos hasta el tuétano, limitados y torpes para las coberturas y la marcación.
SIN DESPEINARSE
El segundo tiempo fue bastante similar al primero, con la salvedad que Austria buscaba sin orden pero con amor propio conseguir el empate. El ingreso de Vastic (nacido en Croacia, curiosamente) fue un envión para el desordenado equipo austriaco. Aunque en equipos con diferencias tan marcadas como el croata y el austriaco, las buenas intenciones y deseos quedan ahogadas en la primera línea de volantes del equipo contrario.
Croacia siguió manejando el encuentro a su voluntad. Nunca sufrió más de la cuenta, salvo un cabezazo de Vastic y un tiro cruzado de Korkmaz. Pasando mínimos sobresaltos, se llevó los primeros tres puntos del Grupo B. Aunque en el balance final pueda decirse que el equipo croata fue mezquino y se limitó a ganar con la ley del mínimo esfuerzo, con eso bastaba y sobraba.
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